En noviembre de 1901, un grupo de emprendedores que integraban la Compañía Introductora de Buenos Aires comenzó su actividad, tal como lo indica el nombre, con importaciones de todo tipo. Al poco tiempo, alrededor de diez años, empezaron con el negocio salinero, y comenzaron a forjar “Dos Anclas”, una marca que frecuenta usualmente la mesa de los argentinos.
Con 120 años de historia cumplidos, la sal es el negocio principal de la compañía, aunque hay una apuesta por la diversificación hacia otros productos. Así lo aseguró Walter Ferro, gerente general de la compañía, en una charla con Los Andes. Además, habló de su estrecho vínculo con Mendoza, de donde provienen sus aceites de oliva y acetos.
- ¿Cómo se hace para llegar a 120 años de continuidad con una empresa?
- La compañía siempre fue pujando para su crecimiento e innovando. Desde finales del siglo pasado y comienzos de este, se tomó la decisión de ampliar la cartera de productos y la oferta para los consumidores. Esto hizo que un negocio centenario fuera creciendo.
Siempre nos basamos en que la gente valore nuestros productos y su calidad. Trabajamos mucho en los procesos y la incorporación de normas de calidad, lo que nos ha permitido que el negocio sea sólido para sortear las complicaciones que ha tenido el país en sus diferentes etapas históricas.
El secreto está en haber sido una empresa que apostó por los procesos, por no fallarle a la gente. Eso nos permitió que la marca se afiance y perdure en el tiempo.
El consumidor sabe que si compra Dos Anclas compra un producto de calidad. Tratamos de vender un buen servicio, un packaging que permita que el producto se mantenga lo más inalterado posible, entre otras cosas. Cuando alguien va y abre algo de la empresa sabe que no lo vamos a defraudar, por eso llevamos tanto tiempo en el negocio.
Ahora estamos intentando que esa visión que tiene el consumidor sobre los productos salineros, la traslade al resto de nuestras líneas de productos.
- ¿Con qué han diversificado su oferta?
- Desde la década del ‘90 comenzamos con una línea de especias y hoy tenemos más de 20 productos inscriptos en esta categoría. También tenemos más de 10 en repostería y seguimos por la línea de darle sabor a las comidas con vinagres y acetos. A eso se le puede sumar jugo de limón, aderezo light, salsa de soja -un producto con el que estamos liderando la categoría-. Lo último que incorporamos ha sido una línea de salsas con más de 14 variedades. Es una categoría que ha sido muy bien recibida por el consumidor. Si bien el segmento ha estado muy desarrollado en el mundo, en Argentina no había sido muy explotado. Nos sentimos precursores en esa línea.
Estamos yendo hacia una amplia diversificación para que no nos vean como solo una empresa de sal, aunque sigue siendo el negocio de la compañía.
- ¿Cómo ha sido la actividad de la empresa durante la pandemia?
- Al ser considerados esenciales, nunca detuvimos la actividad. Tuvimos que adaptar un montón de protocolos para bajar el riesgo y funcionó muy bien. Por supuesto hubo limitaciones, como los costos extra, problemas logísticos con los que hubo que lidiar y tuvimos que trabajar mucho con nuestra gente para minimizar el impacto.
En cuanto a la venta, el primer mes explotó por la incertidumbre y el acopio que se dio en los consumidores. Después se tranquilizó un poco. Sí notamos un leve aumento de consumo, porque la gente estaba más en su casa, pero luego se normalizó y con las aperturas, los volúmenes tendieron a ser lo que eran antes.
- ¿Qué porción del mercado de Dos Anclas se lleva Mendoza?
- Algo que no mencioné anteriormente es la línea de aceite de oliva que tenemos en San Rafael. Es algo que nos tiene muy contentos. En la provincia, hablando en términos deportivos, siempre fuimos locales. Nos ha ido muy bien con el público mendocino y todos nuestros productos están en Mendoza, nos sentimos muy cómodos.
- ¿Qué otras conexiones de negocio tienen con Mendoza?
- En todo lo que es vinagre la compra de materia prima se hace prácticamente toda en la provincia, tanto el alcohol como el vino y las manzanas que se procesan en Mendoza. También tenemos el envasador radicado en Guaymallén. Tenemos mucha relación con la provincia.
- ¿Qué atributos de la provincia los llevó a entablar esta relación?
- En Mendoza hay empresas con las que trabajamos desde hace casi veinte años con los aceites y vinagres. Eso te da la pauta de que estamos muy bien allí y la idea es poder seguir trabajando mucho más en la provincia en el futuro.
- ¿Cuál es la proyección de la empresa para los próximos años?
- Queremos seguir aprovechando que tenemos una marca que nos permite seguir expandiendo las líneas. Tenemos un par de proyectos, de los que todavía no podemos adelantar mucho, pero ampliarían los productos que hay hoy en día. Un tema en el que queremos trabajar es en ampliar las exportaciones. Tenemos envíos a Uruguay y Paraguay, pero el plan de negocios implica llegar a otros destinos de Latinoamérica, afianzarnos en Estados Unidos y ampliarnos en ese mercado.
- ¿Qué tan fuerte es Argentina en el mercado salinero mundial?
- Es un tema complejo. La sal es un producto muy económico y donde le sumas los costos de fletes se hace un poco difícil ingresar, por eso, las exportaciones son a países cercanos como los que mencionamos que no cuentan con salinas propias.
En el caso de los aderezos, son productos abundantes en los mercados internacionales, pero Argentina se distingue por ser un país productor de alimentos y esa puede ser la puerta para poder llegar al exterior. No hay ventajas competitivas muy marcadas que se puedan mencionar, pero creemos que con la calidad de los productos podemos crecer.
- En el mercado hay una diversidad de sales que se han puesto de moda, ¿existe realmente una diferencia con la sal tradicional?
- La sal marina es prácticamente igual a la sal de mesa que consumimos en el país. Si la analizas, hay una diferencia de un punto porcentual en la composición del cloruro de sodio, con lo cual, estamos ante el mismo producto. La verdad, la gente que maneja este producto ha hecho un trabajo de mercadotecnia bueno y ha instalado en el consumidor que es mejor, pero no es así.
En lo que nosotros estamos trabajando es en un producto para esa gente que necesita una dieta reducida en sodio. En ese sentido, tenemos una sal light que tiene un 66% menos de sodio y estamos incursionando en una que llamamos “-33″, una sal reducida en sodio naturalmente.