Vinos: ¿Se puede innovar en este contexto?

Lo tradicional afecta la capacidad de las bodegas de mirar afuera de la burbuja. Qué dice el informe del Centro de Estudios Económicos de Bodegas de Argentina.

Vinos: ¿Se puede innovar en este contexto?
Hace casi una década comenzó una discusión tanto en la academia como en el ámbito empresarial sobre la necesidad de basar el éxito del negocio vitivinícola en activos más livianos.

Durante la presentación del informe del Centro de Estudios Económicos de Bodegas de Argentina y Banco Supervielle, titulado “El complejo camino de la vitivinicultura argentina en su presencia internacional”, entre tantas malas noticias quedó flotando la pregunta sobre la innovación y qué significa eso para las bodegas.

Mientras que para la mayoría de las empresas la innovación venía de la mano de los “fierros”, es decir, de la inversión en capital de trabajo y activos fijos, el reporte daba la impresión de expresar otra cosa. Durante la presentación se mostró que la caída en la facturación de las bodegas de vino argentino en el último año, que cerró en mayo, ha sido notablemente elevada en comparación con las últimas dos décadas. La recesión de la economía argentina, un mercado internacional en contracción y la falta de competitividad de los vinos argentinos son las principales causas de este desplome.

“La facturación del sector medida a nivel de bodegas es la más baja de los últimos 15 años”, sostuvo Javier Merino, quien estuvo a cargo del estudio. Pero durante la charla ante varios bodegueros y referentes de la industria se dejó claro que ha llegado el tiempo de cambiar.

“Hace casi una década comenzó una discusión tanto en la academia como en el ámbito empresarial sobre la necesidad de basar el éxito del negocio vitivinícola en activos más livianos. Con el avance de las tecnologías y, en especial, con la aparición de una revolución de modelos de negocios disruptivos basados en gran medida en la innovación, ha aumentado considerablemente la introducción de nuevas metodologías que potencian los activos intangibles para generar ventajas diferenciales”, indicó.

No es extraño pensar que en una industria madura y tan tradicional como la vitivinícola sea difícil generar cambios que permitan la innovación. ¿Pero la inteligencia artificial no es algo que llegó para quedarse y, en este sentido, no permitirá en un futuro muy cercano desarrollar vinos sin tanta intervención del ser humano? No sea que la cultura de lo artesanal nos deje fuera del mercado, con nuevos consumidores que aprecian otros atributos en las marcas, como es el caso de la sustentabilidad, los productos con propósito, y el desarrollo del marketing digital en serio, como una nueva forma de comunicación, que llegaron para quedarse.

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