El Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), estimó que los costos de producción este año se han incrementado en un 35%, por lo que para que los productores puedan alcanzar el equilibrio hacia diciembre, los precios de los genéricos deberían incrementarse entre 8% y 13% mensual.
Las estimaciones del Observatorio para los dos modelos analizados, productor de vino tinto genérico y de blanco genérico, muestran una situación de rentabilidad negativa para ambos escenarios.
Si bien se observa una recuperación en ingresos debido a incrementos en los precios del vino, se debe destacar que los productores se encuentran aún lejos de alcanzar el equilibrio, requiriendo mayor precio o productividad para lograrlo.
En el caso del productor de vino tinto genérico, se requiere un precio de $ 21,80 por litro o bien un rendimiento por hectárea de 264 quintales para alcanzar el equilibrio (13% mensual), y para el vino blanco genérico, el precio de equilibrio se estima en $ 17,16 por litro o un rendimiento de 284 quintales por hectárea (8% mensual desde agosto y hasta diciembre de 2020).
Desde Acovi, Nicolás Vicchi, subgerente dijo que, “si bien la problemática de la producción primaria requiere un abordaje desde diversos ángulos, resulta prioritario en la actualidad trabajar en herramientas que permitan continuar con la recomposición de los precios pagados al productor primario”. “En este sentido, creemos que se debe avanzar en mecanismos que permitan la potenciación de la demanda, la diversificación de la oferta y la integración de la cadena productiva”, agregó.
Además, destacó que se deben garantizar los incrementos en góndola, de forma acorde a las variaciones del poder adquisitivo del consumidor, de manera de contribuir a la sostenibilidad del precio pagado al productor.
“La Ley recientemente aprobada de creación del Banco de Vinos se plantea como una alternativa que permitiría el control de los stocks vínicos evitando excesos de oferta que impacten negativamente en precios”, indicó y agregó que “se considera muy importante avanzar nuevos acuerdos internacionales que permitan incrementar el flujo exportado, lo cual se traducirá en una mayor demanda de vinos que impactaría positivamente en el precio”. “Esto debe ser acompañado por un contexto cambiario favorable, con un tipo de cambio real competitivo y sostenible”, indicó.
Finalmente, consideró que se debe promover el consumo interno del vino, “consumo responsable”, y evitar que la recuperación actual se deba a un efecto meramente pandémico. En este sentido, señaló que es importante insistir en el tema del financiamiento y otorgar incentivos a la producción, para mejorar su calidad y cantidad, impulsando la mecanización en la producción primaria.
Rendimientos de la cosecha 2020
Según datos de INV, en la cosecha 2020 los rendimientos han resultado muy inferiores a los estimados en el estudio de Acovi como necesarios para alcanzar el equilibrio a los precios actuales. Para ilustrar lo planteado, se puede mencionar el caso de la variedad Bonarda con un rendimiento de 117 quintales por hectárea o bien de la uva Pedro Giménez que tuvo un rendimiento de 96 quintales por hectárea en 2020. A su vez, estos valores representan una disminución respecto del rendimiento alcanzado en 2019.
Estos datos permiten contrastar la necesidad de incrementar el rendimiento por hectárea con la realidad observada en la última cosecha de caídas en la productividad.
Acovi advierte, en consecuencia, la necesidad de que los precios pagados al productor continúen con la senda de crecimiento observada durante este año, de manera de acercar al productor al equilibrio, disminuyendo en contraparte, los rendimientos requeridos.
Caída de la facturación
Por su parte, desde Bodegas de Argentina también se refirieron a los costos de producción, y a la facturación de la vitivinicultura, tras “cinco años de permanecer en un contexto macroeconómico adverso”. “En el último año cerrado en junio, la facturación total fue un 18% más baja que en 2015 y tiene niveles parecidos a los de hace más de una década (2007 y 2008), a pesar de la recuperación de volúmenes vendidos tanto al mercado interno como al exterior; el deterioro de los precios no ha logrado vencer la inercia de varios años de estancamiento”, señalan.
}De acuerdo con la entidad, las razones hay que buscarlas en el agresivo contexto macroeconómico en el que se ha desempeñado el sector, con un nivel de inflación promedio anual del 37,5% en los últimos cinco años. Ha deteriorado los salarios reales al punto que en junio de este año los salarios de empleo registrado fueron 19% más bajos en moneda constante que los de junio de 2015.
“Esto impactó negativamente en la demanda de vinos. Prueba de ello es que en ese año el consumo per cápita era de 23,8 litros anuales mientras que el último año cerrado en junio fue de 20,8 litros, casi un 10% menos”, indicaron.
Por otro lado, y aunque las devaluaciones que se sucedieron en forma traumática en los últimos cinco años han llevado su nivel un 54% por encima del de junio de 2015 en términos reales, esto permitió volver a impulsar la actividad exportadora aunque, claramente, la reacción de la industria fue acelerada en vinos a granel por tratarse de un commodity cuyo precio resulta muy atractivo en los mercados mundiales pero, como contrapartida, puede remunerar a precios muy bajos la materia prima.
En cuanto a precios, al igual que señalan desde Acovi, la entidad advierte que "la materia prima este año ha recibido precios muy bajos, por debajo de su punto de equilibrio, y se ubica en los niveles más bajos de los últimos años. El valor de la producción por hectárea de la variedad Malbec, la estrella de la vitivinicultura argentina, ha sido en promedio de 2.400 dólares por hectárea cuando el costo de producción es casi el doble de ese valor.
A esto se agrega que el panorama de la producción de materia prima muestra para los últimos cinco años una caída de más de 6.700 hectáreas plantadas para vinificar (sobre un total de 198 mil en 2019) incluidas muchas variedades muy demandadas en otros lugares del mundo como Cabernet Sauvignon o Chardonnay que en conjunto han caído en más de 2.300 hectáreas. Respecto de los vinos fraccionados, no se quedan atrás de esta negativa; aumentaron su volumen de exportación con un recupero en los últimos doce meses cerrados en junio en un 2,4%, aunque las bodegas han reducido su precio un 11,4% en dólares y así la facturación es un 8% inferior. Finalmente, la falta de acceso al crédito para el sector, y una tasa general de impuestos en los tres niveles de gobierno que representan un 47,5% de la facturación total, dejan al sector muy lejos de sus competidores internacionales.