Vino desalcoholizado: otro debate para ampliar el negocio vitivinícola

Referentes del sector admiten que la idea de producir vinos con 0,0% de alcohol o con menor graduación, planteada por Martín Hinojosa, presidente del INV, podría ser una opción viable.

Vino desalcoholizado: otro debate para ampliar el negocio vitivinícola
Diversificación: Proponen producir vinos desalcoholizados o con menos graduación alcohólica. Foto: José Gutierrez / Los Andes

A principios de octubre, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Martín Hinojosa, planteó públicamente la idea de diversificar la oferta para lograr aumentar el consumo de la bebida nacional. Una de esas propuestas, quizás la más comentada durante estos días, ha sido la de producir vinos desalcoholizados o con menos graduación alcohólica.

Esta iniciativa de la máxima autoridad del INV se entiende al analizar la evolución de las cifras de consumo de vino en el país. En los últimos 50 años, se ha producido una caída sin freno en la cantidad de litros consumidos per cápita, pasando de más de 90 en la década de los ’70 al piso histórico en 2018 con 18,9, hasta llegar a 2019 que cerró con un consumo per cápita de 19,63 litros anuales.

Los datos de 2020 son alentadores, con un crecimiento interanual hasta agosto del 8,2% en los despachos internos respecto de igual período de 2019. Pero si se amplía el espectro al total de las bebidas, ya sea con o sin alcohol, el vino pasa a representar un porcentaje minoritario.

Tal como lo expresó Hinojosa en una columna publicada en Los Andes el 17 de octubre pasado, “en Argentina, cada año se consumen más de 33.000 millones de litros de bebidas con o sin alcohol, desde infusiones, aguas, cervezas, vinos e incluso espirituosas. El vino sólo representa el 2,7% de ese volumen”.

“El mundo del negocio de la sed se agranda, comprime al vino y nos hace creer que nuestro mercado es el de los momentos únicos o de festejos pequeños, complejizando la ingesta, encerrándonos en un nicho de mercado cada vez más chico”, escribió.

Como ejemplos de productos que han experimentado una metamorfosis para conquistar nuevos nichos mencionó: “Café sin cafeína, gaseosas sin azúcar, alimentos sin grasas, sin gluten, sal sin sodio… fueron marcando el camino”. También argumentó que algunas bodegas del extranjero ya lo están implementando y dijo que “desde el INV estamos estudiando, junto al equipo de técnicos especializados, todas las alternativas para facilitar este tipo de innovaciones y cambios que contribuyan al incremento del consumo de vinos, manteniendo la genuinidad del producto”.

Asimismo, agregó que, al abrirse a bebidas con baja graduación o 0,0% de alcohol, las “oportunidades son amplísimas” y repasó algunos de los tantos nuevos consumidores que se podrían conquistar con esta propuesta alternativa.

La recepción del sector

En líneas generales, los representantes del sector vitivinícola del ámbito local y nacional, dieron muy buena recepción a la idea del INV de incorporar vinos sin alcohol o con baja graduación. Ellos entienden que se trata de responder a una nueva demanda del mercado y puede significar una innovación en el sector.

Nicolás Vicchi, subgerente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), calificó esta idea como “muy conveniente”, ya que “hoy en día, lo muestran los distintos informes, el consumidor está buscando que la industria vitivinícola se adecue también a las nuevas tendencias” y la comparó con la utilización de nuevos envases, como son la latas que, desde su experiencia, han dado muy buenos resultados.

“Creemos que este camino debe continuar avanzando y sumar nuevas características que puede ser este tema del vino sin alcohol que tenga un mercado que hoy en día no lo estamos abasteciendo. En definitiva, es lograr que las uvas de nuestros productores mientras mayor mercado tengan van a tener una repercusión en ganar espacios de consumo y, si hay mercado, hay rentabilidad o debería haber”, aseguró Vicchi.

Asimismo, consideró que “no se va a modificar la calidad, porque lo que se haría es desalcoholizar una vez que ya se ha completado el proceso de vinificación. De esta manera se mantienen toda la producción, elaboración y transformación de la uva en vino”.

Distinta fue la opinión de Juan Carlos Pina sobre este último aspecto. El director ejecutivo de Bodegas de Argentina sostuvo que un vino desalcoholizado “sería una bebida diferente, sin la estructura que le aportan los 13 o 14 grados”.

Haciendo hincapié en el límite de alcohol que fija la normativa vigente para que la bebida sea considerada vino, destacó como positivo que se trate de una resolución de INV, ya que puede ser modificada por otra que disponga la entidad. “La experiencia argentina de esto se da con una bodega que hace 20 años quiso hacer vinos con menos graduación alcohólica. Hoy hay países que aplican metodologías autorizadas y obtienen vinos con hasta 0,5% de alcohol. Chile ofrece este producto y en Europa, Italia, Francia y España lo están haciendo”, contó Pina.

“Nos parece muy buena la propuesta del INV. Creo que demuestra una predisposición y una vocación a hacer un cambio. El camino sería que se aprobara la práctica enológica de desalcoholización para que, aquellas bodegas que quieran adecuarse a la metodología, puedan ofrecer un nuevo producto para exportación o el mercado interno, que va a una tendencia a bebidas con menos alcohol y nos puede permitir un mayor consumo”, declaró.

También resaltando el aspecto normativo, Mauro Sosa, director ejecutivo del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este de Mendoza, manifestó que “todo lo que sea innovación y extensión de las opciones de mercado en el negocio de la bebida, es bienvenido, siempre y cuando se dé en un contexto de legalidad y legitimidad. Lo central es que se pueda hacer sin modificar la Ley de vinos”

El productor estimó que “si hay consumidores que lo demanden y bodegas que estén dispuestas a venderlo, puede ser posible”. Así como Pina resaltó el ejemplo de Chile, donde ya se comercializan vinos parcial o totalmente desalcoholizados.

“Desde nuestro punto de vista no hace falta modificar la Ley de vinos, porque allí se establece cómo se obtiene el producto que llamamos vino. Una vez completado ese paso, la bodega procederá a obtener un producto sin o con menos alcohol. El INV tiene que acompañar el proceso de fiscalización y control, siempre en el contexto de la Ley de vinos”, remarcó y explicó que “para llegar al vino sin alcohol o parcialmente desalcoholizado existen técnicas desde el punto de vista vitícola, trabajando desde el viñedo y la cosecha, o desde lo enológico, ya en la bodega”.

Por último, opinó que “habrá bodegas que se adecuarán a los nuevos requerimientos del consumidor y otras que no, porque no lo necesitan. Lo importante es que en estos establecimientos tengan el marco legal aceptado y pulido”.

En el caso de la Unión Vitivinícola Argentina, el gerente de la entidad, Sergio Villanueva, coincidió con sus colegas en que “el hecho de tener más variedad de productos con menos alcohol, es una buena iniciativa”.

“El mundo va hacia un consumo de alcohol en menor graduación, pero eso no quiere decir que haya que bajar el grado de alcohol a todos los vinos. Hay un público que consume menos alcohol, ésa es una realidad. Me parece que ampliar el porfolio del vino es una buena idea”, declaró Villanueva. Además elogió que “el INV está mostrando una cabeza abierta de ampliar y no restringir”.

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