La llegada de los días cálidos invita a disfrutar de los patios y balcones, y a que las reuniones comiencen con un aperitivo. Esto, de la mano de un “revival” de los hábitos de los padres o abuelos, según el caso, de tomar un vermut o un trago previo a la comida. También, por un cambio de preferencias del consumidor, que tiende a elegir una bebida con menos alcohol, al menos para el arranque. Las bodegas entendieron esta oportunidad y comenzaron a elaborar distintas opciones, además del vino, y la oferta continúa creciendo.
Colaboración
Lucas Dalla Torre, de LUI Wines, cuenta que están lanzando el vermut Siete Cuatro Seis Atlántico, cuyo nombre hace referencia a la diferencia de metros sobre el nivel del mar entre Mendoza y Mar del Plata. La bebida, “tanto compleja como equilibrada”, “combina la robustez y la estructura de los Andes con la frescura del Atlántico” y refleja “la rica diversidad de los paisajes y climas argentinos”.
Es que la propuesta surgió de la colaboración de tres empresas que se unieron para crear una marca: Restinga (de Mar del Plata), Bodegas López y LUI Wines. Los primeros, detalla Dalla Torre, elaboran gin y negroni, por lo que aportaron su experiencia con los botánicos; Bodegas López, cuenta con una amplia red de distribución en diversos canales y la tonelería; mientras que LUI Wines apunta a un nicho de restaurantes y vinotecas, y estaban buscando innovar con los productos.
El objetivo fue llegar a una marca que no fuera de una sola empresa, sino que tuviera la solidez y fortaleza de las tres -muy diferentes, pero cuyas experiencias podían complementarse- y “salir a romper el mercado del vino”, en el que la asociación no es habitual. “Creemos que es mejor con la suma de los tres que si lo hubiéramos hecho solos”, señala. Y añade que hay mucha oferta de vermut, por lo que entendieron que tenían que salir con una propuesta potente y, en conjunto, pudieron brindarle esa fuerza.
En cuanto al proceso de llegar al producto, explica que se tomaron seis meses para definir la mezcla de botánicos, lo que hizo Restinga, y que Siete Cuatro Seis está elaborado con un bonarda de LUI y un semillón de López. “Es un vermut semidulce, con un equilibrio entre los aromas especiados y cítricos. Funciona muy bien solo, con hielo, y ni hablar con tónica, soda y una cascarita de naranja”, comentó.
Diversificación
La línea de espirituosas Idealista de bodega Foster Lorca cumplió su primer año en octubre e incluye un gin, una ginebra, un vermut y un vodka. Mauricio Lorca explica que el proyecto nació con la idea de diversificar el portafolio de productos, ya que todos parten de alcohol de vino. “Entendíamos que, si esto funcionaba, podía servir para regular el mercado cuando hay un exceso de volumen”, señaló.
El proceso de encontrar la combinación justa de botánicos para cada bebida les tomó casi un año, ya que apuntaban a llegar a un cierto estilo y, en el camino, fueron encontrando su propia identidad. Por otra parte, el vino que se utiliza para la destilación es de muy buena calidad, lo que le da un diferencial adicional.
“Recién va cumpliendo el primer año comercial y estamos viendo un crecimiento sostenido”, plantea Lorca. Si bien el volumen de ventas es acotado en comparación con el de los vinos de la bodega, ya lograron exportar a Canadá y tienen previsto hacerlo pronto a Inglaterra. Esto, además de haber ganado algunas medallas de oro y plata en concursos.
En cuanto al motivo de este resurgimiento del vermut y los aperitivos, consideró que responde a que “en Argentina se perdió lo ancestral, lo artesanal y se pasó a la bebida comercial, básicamente a base de esencias, y el consumidor perdió interés”. Como contraparte, los productos que se han lanzado recientemente parten de maceraciones de 45, 60 y hasta 90 días, lo que aporta calidad y volvió a despertar curiosidad.
Con Idealista, Foster Lorca ha desarrollado tragos de autor, por lo que no sólo ofrecen a los bares el producto, sino también el servicio de sugerencias de coctelería. Esto, con los vinos de la bodega, como Fantasía El Mirador, que es una línea de bajo alcohol. Resalta que apuntan a que con las espirituosas se hagan blends con vinos y espumantes que ellos mismos producen.
Innovación
Recientemente, Bodegas Bianchi cumplió 96 años y decidió celebrarlo con el lanzamiento de ediciones únicas de sus clásicos, como también innovaciones. Entre las últimas, está Fasano, un vermut en edición limitada elaborado en La Cumbre, Córdoba. Combina vino malbec con moscatel mendocino y una cuidada selección de ocho botánicos de las sierras cordobesas (entre otros, ajenjo, quina, piel de naranja, cardamomo y clavo), que le aportan al mismo tiempo dulzura y amargor, junto con un persistente sabor a uva.
La otra propuesta es Goat, un gin también elaborado en La Cumbre y en edición limitada, numerada, que combina doce botánicos (enebro patagónico, coriandro, cardamomo, clavo de olor, lemongrass, regaliz, pimienta de Jamaica, jengibre, manzana roja, piel de limón y pomelo). Destilado en un entorno natural, con agua de vertiente y mediante un método artesanal, es una bebida equilibrada, con carácter, edeal para gin-tonics o cócteles.
“Estamos incursionando en nuevas categorías con el lanzamiento de dos productos que destacan nuestra constante búsqueda de innovación y excelencia. Este paso hacia las bebidas espirituosas y el vermut marca un hito importante en la evolución de nuestra bodega. Diversificando nuestras ofertas, no solo respondemos a las tendencias actuales del mercado, sino que también abrimos nuevas oportunidades para llegar a públicos diferentes y ampliar nuestras propuestas de consumo”, sostuvo Francisco Mecca, gerente de Marketing de Bodegas Bianchi.
Por otra parte, Pablo Glöggler, CEO de Bodegas Bianchi, adelanta que están a punto de lanzar al mercado un nuevo producto, en marzo de 2025. “Se trata de un whisky de Irlanda que pasó los últimos siete años en barricas de nuestro Enzo Bianchi Gran Malbec. Mandamos en 2018 un contenedor lleno de barricas y ellos estaban en la tercera fase del añejamiento de este whisky de 18 años. Los últimos siete los pasó adentro de nuestras barricas”, precisó.
Fuerza
Quienes iniciaron este “revival” del vermut fueron cuatro amigos -Martín Auzmendi, Julián Díaz, Agustín Camps y Sebastián Zuccardi-, cuando, ocho años atrás, empezaron a indagar en la historia de esta bebida en la Argentina y decidieron recuperarla. Después de un largo proceso de decisión de qué mezcla expresaba mejor la identidad de las hierbas mendocinas y el ajuste del vino, que demandó más de 200 maceraciones diferentes, llegaron al producto: La Fuerza.
Una vez que tenían el vermut, cuenta Zuccardi, como el consumidor no estaba acostumbrado a la bebida, decidieron abrir un bar, con el mismo nombre, en Buenos Aires, para poder contarles a los clientes esa historia y cómo se toma. De hecho, durante un buen tiempo, la marca sólo se conseguía en el bar.
“Hoy mirás la categoría y ha explotado, pero cuando empezamos nosotros no había nada en las góndolas”, subraya. La Fuerza tiene cuatro variedades: Blanco (de torrontés), Rojo (malbec), Primavera en Los Andes (rosado, con infusión de hierbas y flores de esa época del año) y ediciones limitadas con alguna consigna. La de este año, es con vinos orgánicos.
Uno de los socios, Auzmendi, ideó una feria de productores de vermut, que tiene como sede el bar. También abrieron la distribución y están exportando a Estados Unidos, Inglaterra, Uruguay, y, pronto, a Brasil. Sin embargo, saben que el crecimiento tiene que permitirles sostener la calidad, por lo que no esperan duplicar el volumen de un año a otro.
Zuccardi planteó que el vermut no sólo tiene situaciones de consumo muy interesantes, descontracturadas y flexibles (se puede tomar con hielo, soda, cítricos), sino que el arraigo en nuestra cultura le da contenido. Además, su elaboración tiene sentido, porque la provincia es productora de vinos y las hierbas que utilizan son de la montaña. “Todo lo que están tomando viene de la uva, porque en una botella, por el proceso de destilado, hay más de un litro de vino y se le suma mosto”, resaltó.