Las precipitaciones de las últimas semanas en Mendoza han sorprendido. Por ahora, no preocupan al sector vitivinícola de la provincia. Es que en algunos sectores ya se ha superado ampliamente la media para la época y en las viñas aún queda una parte importante de la uva esperando por ser cosechada.
Tomando como ejemplo los datos brindados por la estación de Tunuyán, uno de los departamentos donde muchas bodegas tienen viñedos que aún no han sido cosechados, a la Dirección de Contingencias Climáticas de Mendoza, en estos últimos tres meses el promedio es un tanto superior al de 2020.
A pesar de que febrero, el mes en el que históricamente más agua cae en esta zona, estuvo por debajo del año pasado con 177,8 milímetros contra 87,8, en enero se registraron 100,2 milímetros, es decir, 75,2 más que en 2020, cuando cayeron 25. En el mes de marzo, cuando aún queda una semana para que termine, hasta el día 18 habían caído 21,6 milímetros, casi el triple de los 7 que se registraron hace un año.
Esto ha sido percibido por los expertos de las bodegas mendocinas, como Germán Di Césare, enólogo de Trivento que consideró que este trimestre ha sido “atípico”. “El acumulado desde la segunda quincena de enero en adelante, en muchos lugares de Mendoza ha superado los 150 milímetros, y en algunas fincas entre febrero y marzo ya se superaron los 200 milímetros”, dijo el representante de la bodega que cuenta con viñedos en varios puntos de la provincia como la zona Este, Luján de Cuyo y el Valle de Uco.
“Estas lluvias de marzo te diría que no son normales. Por lo general, tenemos lluvias en la primera semana y después de ahí se mantienen tardes cálidas y noches frescas. Podríamos decir que las de esta semana son fenómenos que no esperábamos”, dijo sobre las precipitaciones y las bajas temperaturas que se registraron entre el 15 y el 20 de marzo.
Este fenómeno inusual ha llevado a tomar decisiones como adelantar la cosecha de blancas, para evitar cualquier tipo de podredumbre: “En términos de sanidad, con las lluvias de febrero, en Trivento no nos jugamos mucho a esperar y pudimos sacar todas las blancas en condiciones muy buenas. También presentan muy buenas características en aromas y frescura. Con los tintos hemos empezado muy bien y, si frenan las lluvias, no veo complicaciones importantes. Lo que queda por cosechar es casi todo malbec y cabernet, que son uvas de grano suelto y por ahí más resistentes a cualquier enfermedad”, declaró Di Césare.
Como dijo, a pesar de las precipitaciones, las condiciones de la uva no se han visto afectadas: “En términos de calidad, la uva está entrando sana. No hemos visto mayores problemas de botritis y lo que está bueno es que hay uva de buena madurez, pero sin alcoholes altos. Este febrero nublado y marzo con poco sol ha hecho que la madurez vaya tranquila. Hay muy buenos colores, buena fruta y alcoholes moderados”.
En el caso de Trivento, el punto más álgido de la vendimia comenzó hace una semana y terminará la próxima, aunque el enólogo reconoció que podrían extenderse hasta abril si los días lluviosos continúan en Mendoza. “La madurez está bien, las uvas están en condiciones de ser cosechadas. En algunos lugares, como Valle de Uco, los más tardíos, son justamente los que no tienen suelos pesados, son arenosos, con mucha piedra y se drena mucho. Por ahora estoy tranquilo y en términos de calidad no veo inconvenientes si no sigue lloviendo, pero no tenemos la bola de cristal”, agregó.
Para Alejandro Vigil, winemaker de Catena Zapata y autor de los vinos El Enemigo, “por el momento las lluvias no han afectado”. Para él estas condiciones han equiparado que “veníamos de una primavera y principio de verano muy secos”, por lo cual, hasta ahora, “no hemos tenido mayores inconvenientes”.
Alejandro Vigil destacó también la calidad de la uva que han podido cosechar hasta el momento. “En el caso de los vinos blancos ya terminados, tenemos una calidad excepcional y lo que va ingresando de tintos viene muy bien”.
“Este aire frío y húmedo que tuvimos el jueves, es habitual todos los años. Si uno ve en los registros y analiza el ciclo de los últimos 22 años, aparece una semana antes o una semana después, pero siempre está. Hay que esperar a ver la evolución posterior a esto, aunque hasta el momento no nos ha afectado para mal”, completó.
Algunas complicaciones
En el caso de Fecovita, Juan Garro, coordinador de Agronomía de la unidad de Desarrollo Cooperativo de Fecovita, reconoció que estas lluvias han traído algunas complicaciones en las cooperativas ya que es el momento más álgido en el ingreso de uva, lo que, junto a las precipitaciones que retrasan la vendimia dan, como resultados posibles, un riesgo de podredumbre en algunas variedades que ya están en el momento oportuno de cosecha o en las variedades más tardías como la bonarda o las criollas. “En esas variedades hay algunos casos puntuales de botritis”, agregó el agrónomo.
“Actualmente, el estado sanitario sigue siendo bueno, pero hay un peligro inminente de podredumbre. Esto está dado porque las lluvias impiden hacer las curaciones por varios días y, al estar nublado, el proceso de maduración de la uva se ralentiza”, explicó el especialista. En caso de que las condiciones se mantengan, Garro manifestó que “no es que vamos a perder la productividad de un día para el otro”, sino que “va aumentando la afectación del cultivo”.
Al estar las cooperativas de Fecovita distribuidas por toda la provincia, en la zona Sur y el Valle de Uco presentan cosechas más tardías. “Venimos con maduración más anticipada. Lo que recomendamos desde el equipo técnico es que en aquellas variedades que están prontas a ser cosechadas, el productor no haga la curación y directamente arranque con la vendimia. Nosotros tenemos un monitoreo permanente para poder actuar a tiempo”, completó.