Aunque los actos oficiales de la Vendimia terminaron hace casi dos meses, hoy se vivió una celebración que en cierto modo podría considerarse un cierre. Cerca de 2 mil productores vitivinícolas asociados a Fecovita y sus familias compartieron un almuerzo en el predio de la Bodega Toro para celebrar el fin de la cosecha, afianzar los lazos que los llevan a trabajar en conjunto y analizar el presente de la industria.
Después de dos años en los que la pandemia lo impidió, la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas volvió a celebrar, por cuarta vez, con sus socios, la terminación de una nueva temporada. El encuentro tuvo algunos toques que podrían asemejarlo a una acotada fiesta vendimial: el ingreso a la enorme carpa de la imagen de la Virgen de la Carrodilla –una réplica permanecerá desde ahora en el predio de Fecovita-, unos soldados guiados por San Martín que bailaron un malambo sobre el escenario, música en vivo y bailarines folklóricos. También hubo un homenaje a los combatientes de Malvinas.
El anfitrión, Eduardo Sancho, presidente de Fecovita, resaltó la importancia de la organización y del trabajo integrado para lograr transformar aquello que sí se puede cambiar desde el sector, aunque reconoció que la situación económica, la inflación y el dólar complican la tarea.
Asimismo, instó a abordar el desafío de la permanencia rural. En este sentido, resaltó la importancia de que existan las mismas oportunidades, seguridad y educación en el campo que en los ámbitos urbanos. De la mano de esto, planteó que los datos del INV muestran que se siguen perdiendo pequeños productores, lo que acentúa la concentración.
Sancho mencionó que, si bien la baja producción de este año se ha debido en parte a las heladas y el granizo, la escasez de agua es una problemática que está afectando a la vitivinicultura, por lo que consideró que, en lugar de seguir enfocándose en Portezuelo del Viento, se deberían destinar esos fondos a obras para poder hacer un mejor aprovechamiento del recurso hídrico.
Previo a las palabras del presidente de Fecovita, había abierto los discursos el subsecretario de Agricultura y Ganadería de la provincia, Sergio Moralejo, quien expresó que, cuando comenzó la pandemia, hubo quienes dijeron que no se iba a poder terminar la cosecha, y se pudo, y atribuyó el mérito a los productores.
También, a modo de previa del Día del Trabajador, lanzó que los productores vitivinícolas demuestran que trabajando se puede salir adelante, en lugar de depender de un sistema asistencialista. “Para ver un vino hacen falta cuatro años. No hay magia”, lanzó.
Y anunció que, esta semana, el gobierno provincial anunciará una línea de créditos, en el marco de un plan de 10 años, para proteger las 16 mil hectáreas en la provincia que suelen verse afectadas por las heladas.
Por su parte, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, señaló que, gracias al cooperativismo, muchas veces se puede mantener el precio del vino y celebró que se hubieran reunidos unos 2 mil de los más de 18 mil productores vitivinícolas que hay en la Argentina.
En clara referencia a las palabras de Moralejo –Hinojosa es de la misma línea política que el gobierno nacional-, indicó que prefería concentrarse en lo positivo, como el acuerdo que se logró entre la provincia y la Nación para los créditos de cosecha y acarreo. También destacó que los vinos de esta cosecha son de excelente calidad, lo que pone de manifiesto la madurez del sector.