Antonio Boustani Monapy ha sido un empresario prolífico y, entre sus pergaminos, también se encuentra el haber inaugurado la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Industria (SPyMI), creada por el expresidente Raúl Alfonsín en el retorno de la democracia, luego transformada en la actual Sepyme. Con una mirada amplia del sector, el libro “Un empresario pyme en el desarrollo de la Argentina”, transita no solo partes de la historia nacional sino que plantea una mirada hacia adelante. En un momento de cambios radicales en lo que a la economía y la política respectan, el profesional advirtió que las pequeñas y medianas empresas tienen una oportunidad por delante.
La clave, desde su punto de vista, es plantear una política de Estado que las contemple y que se respete pese a los cambios de Gobierno. El libro tendrá su presentación en Mendoza el 22 de noviembre a las 18.30 en el salón Fader del hotel Sheraton -Primitivo de la Reta 989-. El foco del trabajo muestra cómo las pymes son y han sido el motor de la Argentina debido a que forman parte del grueso del entramado productivo nacional. Además del cargo nacional detentado, Boustani tuvo las siguientes empresas: Precursor S.A., Compañía Industrializadora de Productih Alimenticios S.A, Compañía Envasador Alimenticia S.A., Sociedad Fiduciaria Argentina S.A. y Agroindustrias Regionales S.A.
En diálogo con Los Andes, Boustani recordó que el universo pyme puede caracterizarse según la cantidad de empleados o de sus niveles de facturación. Sea cual sea el criterio que se tome, hay un punto clave para este sistema que tiene que ver con el desarrollo regional que realizan en los diversos puntos del territorio nacional. “Las pymes poseen un fuerte sentido de pertenencia”, destacó Boustani. Agregó que las estadísticas estiman que en el país existen unas 600.000 pymes que representan el 42% del Producto Bruto Interno y el 75% de la mano de obra ocupada.
Una política de Estado
Pese a su arraigo y su capacidad demostrada de generar empleo, las pymes han estado permanentemente en riesgo y la mayoría –con altas capacidades de adaptación- han logrado sobrevivir a las dificultades propias de la economía argentina. Por este motivo, el autor del libro hace foco en dos puntos que están relacionados. El primero es que la disruptividad del Gobierno nacional actual podría favorecer al sector si se hace el lugar para pensar esta importante área de la industria, el comercio y el servicio.
Atado a esto, el segundo punto está relacionado con la necesidad de plantear una política de Estado que contemple la realidad particular de este tipo de compañías. En este marco, el primer secretario pyme del país celebró la promoción de la ley para este sector que impulsan –entre otras- la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CAME). Sin embargo, Boustani advirtió que estas normas deberían ser complementarias de la política mencionada y que ha propuesto el Movimiento Nacional Pyme (MONAPY), que funcionaría como órgano de implementación.
“Las leyes que regulan son importantes, pero la implementación de las políticas deben hacerse desde las áreas ejecutivas”, sugirió el profesional. No hay que olvidar que la situación de las pymes frente a las leyes laborales y tributarias, entre otras, no es la misma que la de empresas con espaldas mayores. Del mismo modo, las posibilidades de financiarse tampoco son las mejores. Para el autor del libro, poner foco en este tipo de cuestiones contribuiría de manera crucial al crecimiento y desarrollo del país.
