“¿Alguien cree que Argentina hubiera salido campeona del mundo si Messi hubiera jugado con una mochila de 20 kilos puesta?”, preguntó el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina, Martín Rapallini. Dentro de su discurso inicial del 30 Conferencia de la UIA y a lo largo de toda la mañana con la presentación de los distintos paneles, el tema subyacente tuvo que ver con la alta carga impositiva y laboral junto a otros costos extra que posee la producción local. En un colmado Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires, el evento había comenzado con los “desencuentros” entre el Gobierno nacional y el sector industrial nacional. No solo por el faltazo del presidente Javier Milei al cierre del evento sino también por las dificultades que el sector productivo atraviesa en medio de una cada vez mayor baja de aranceles de importación.
Sin embargo, al mediodía mucho de eso se diluyó cuando el secretario de Agricultura de la Nación, Juan Pazo, anunció el pronto envío de una Ley de Inversiones con el foco de apuntalar la competitividad. En el último segmento de la mañana y junto al presidente de la UIA, Daniel Funes De Rioja, y a Rapallini, el funcionario lanzó el que podría calificarse como uno de los primeros guiños concretos al pedido de los industriales. En la conferencia “Una industria productiva en un país competitivo”, el principal planteo tuvo que ver con la importancia de nivelar la cancha para la fabricación nacional antes de abrir indiscriminadamente las importaciones.
Con datos concretos, el encuentro de la Unión Industrial buscó desnudar el alto costo argentino que impide a las empresas posicionarse para estar a la altura de productos de otros países. “La industria en general hace bienes transables que deben competir con elementos que se fabrican en otros lugares, que en muchos casos subsidian a sus sectores y en otros no cumplen con las normas internacionales de comercio”, subrayó Diego Coatz, economista de la UIA. Con altas cargas tributarias y bajos incentivos de producción, el sector trabajaba desde hace tiempo en la elaboración de una ley pyme que, entre otras cosas, buscaba nivelar la cancha no solo en función del tamaño de la empresa sino también de las distintas realidades regionales.
Buenas expectativas y alivio empresarial
Así, a partir del anuncio de Pazo, el Gobierno dio lo que los industriales denominaron una señal en la construcción de una agenda de baja de costos. La Ley de Inversiones que sería enviada la próxima semana al Congreso pretende, según Pazo, “desregular, simplificar y dar herramientas para competir libremente”. De este modo, entre otros puntos, el secretario de Agricultura mencionó que el proyecto tiene seis capítulos entre los que se destaca la promoción de inversiones productivas y diversas modificaciones en las leyes de trabajo. También se quitarán los derechos de exportación, se buscará acelerar los tiempos de amortización en bienes de capital y otras posibilidades que el sector reclama desde hace tiempo.
“No queremos privilegios sino poder competir en igualdad de condiciones”, había dicho Funes De Rioja al inicio de la Conferencia y Pazo aseguró que “se ha escuchado al sector privado”. El funcionario agregó que solo llevan 10 meses de Gobierno y que se han realizado avances con el fin de abaratar el costo argentino. Entre otras medidas mencionó las futuras privatizaciones del Belgrano Cargas y de la Hidrovía al tiempo que concedió la importancia de abrir mercados, algo para lo que primero era clave la estabilización. En este marco, tanto Pazo como los empresarios presentes, destacaron los logros del Gobierno en lo que a la estabilización macroeconómica respecta como un punto de partida para la mejora.
Sin embargo, hubo coincidencia en que más allá de estos números, la deuda en la microeconomía todavía existe y debe atenderse cuanto antes para que las pymes –principales generadoras de empleo- no se caigan más. “No conocemos los detalles del proyecto de Ley, pero estamos a favor de que se cree un RIGI para las provincias pobres”, coincidieron Jorge Ferro y Santiago Campos, presidentes de UIA Tucumán y Santiago del Estero; respectivamente. En este sentido, destacaron los aspectos laborales y de energía (en el norte los precios son mayores) para poder acomodar la economía real que es donde “están las personas”. Por su lado, Brenda Martín, gerenta de Recursos Humanos de Industrias Guidi, apuntó que el paquete laboral generaba altas expectativas. Aquí, en líneas generales, muchos de los presentes presentaron sus dudas sobre qué podría pasar en el Congreso con este capítulo, dada la conocida resistencia sindical.
“Al parecer es una propuesta interesante que tiene mucho con ver con la Ley Pyme en la que trabajamos desde hace tiempo”, comentó Mauricio Badaloni, mendocino y miembro de la mesa chica de la UIA. Aunque el camino y lo que sucederá en el Congreso recién empieza, los empresarios evaluaron el anuncio de paso como un guiño al camino de bajar el costo argentino y apostar por la real competencia de la industria nacional. En esta línea, Gerardo Venutolo de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), destacó que el proyecto anunciado va en el sentido de lo que esperaban.
“Las expectativas son favorables porque es importante incentivar inversiones. Habrá que ver qué pasa en el Congreso”, opinó el empresario. Por su parte, Pablo Basta del Centro Industrial Parejas, también expresó que lo planteado es interesante y habrá que ver los detalles. Además del paquete laboral, Basta subrayó la importancia de acelerar la amortización de los bienes de capital y la eliminación de los derechos de exportación; algo que no existe en casi ningún país del mundo. De este modo y en líneas generales, la segunda parte del evento comenzó con un impulso renovado entre los industriales argentinos.