El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) Sede Mendoza, presentó en forma exclusiva para Los Andes los resultados del informe Enfoque multidimensional de la pobreza: derechos sociales y económicos. Gran Mendoza 2017-2020. En el estudio trabajó Agustín Salvia, director del Observatorio, y Diego Santamarina, profesor de la facultad de Humanidades y Ciencias Económicas de la UCA Mendoza, a cargo del decano Miguel Ángel Mallar.
La medición de la pobreza multidimensional surge de vincular las dimensiones de justo bienestar y derechos sociales a través de una matriz que describe diferentes tipos y grados de privaciones y de desigualdad social. Así es como se definen cinco categorías: los que no son pobres por ingresos pero presentan carencias en dimensiones de derechos; los que tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza y no presentan dimensiones con carencia en derechos sociales y económicos; los que no son pobres por ingresos pero presentan una o más dimensiones de derechos vulnerados. La cuarta es la de la pobreza multidimensional, que en Mendoza llega al 36,7% de la población, son pobres por ingresos y presentan una o dos carencias de derechos; y la pobreza estructural, que llega al 12,4% de la población y son los que registran al menos tres carencias sociales y cuyos ingresos se encuentran bajo la línea de pobreza.
Los investigadores de la Universidad Católica Argentina afirman que este modelo de medición de pobreza ofrece una mirada más integral de las deudas sociales, así como de sus derivaciones y alcances en diferentes niveles del desarrollo humano y social.
Los derechos sociales vulnerados
Desde la UCA dejan claro que el derecho social a formar parte de una sociedad de iguales permite medir el grado de inclusión de la población a través de seis dimensiones fundamentarles como son el acceso a la alimentación y salud, a vivienda digna, a educación, a servicios básicos, ambiente saludable y empleo y seguridad social.
“Las dimensiones de derechos no han cambiado tanto con relación a años anteriores y en algunos casos hasta mejoraron. En la Nación eso no se observa. En salud la gente se sintió con menos necesidades de demandar porque por el Covid no salió de su casa y eso bajó el déficit. El 15% de los hogares no accedió a servicios de salud”, explicó Santamarina.
Por su parte Salvia, con relación a la inseguridad alimentaria señaló que “no hay cambios significativos, en la Nación no pasó así. Sin dudas tuvo que ver el desarrollo de actividades económicas para que no se sintiera tan fuerte la crisis. Entre 6 y 7 de cada 100 hogares experimentan ese problema y si lo vemos contra 2018 creció, pero no lo agravó la crisis del Covid. No cayó, pero no se agravó la inseguridad alimentaria y subió con respecto al 2018 y 19. Esto sucedió porque hubo una importante asistencia con AUH, tarjeta alimentar, bonos, IFE, la ayuda de Ongs y también de Cáritas”. El informe indica que casi el 20% de los hogares del Gran Mendoza no accedió a medicamentos, el 16% no logró atención médica y el 6,5% está con inseguridad alimentaria severa.
En servicios básicos destacan que la mejora se ve contrarrestada por la evolución negativa en el déficit de fuentes de energía, que tiene una marcada tendencia alcista en los periodos analizados. Así es como el 2,2% de los hogares no tiene fuentes de energía, el 0,3% no tiene agua corriente y el 6% está sin cloacas, los dos últimos vienen en descenso.
Agregan que de todas las dimensiones, la mejora menos notoria en el último año se evidencia en la vivienda. El análisis revela incluso un notable deterioro en el nivel de hacinamiento. El 13,5% de los hogares del Gran Mendoza están en una vivienda precaria, el 7,7% hacinados y el 2,2 tienen déficit en el servicio sanitario.
Medio ambiente confirma la tendencia de decrecimiento de los déficits en dimensión e indicadores que se venía observando en periodos anteriores.
En educación señalan que hay una evolución positiva, marcada principalmente por la mejora en adultos con rezagos educativos, lo cual revela que no ha habido sensación de falta de escolarización. Salvia aclaró que se consultó si habían tenido contacto con el sistema educativo. “Al menos no se registra expulsión en el periodo junio octubre que es cuando se hace el relevamiento, no hubo mayor desconexión, tampoco mejora. En la Nación empeoró el indicador”, destacó.
En empleo y seguridad social, el 32,6% de los hogares del Gran Mendoza percibe transferencias por algún programa asistencial. “En el 2020 por primera vez el porcentaje de hogares que recibe transferencias por algún programa social supera al que tienen algún déficit en la dimensión trabajo. Aquí salta la asistencia de la política a sectores con problemas de empleo”, explicó Santamarina.
Con relación a esto Salvia señaló que “el 27,8% constituyen hogares en donde no hay nadie que tenga empleo asimilado a la seguridad social, ni como jubilado o pensionado. Hay más de 3 de cada 10 hogares que reciben algún programa de protección social que no es jubilación ni salario, esto muestra la debilidad del mercado de trabajo del Gran Mendoza para absorber población, como no lo hace llegan los programas sociales”.
“Si vemos las tendencias por ingresos o carencias, el 12,3 por ciento de los hogares está en situación estructuralmente pobre y 29% de hogares tienen algunas de las seis carencias pero no son pobres por ingreso, sólo 4,5 son pobres por ingreso y sin carencias. Ser pobre por ingreso está muy relacionado con las carencias. Y sólo el 38% no es pobre multidimensionalmente hablando, la mayor parte de la población de Mendoza es pobre en alguna dimensión por ingreso o por carencias multidimensionales”, destaca Salvia.
Carencias
El porcentaje de hogares alcanzado por al menos una carencia se mantiene relativamente estable, llega al 57% según indican desde la UCA. Se observa un comportamiento similar para los hogares que presentaban 2 o más carencias (29,3%) y los más vulnerables, que presentaban 3 carencias o más, que llega al 14,8% de los hogares.
Agregan que al analizar los gráficos de cantidad de carencias desagregadas por nivel socio-económico, que proporciona una medida de desigualdad, se destaca el progresivo incremento en los hogares de clase media baja que han pasado a tener al menos una carencia. “En contraposición, y como un resultado positivo, es notorio el decrecimiento de los hogares de clase baja que presentan tanto dos como tres carencias o más”, señala el informe.
“Queremos ampliar y elevar el debate”
“Hemos constituido un equipo de trabajo de la UCA Mendoza para que sea un observatorio que monitoree indicadores de desarrollo humano en la región. Buscamos que se vean las deudas sociales, que sean visibles los avances, retrocesos y dificultades en la lucha contra la pobreza. Le corresponde al debate político y democrático primero reconocer la problemática y dar las soluciones porque es la política la que debe dar respuesta y propuestas de políticas públicas. El objetivo del informe es ampliar el debate público para que haya actores sociales y políticos. Queremos elevar el debate para no discutir un número, sino problemas con diversidad de miradas”, destacó Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social.
Por su parte, el Presbítero Matías Taricco, representante de la Pastoral Social Mendoza, señaló en relación con los datos del informe que “los hogares más pobres son los que tienen más personas y también niños que son los más vulnerables y eso nos preocupa. En la progresión Mendoza se ve menos complicada con la Nación pero también el punto de partida es distinto. En Mendoza ha crecido más la pobreza y en algún sentido, y esa rapidez nos preocupa”.
En este sentido, el Presbítero Mauricio Haddad, a cargo de Cáritas Diocesana Mendoza, consideró que “lo terrible es que la pobreza máxima no se modifica a lo largo del tiempo, al contrario, vemos que la gente no tienen posibilidades de salir de esa situación”.
Conclusiones
El impacto de la desigualdad
Entre las conclusiones, en el informe destacan que en el 2020 la población del Gran Mendoza medida únicamente por ingresos, la pobreza alcanza el 44% y la indigencia el 8,5%.
Los hogares del Gran Mendoza perciben en el 2020 una mejora en las dimensiones de derechos consideradas respecto al anterior período analizado.
Al analizar la desigualdad abriendo los principales indicadores según nivel socio-económico, se destaca el progresivo incremento en los hogares de clase media baja que han pasado a tener al menos una carencia. Asimismo, se evidencia un fuerte incremento de la pobreza multidimensional y estructural en los sectores de muy bajos recursos.