Las manufacturas locales muestran un crecimiento desde la reactivación económica tras los meses más duros de la pandemia, pero, entre muchos problemas, hay dos que destacan: las trabas a las importaciones y el acceso al financiamiento. Referentes analizan el tema y señalan algunas posibles salidas.
En la metalurgia local, que a septiembre de este año presentó un crecimiento acumulado interanual del 13 % y ya superó niveles de noviembre de 2019, las complicaciones para importar insumos son un lastre para crecer más. Esta dificultad se ve en registros como el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), una licencia que debe renovarse para importar.
Desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet), su presidente Mariano Guizzo consideró que estas trabas son habituales cuando “al país le faltan dólares”, ya que la mercadería se paga con la moneda extranjera.
“Varias empresas que necesitan componentes importados han tenido problemas porque tienen un tope para hacer el pago e importar, y han visto complicada la operatoria, por ejemplo empresas de transformadores. Además, con la pérdida de confianza en Argentina, si importás algo tenés que pagarlo de manera anticipada”, comentó Guizzo.
Mario Doña, vicepresidente para Industria de la FEM, coincidió con la dificultad para conseguir materia prima como planchas de acero inoxidable, piezas de metal y otros elementos como neumáticos: “Hay una recuperación de la actividad en el sector, pero nos cuesta conseguir materia prima para seguir avanzando. Esto nos dificulta abastecer tanto el mercado interno como el externo”.
Las dificultades burocráticas se suman a problemas internacionales de logística como la falta de containers y la reactivación mundial. “Hoy me dan fecha de materia prima para enero, febrero y marzo. Tenemos que ir planificando según lo que tengamos”, apuntó Doña.
Fuera de la metalurgia, la importación afecta a industrias como la vitivinícola, con dificultades para importar botellas o papel y tinta para las etiquetas de los vinos. Así lo comentó Gloria Magnaghi, presidente de Aderpe: “La pandemia paró todo, pero ahora las empresas que necesitan traer insumos para su proceso productivo no los pueden conseguir en tiempo y forma”.
El problema, señaló Magnaghi, afecta en especial a las Pymes, que no tienen tanta capacidad de stockearse de insumos, además de que “la mayoría ha utilizado su capital de trabajo para sobrevivir a la pandemia, que aún persiste aunque ahora sea menos visible”.
Financiamiento
El acceso al crédito es un tema recurrente al hablar con empresarios industriales, que necesitan recursos para recomponer el capital de trabajo. “Hay muchas empresas que se deberían reconvertir, algunas han quedado obsoletas con la pandemia. Hoy se habla de tecnología 4.0, pero el empresario se ha quedado sin plata y no tiene financiamiento”, señaló la presidente de Aderpe.
Sin embargo, en el sector metalúrgico son más optimistas con el tema, debido a financiamientos especiales del Banco de la Nación Argentina (BNA), Credicop o Banco BICE. Mariano Guizzo detalla que, a pesar de que muchas empresas perdieron capital de trabajo e inversiones por la pandemia, hoy tienen acceso a créditos por debajo de la inflación.
“Este año se volcó mucho financiamiento a la industria, por ende las empresas han podido acceder a créditos con tasas competitivas, por debajo de la inflación. Hay bancos que ofrecen tasas subsidiadas por el Ministerio de Producción, cuando hay proyectos estratégicos o para substituir importaciones, las Pymes pueden acceder a tasas subsidiadas”, explicó el presidente de Asinmet.
Una opción local es el Fondo para la Transformación y el Crecimiento (FTyC), que otorga créditos para actividades agrícolas o industriales (no pueden usarse para construir una vivienda familiar, pero sí para el galpón de una empresa). La tasa de interés que cobra el FTyC es una tasa inferior a la de mercado, una tasa negativa. Es un porcentaje de la tasa activa del BNA, que en los últimos meses varió entre 40 y 42%.
Silvina Giordano, directora ejecutiva del FTyC, explicó que “la tasa que nosotros cobramos va a depender del tamaño de quien toma el crédito”. Si es una actividad industrial y la empresa está categorizada (según el certificado Pyme) como una empresa micro, ahí la tasa será el 50% de la tasa activa del BNA. Si figura como pequeña o mediana empresa, se usará el 60% de la tasa activa del BNA.
“La tasa de interés que aplica el FYyC va a depender de la categoría en que se encuadre la empresa, según lo que resulte del certificado Pyme”, señaló Giordano. Entre enero y septiembre de 2021, el organismo aprobó para el sector industrial unos 14 créditos para capital de trabajo por $ 27.621.375 y otros 40 para inversiones por $ 182.434.349 (en total para el sector industrial: 54 créditos por $ 210.055.724).
Reintegro de inversiones
Una política económica que promocionan desde el gobierno provincial es el Mendoza Activa, que reintegra el 40 % de las inversiones (se reintegra más si se cumplen ciertas condiciones), y tanto Guizzo como Magnaghi se mostraron a favor de esa iniciativa.
El presidente de Asinmet, lo consideró “una medida positiva que se debe fomentar y que permite terminar de tomar una decisión de inversión, inclina la balanza a favor”. Por su parte, la presidente de Aderpe consideró que la segunda edición fue más abierta y “está andando mucho mejor que la primera edición”.
La primera edición incluyó 3.386 proyectos locales por una inversión total de $ 22.000 millones, de los cuales el gobierno provincial reintegró $ 5.200 millones. En detalle, se trató de $ 4.151 millones para industria, $ 2.100 millones en hidrocarburos, $ 11.347 millones en Construcción y $ 2.277 millones en agricultura (parte de ello, destinada a agroindustria).
En su segunda edición, Mendoza Activa movilizó 5.296 proyectos por inversiones de $ 39.000 millones en cuatro meses (un número que se pensaba para todo un año) y con reintegros por $ 13.000 millones. Ya se prepara la tercera edición que mantendrá beneficios para 25 sectores y sumará planes especiales para clubes deportivos.