El mundo del trabajo se encuentra en cambio casi constante a nivel global y, aunque Argentina pareciera tener sus propios ritmos, no es ajena a este escenario en líneas generales. En un contexto general de escasez de talento y de cambios en las prioridades de los trabajadores que ingresan al sistema, empresas y empleados se encuentran en una suerte de encrucijada. Situación que en la provincia y el país se agudiza de la mano de una de las peores crisis económicas todavía en danza y un desempleo que comienza a moverse con la incertidumbre hacia adelante.
Un trabajo realizado en conjunto por Idea, Ineco y Puntual registró un cambio en las prioridades de las personas con relación a su trabajo. Precisó que el 82% de las más de 600 personas relevadas para el estudio consideró que valora mucho más la salud emocional y mental luego de la pandemia. En esta línea creció la valoración de aspectos como el equilibrio entre la vida personal y laboral (80%), la calidad de los vínculos interpersonales (75%), la satisfacción laboral (72%) y la calidad del sueño (70%). Se trata de valores que los trabajadores manifestaron como importantes para sentirse bien dentro y fuera de sus ámbitos laborales.
De este modo, el 94% de los encuestados expresó que el principal factor para una buena salud mental y emocional es el buen clima laboral. “Este aspecto se valoró más que la seguridad económica que también fue alta y se situó en segundo lugar con un 92% de las respuestas”, detalló el informe mencionado. Por otro lado, el 37% de los encuestados manifestó haber considerado seriamente en renunciar a su trabajo por cuestiones de salud emocional y mental después de la pandemia.
María Paz Gómez, licenciada en Recursos Humanos y cofundadora de Pizca, Relaciones más humanas, y Paula Pía Ariet, directora de Gestión Consultores, coincidieron con esta perspectiva. Sin embargo, el actual contexto argentino obliga a hacer una aclaración y es que no son las mismas prioridades las de las personas que no poseen trabajo que las que sí lo tienen y buscan un cambio. “Las primeras ponen el foco en lo económico y en la importancia de tener un sueldo para sobrevivir”, expresó Gómez. Ariet, por su lado, apuntó que esto es clave al momento de plantear lo que a un trabajador hoy le importa o no. “No es para todos lo mismo”, subrayó Ariet.
Más allá de que se ha frenado la caída de la actividad en líneas generales, los números negativos persisten con salarios rezagados y más de un 50% de pobreza. Este dato no es menor para Claudia Rus, comunicadora y coach ontológico en Argentina, Chile, Miami y El Salvador. “Hoy en Mendoza, dada la crisis, la prioridad pasa por el sueldo”, observó Rus. Por el mismo motivo y debido a culturas organizacionales, con situaciones límite en algunos casos, la mayoría de las empresas locales se enfocan en los números y dejan de lado casi todo lo demás. “El mercado funciona con la oferta y la demanda por lo que mientras menos especializado está un perfil, menores son los beneficios y si lo que se hace es muy demandado, se cuenta con más posibilidades de negociar”, apuntó Gómez.
Flexibilidad, divino tesoro
Así, más allá de las tendencias, nuevas generaciones y escasez de talento, la situación argentina no deja mucho margen para otras prioridades que la de tener un empleo. Pese a esto, Gastón Kovalenko, al frente junto a Lorena Henríquez de la consultora Perfil Humano, destacó que en su última encuesta de salarios creció la cantidad de empresas con perspectivas de contratación. “La tendencia a incorporar personal ha crecido y cuando antes solo el 35% tenía previsto tomar nuevas posiciones, ahora esa cifra está en torno al 50%”, precisó Kovalenko. Agregó que prácticamente no se han manifestado decisiones de despidos de personal.
Entre las personas que poseen un trabajo y buscan un cambio, las prioridades son diferentes aunque el motor salarial n deja de estar entre las principales motivaciones como mostró la encuesta de Idea, Ineco y Puntual. “Claramente es cada vez más importante esta combinación entre la vida familiar y laboral”, sintetizó Ariet y habló de la dificultad para encontrar persona en trabajos con turnos rotativos o de fines de semana. “En general y siempre en función de la industria, se trata de posiciones por las que se ofrece más salario ya que pocos las quieren tomar”, explicó Ariet.
Aquí el tema generacional incide ya que se sabe que los más jóvenes priorizan aún más la cantidad de horas que le dedican al trabajo, el tipo de trato, etc. En este marco, desde Pizca, Relaciones Más Humanas, Gómez destacó que cuando hay un cambio de trabajo, se busca mantener o mejorar ciertas condiciones laborales conquistadas. “El salario sí o sí es importante porque también da lugar al crecimiento, pero las nuevas generaciones valoran mucho el tiempo para la familia, el deporte u otras inquietudes personales”, sumó Gómez. Agregó que muchos “junior” ceden un poco la parte económico para darle prioridad al crecimiento o aprendizaje dentro de la empresa, algo que también se valora mucho. “Lo cierto es que hay tantas prioridades como personas”, señaló la especialista.
En esta línea, la encuesta de Idea, Ineco y Puntual precisó que las personas fueron consultadas acerca de la relevancia de ciertas variables vinculadas al trabajo. Sobre este punto, el 89% de los encuestados indicó que, después de la pandemia, empezó a valorar mucho más la flexibilidad horaria. El estudio agregó: “Otros aspectos mencionados fueron un entorno de trabajo seguro y saludable (83%); la posibilidad de trabajar de manera remota (82%); tener una agenda de trabajo que no sature la energía (76%); contar con un buen líder (72%) y la relación entre el esfuerzo y la compensación (71%)”.
De este modo, la flexibilidad laboral está entre las principales prioridades de los trabajadores. Gastón Kovalenko destacó que esta característica está entre los principales beneficios monetarios de las empresas que participan de su encuesta de salarios. Y esto no solo se traducen en la posibilidad de trabajar desde casa con modelos híbridos que han llegado para quedarse sino también con pequeños beneficios que son muy valorados por los empleados. Entre otros, destacó la posibilidad de tener una semana más de vacaciones y que en lugar de dos sean tres. “Nos ha pasado que se han caído candidatos por este tema, algo que para algunos tipos de empresas no es costoso de implementar”, señaló el profesional. Con la aclaración de que todo dependerá del rubro, agregó que muchas compañías no lo hacen porque no se lo han planteado ya que en muchos casos mejoraría el clima laboral y no demandaría grandes inversiones.
Entornos agradables
Cada vez es más común que se pregunte por el clima laboral. Claudia Rus relató que en otros países, las empresas suelen implementar beneficios como bonos, reducciones de horarios, trabajo remoto, tomarse los feriados o algunos días en el año además de las vacaciones. Desde su visión, aunque en contextos más favorecidos hay mayor conciencia de la importancia del clima laboral, dichos beneficios de manera aislada no necesariamente impactan en mayor productividad. La coach ejecutiva agregó que los beneficios son importantes, pero no alcanzan al final del día. “Lo que hace la diferencia es la generación de buenos entornos de trabajo”, señaló la profesional.
Con una mirada similar, María Paz Gómez, señaló que en líneas generales lo que falta es un liderazgo consciente, entender que la vida es un continuo que no se corta entre el mundo laboral y el resto de las actividades. “El trabajo es un lugar más para ser feliz y cuanto más bienestar se logra allí, mayor es la rentabilidad”, resumió la cofundadora de Pizca. En este marco agregó que los líderes deben conseguir esto desde un lugar genuino por lo que faltaría una mayor capacitación de las empresas. “La formación es humanística, pero también cuantitativa ya que si las personas trabajan mejor, su rendimiento y las empresa mejoran”, sintetizó Gómez.
Del mismo modo, Rus señaló que a partir de su experiencia, la comunicación interna e institucional así como un trabajo en la gestión emocional y el autoconocimiento de los líderes son clave para mejorar los entornos laborales. “Es importante conocer lo que se posee, dejar de mirar lo que falta para empezar a hacer foco en lo mucho que hay y reconocerlo”, sugirió la también profesional. Agregó que conocer la cultura real de una organización es el punto de partida para entender por qué es baja la productividad o el talento se va. En este sentido, aunque Rus concedió la importancia de incorporar tecnología, recordó que son las personas las que la utilizan como herramientas para poner al servicio de una mejor comunicación interna. “Si nos focalizamos solo en los instrumentos sin un contexto de coherencia, será ‘más brillantina’, pero sin impacto en los procesos”, subrayó la también especialista en cultura organizacional.
La directora de Pizca, en tanto, coincidió con esta mirada. Sin embargo, también hizo notar que del lado de los trabajadores, hay culturas que han dañado en parte la vida laboral debido a que se pasó de creer que el trabajo lo era todo a que no era nada. “Entendimos que ese modelo llevaba al fracaso y dimos la vuelta para buscar alternativas que sí valieran la pena”, dijo María Paz Gómez. De este modo –con altos niveles de pobreza como los de Argentina- por el lado de los trabajadores también han mermado valores como el compromiso o las responsabilidades. “Hay que entender que en lo humano no hay procesos instantáneos y que para hacer cambios es preciso estar dispuestos a andar un camino que no va a ser todo genial para poder llegar adonde se quiere”, reflexionó Gómez.
Cómo está Mendoza
El estudio de Idea, Ineco y Puntual destacó que los cambios en las prioridades del mundo laboral fueron acompañados por políticas organizacionales, aunque aún quedan desafíos por delante. En este marco detalló que el 63% de los empleados consideró que las empresas valoran mucho más que antes la generación de una cultura de trabajo saludable. Además, en un porcentaje más bajo (46%), también se mencionó la implementación de beneficios vinculados a la salud emocional y mental para los empleados. Esto se relaciona, entre otras cosas, con la denominada marca empleadora que es muy importante algunas empresas y que se valoriza con espacios como el conocido “Great place to work” en el que muchas quieren estar.
En una provincia chica como Mendoza esto impacta fuerte en muchas empresas que ven cómo sus costos suben debido a su mala fama. Puntualmente, les cuesta conseguir personal por este motivo y deben ofrecer salarios más altos que la media del sector. La directora de Gestión Consultores contó que ahora hay aplicaciones en las que los trabajadores califican a las empresas y que por eso es importante la construcción de la marca empleadora. Aunque es probable que muchas referencias allí estén dadas por personas disconformes, no es un punto menor ya que cada vez más el clima de trabajo es una pregunta que realizan los postulantes.
“La marca empleadora es tan importante que cuando tenés una mala imagen por maltrato o exigencias desmedidas en comparación con el sueldo, la gente no va”, observó Ariet, quien también es economista. Desde esta perspectiva, agregó que las empresas se dieron cuenta de que tener una mala marca les cuesta un dinero ya que no solo deben subir remuneraciones sino que tardan más en conseguir personal. Esto es muy importante también para retener a los trabajadores ya que quienes están contentos en su espacio, no lo dejan tan fácilmente. A esto se suman, según Ariet, prioridades como el llamado salario emocional vinculado con la capacitación y el desarrollo personal. Es decir, qué posibilidades de crecimiento en el sentido amplio otorga esa empresa.
Sin embargo, en Mendoza la realidad no es tan motivadora en líneas generales. Según explicó María Paz Gómez, de la consultora Pizca, en la provincia hay organizaciones que trabajan en mejorar sus entornos y su marca empleadora. Agregó que esto no es lo común y queda “largo camino por recorrer”. “Genuinamente lo hace un porcentaje bajo del total de las empresas”, dijo Gómez a modo gráfico. Recordó que el entorno de crisis económicas no lleva a las compañías a priorizar la gestión de las personas y que hay sectores como los de empresas tecnológicas tienen mucho más ganado en el rumbo del bienestar organizacional.
Gastón Kovalenko destacó que es importante adoptar políticas con relación a los beneficios y que muchas empresas no las tienen contempladas. Son herramientas que servirían para evitar situaciones de inequidad o de pérdida de candidatos como en el caso de tener una semana más de vacaciones en el caso mencionado. Así, mientras las compañías mayores pueden implementar más beneficios como prepagas, las más chicas tienden a compensar a partir de planteos puntuales de empleados que suelen conocer personalmente. Algo similar sucede con la política del home office que se mantiene con modalidades híbridas, pero ha perdido algo de fuerza.
Tanto Kovalenko como Ariet explicaron que aunque esto continuará, hoy a muchas empresas no les es sencillo implementarla por diversas cuestiones. La principal tiene que ver con que si no se trabaja por objetivos, no es fácil calcular la productividad de quienes no están presentes. “A veces en la presencialidad, la persona terminó y se queda solo hasta cumplir el horario”, ejemplificó Kovalenko. Lo otro es que se suelen dar situaciones inequitativas ya que no todos los que hacen trabajo remoto cumplen e, incluso, hay quienes no poseen el espacio físico para trabajar dentro de su hogar.
“En Mendoza hay empresas que no lo saben implementar porque no están acostumbrados a trabajar por objetivos, pero el trabajo remoto es un punto clave para la flexibilidad”, destacó el director de Perfil Humano. En coincidencia, la directora de Gestión Consultores mencionó que el home office ha empeorado su marketing y que en muchos casos “pagan justos por pecadores”. Sin embargo, remarcó que es una herramienta relacionada con el aprovechamiento del tiempo y que la dificultad actual también se da en el tema salarial y la idea de equidad. En general, el modelo híbrido llegó para quedarse debido a que combina el vínculo y la creatividad que favorece un presencial con la posibilidad de ahorrar recursos que aporta la virtualidad. Aunque ahora ha caído un poco, este tipo de formato volverá a ser elegido.