Silvia Torres Carbonell, presidenta del Encuentro anual de la Asociación Cristiana de Empresarios (ACDE), aseguró hoy que la crisis que dejará el Covid-19 en la Argentina y el mundo demandará “un enorme trabajo de reconstrucción” cuando ya en el país había dos deudas históricas: la pobreza y la falta de empleo digno.
Así se expresó Torres Carbonell al abrir el XXIII Encuentro Anual ACDE, bajo el título “Emprender: Co-crear para reconstruir”. En la apertura del encuentro que se realizó en forma completamente virtual por la pandemia, estuvo acompañada por Monseñor Jorge Lugones, Obispo de Lomas de Zamora y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
“Estamos en una crisis con condimentos inéditos por este rey corona que ha puesto al mundo bajo sus pies pero también por una crisis que tiene aspectos recurrentes y hoy la sociedad pide a gritos una solución creativa. La gran deuda es la pobreza y la falta de empleo digno. Casi el 50% de la población en pobreza es una tragedia. Y hay una causa: es cada empresa que se cierra o no puede abrir, cada emprendedor que no puede crear una empresa”, dijo Torres Carbonell.
Lugones agregó que la Argentina está en un “momento coyuntural difícil” al que consideró: “Es una gran oportunidad para reconocernos nosotros corresponsables y correspondientes, es decir, que tenemos que responder a este desafío de construir una sociedad equitativa y fraterna”.
“Contamos en la Argentina con un buen número de empresarios comprometidos con el prójimo que son conscientes de la importancia de generar incentivos, cuidando los recursos a su alance, especialmente las personas”, dijo el religioso.
Torres Carbonell agregó que cada empresa que no está son menos impuestos para que el Estado que invierta en salud, educación y seguridad. “De la trampa salimos creando nueva riqueza. La Argentina necesita duplicar la producción de riqueza para absorber a todas esas personas que hoy no tienen empleo”, aseguró la presidenta del encuentro.
Por ello, consideró que hay celebrar la actitud emprendedora, con la que el ser humano supere los obstáculos con resiliencia, con capacidad de enfrentar los desafíos y crear las nuevas oportunidades. “De ahí el título de nuestro encuentro: emprender en el sentido de la co-creación”, señaló.
En ese sentido, dijo que aquellas sociedades que valoran al emprendedor que toma riesgos, invierte, genera innovación y crea empleo y riqueza son las que más avanzan. “Esos emprendedores son considerados células vitales de la sociedad”, agregó.
Recordó que Juan Bautista Alberdi hablaba del “buen empresario”, al que calificaba como el que es independiente en su actuar de las presiones políticas y burocráticas; el que jamás participa en un entramado corrupto; y en el que alinea sus ganancias individuales con las ganancias sociales.
“El verdadero y óptimo bienestar para la sociedad se logrará con empresarios éticos y de triple impacto: socialmente, económicamente y ambientalmente responsables. Y yo le agrego un cuatro: ciudadanamente responsable”, dijo Torres Carbonell.
Y agregó que eso tiene que ver con el mensaje evangélico del empresario cristiano, que pone a la persona en el centro de la actividad económica. “El Papa Francisco nos ha enviado una carta en la que nos exhorta a seguir la guía de Jesús con acciones valientes y generosas para que sean estímulo y testimonio en esta sociedad en tiempo de crisis”, dijo.
“El Papa nos pide que ejerzamos la actividad empresaria teniendo a la misericordia como eje. Pero además, nos dice, háganlo de manera honesta, pensando en el bien común y sobre todo, pensando en el bien común y sobre todo para reconstruir el tejido social para no abandonar a quienes han sido dejados de lados con esta crisis”, sostuvo.
Por ello, agregó, el encuentro buscó escuchar “miradas sabias” para ver qué está pasando en el mundo, con la mirada de los medios que son el reflejo de lo que nos está pasando como sociedad.
“La crisis que dejará el Covid-19 demandara un enorme trabajo de reconstrucción. Necesitamos que la sociedad y los gobernantes confíen en el buen empresario. También necesitamos asegurarnos de la consolidación de las instituciones republicanas”, aseveró Torres Carbonell.
Y concluyó: “Porque un estado democrático no es necesariamente garantía de un estado de derecho. Necesitamos, tal vez, que esta crisis sea un punto bisagra por el cual la democracia que está consolidada dé paso a esa República en la que rija el imperio de la ley y el respeto de las libertades individuales, políticas y económicas”.