Con ya varios años visitando al país, Tim Atkin se ha convertido en el mundo en una de las voces autorizadas para opinar sobre la industria vitivinícola nacional. Hace solo unas semanas, el Master of Wines presentó su reporte anual 2023, luego de haber pasado por el país y de la mano de Wines of Argentina (WofA) haber probado 2.026 vinos de 379 productores, de los cuales dos lograron la calificación “perfecta” de 100 puntos: Per Se La Craie 2021 y Jardín de Hormigas Los Amante 2021.
En una charla con Los Andes, el inglés habló sobre algunos de los puntos más destacados de su reporte, pero también abordó temas candentes como la influencia de la economía argentina en la imagen de nuestros vinos en el mundo y la polémica que gira en torno a los puntajes.
- ¿Cuál ha sido el mayor descubrimiento que hizo este año en su visita a Argentina?
- Hay muchas cosas; sin dudas Córdoba fue una de ellas. Me gustó adentrarme en el estudio profundo de Barrancas y Las Compuertas, aprendiendo del geólogo Guillermo Corona. El descubrimiento creo que fue la calidad creciente de los vinos; los blancos fueron la revelación una vez más. Y la diversidad, no solo de Malbecs, sino la diversidad de estilos de vinos que Argentina está produciendo.
Argentina está constantemente explorando sus límites y esto quiere decir que hay lugares donde es posible encontrar variedades que no habían sido plantadas ahí hasta el momento, y explorando esas áreas, en su mayoría áreas de clima fresco, y creo que esto es algo sumamente importante para que Argentina explore, en un tiempo signado por el cambio climático y el calentamiento global…
Son muchos descubrimientos. Probablemente uno de mis favoritos fuera de Córdoba fueron los vinos de “El Viticultor”, que no había probado antes, y creo que fueron increíbles y unos de los mejores que probé en el país.
- El año pasado mencionaba que los vinos orgánicos son una carta ganadora para el país y esta es la primera vez que uno de este tipo tiene 100 puntos. ¿Cómo ve al país en este movimiento? ¿Qué aspectos se deben mejorar todavía?
- Realmente no pensé en el carácter orgánico cuando le di los 100 puntos. Siento que la agricultura orgánica y, en menor medida, la agricultura regenerativa y los movimientos biodinámicos pueden ser sumamente positivos para Argentina. Están creciendo exponencialmente en términos del número de productores elaborando estos vinos, pero particularmente, en la cantidad de hectáreas cultivadas de manera orgánica. Creo que es algo en lo que Argentina podría llevar el liderazgo a nivel mundial; tiene un clima continental y seco para la mayoría de sus viñedos, con baja incidencia de enfermedades y creo que sería un plus o un punto positivo -si se quiere- para Argentina hablar de orgánicos. Es un movimiento muy importante para Argentina, liderado por gente muy dinámica, obviamente incluyendo Maricruz Antolín, que fue mi joven winemaker del año el año pasado. Pero no solamente ella, creo que también el apoyo de grandes compañías, particularmente del grupo Bulgheroni, y lo que están haciendo con Argento y Otronia son cosas sumamente positivas para el futuro de los vinos orgánicos.
- Los problemas macroeconómicos del país, lejos de superarse, parecen profundizarse. ¿Cómo se ve esta situación desde afuera? ¿Qué tan riesgoso es esta permanente crisis para las exportaciones?
- Es terrible. Realmente no sé qué hacer en ese sentido, no soy un economista. Pero digo en mi reporte que Argentina merece mejores políticos; creo que es, en muchos sentidos, un problema político. Desde afuera se ve como algo desastroso, y Argentina no es el único país del mundo que está en medio de un desastre económico en este momento. Pero sí creo que es una percepción negativa de Argentina que su economía esté sufriendo. Lo que sí, -y esto es un efecto secundario- lo vuelve un lugar atractivo para los extranjeros porque lo hace comparativamente más barato con un peso en constante lucha, en especial si uno cambia dólares a la cotización blue.
Creo que sí es un problema en términos de exportaciones porque a los importadores o exportadores se les paga cuando reciben el dinero del extranjero a la cotización oficial, aunque ha existido un dólar Malbec este año. La cotización oficial significa que se está volviendo sumamente difícil la exportación de vinos y he visto mucha gente pivotear al cambiar de dirección después de la pandemia, y vender mucho más vino en Argentina porque es más rentable hacerlo. Esto es algo que la industria tiene que pensar, pero no estoy seguro cuál sea la solución. Por supuesto que la más importante sería bajar la inflación y quizás dejar los controles a la moneda y permitir que la gente pueda pagar en dólares en lugar de pesos. Pero este es un problema que deberá resolver el Gobierno, que cambiará a fin de año; no soy argentino, así que no puedo decir si esto será algo bueno. Pero creo que un cambio en la política económica beneficiaría al país. Esa es mi visión desde afuera...
- Con tantos años calificando vinos argentinos, ¿hacia dónde considera que se dirige la vitivinicultura nacional?
- Creo que la vitivinicultura va hacia un buen lugar en muchos sentidos. Va a haber muchos viñedos, particularmente con la crisis económica y las heladas que vimos este año, que van a ser no productivos. Creo que el futuro de Argentina recae en la calidad. No estoy diciendo que no se pueda producir calidad a precios razonables y, obviamente, buena parte del mercado doméstico va a consumir vinos más baratos; pero creo que lo que estamos viendo cada vez más es que Argentina está focalizándose en vinos de alta calidad tanto en el mercado doméstico como en los mercados de exportación y esa es una de las cosas más importantes.
En términos de hacia dónde va, creo que la creciente diversidad tanto en terroirs como en nuevas regiones, variedades, blends, winemakers es muy emocionante. Una de las grandes cosas que ha cambiado en los últimos 10 años es la frecuencia con la que los winemakers argentinos, la gente “top”, va al exterior a probar vinos en España, Italia, Francia, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, y creo que haber traído todo ese conocimiento del resto del mundo hacia el país ha sido muy importante porque ha vuelto a Argentina más segura de sí misma en cierto sentido, pero le ha dado también una perspectiva externa de lo que está pasando en otros países.
- ¿Es posible imaginar un vino blanco argentino con 100 puntos en el corto plazo? ¿Cuál o cuáles son los varietales que pueden llevar a Argentina a ganar terreno en el plano internacional?
- Creo que sí podría. Nos estamos acercando. Lentamente están obteniendo más 98 y 97 puntos. Si pasara, creo que sería con un blend blanco. Mi impresión es que probablemente la mejor uva blanca de Argentina sea el Semillón. Obviamente que mi blanco del año fue un Chardonnay de Catena (White Bones), pero más allá de eso me sorprendió mucho el amplio rango de Semillones excepcionales. Y creo que quizás el primer blanco en obtener los 100 puntos podría tranquilamente ser un Semillón o un blend blanco, antes que un Chardonnay. En parte porque todo el mundo o casi todo el mundo hace buen Chardonnay a nivel global. Por lo tanto, hacer cosas distintas a un Chardonnay, y el Torrontés es un buen ejemplo y creo que esa es la dirección en la que Argentina debería ir.
- Mucho se cuestiona todavía el sistema de puntajes o las críticas. ¿Por qué considera que es algo útil para el vino argentino? ¿Cómo selecciona las bodegas y los vinos que califica?
- Creo que sí es útil. Es una manera de “calibrar” tanto a los vinos como a los críticos. Es muy importante para bodegas y particularmente para los consumidores mirar los puntajes y mirar a las personas que dan esos puntajes. Diría que no todos los puntajes son iguales. Si tuviera que decir, un 96 no es un 96. Se debería decir “es un 96 de Tim Atkin”, o es un puntaje dado por otro crítico u otra publicación. Creo que son una buena manera de evaluar a los vinos y al crítico también, para encontrar críticos con los que uno está alineado. Yo siempre digo que el vino es mucho más que un puntaje, es por eso que me tomé el trabajo de escribir más de 1.400 notas de cata en mi extenso reporte este año. Creo que las “tasting notes” son importantes para que la gente tenga una idea de qué aroma tiene el vino, qué gusto tiene y siempre trato de obtener información de donde proviene.
En relación a la segunda pregunta, mis tastings están abiertos a cualquiera, todo el mundo puede participar. Todo lo que tenemos es un nivel de precio mínimo y eso varía acorde al año, pero esto es para garantizar no tener demasiados vinos para catar. Es muy abierto. Estoy más que feliz de degustar vinos; no hay barreras para registrarse y estoy feliz de hacer nuevos descubrimientos y probar nuevos vinos. Así que no tengo opiniones fijas sobre a qué vinos le voy a asignar puntajes altos. De hecho, hago un gran esfuerzo por ser lo más objetivo posible a la hora de puntuar vinos, porque esto es sumamente importante para que los productores sepan que la persona puntuando está haciendo todo lo posible por ser justa con los vinos, pero también por degustarlos en las mejores condiciones posibles.
- ¿Cuáles son los aspectos que Argentina debe ajustar como industria para poder consolidarse y ampliar el consumo de sus vinos en el mundo?
- Hablo de esto en mi reporte y creo que una de las cosas que se necesita hacer es reducir el número de hectáreas particularmente de variedades más baratas que tienen poca cuota de mercado tanto dentro de Argentina como fuera en el largo plazo. En términos de promoción del mensaje, bueno…promover el lugar. A pesar de los problemas económicos, Argentina es un país fantástico para visitar; tiene paisajes increíbles, buena comida, lindas ciudades, pero por sobre todo, buena gente. Lo que más me gusta del país es su gente. He creado muy buenos amigos allí a lo largo de los años. Siempre la paso muy bien; los argentinos saben cómo sonreír, cómo reír, hacer música y divertirse, en general acompañado de un vino. Y eso es algo que yo promovería sin dudas. El Malbec obviamente representa la exportación más importante para Argentina en términos de su identidad y su diversidad. Pero Argentina es mucho más que Malbec y todos lo sabemos. Pero me parece importante que ese mensaje se difunda, particularmente hablando de los vinos blancos, pero también de los blends tintos -que pueden o no incluir Malbec- y la creciente calidad de otros como Pintor Noirs y Cabernet Francs. Así que hay muchas cosas que decir de Argentina en el exterior y, como mencioné anteriormente, el problema más apremiante se reduce a la economía.