Con propuestas creativas y valor agregado, muchos negocios chicos de indumentaria crecieron durante la pandemia y se consolidaron como opción para Mendoza y el país. Además de contar con diseños exclusivos, estas empresas locales ofrecen conceptos distintos, como una vestimenta sustentable, sin un género determinado o con estilos llamativos.
En principio, es importante recordar que existen empresas mendocinas medianas y grandes que fabrican y venden ropa, como Tres Gorditos, Cloter, Eva Miller y Rosenda Jeans, enfocadas a rubros como uniformes y ropa urbana o casual (pantalones jeans, remeras y camisas). Si bien no trabajan con el volumen de fábricas en Buenos Aires, varias son reconocidas dentro de la región Cuyo y tienen locales en otras provincias.
Sin embargo, un fenómeno llamativo que se dio durante la pandemia fue el crecimiento de pequeños y medianos emprendimientos de indumentaria en base a propuestas creativas y productos que apuntan al valor agregado, con diseños especiales y materia prima de gran calidad.
Adrián Alín, presidente de la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios (Cecitys) recordó que en la etapa más dura de la pandemia se complicaba la llegada de productos de Buenos Aires y esto dio un empuje a la indumentaria local.
“Hay casas chicas y medianas que trabajan su propia ropa. Ahora muchas fábricas de Buenos Aires han reabierto pero, durante la restricción, muchos decidieron ampliar la producción. Era un sector local muy golpeado que, con la pandemia, levantó cabeza”, analizó Alín. Además, en la Cecitys creen que Mendoza es un punto estratégico para fabricar distintos productos, como vestimenta, y quieren ayudar a articular acciones para atraer inversiones.
Una empresa que creció con la pandemia fue 8Q Indumentaria, que nació en 2013 apuntando al público minorista y, con las restricciones, decidió expandirse vía online a todo el país. Hoy esta empresa tiene casi 20 mil seguidores en la red social Instagram, más de 50 mil en Facebook y vende indumentaria deportiva desde Jujuy hasta Santa Cruz.
“Muchas personas que tenían su mente focalizada en Buenos Aires o Chile empezaron a mirar a su alrededor y encontraron marcas muy buenas, con productos competitivos. Varios se sorprendían cuando les decíamos que éramos de Mendoza”, cuenta Paula Suárez, titular de 8Q.
En su visión, un negocio que compra y revende ropa es muy distinto a otro que quiere desarrollar una indumentaria propia, cuyos clientes buscan también poder identificarse con esa vestimenta. En ese sentido, si bien hay un segmento del mercado que apunta a ropa de bajo costo, Suárez apuesta por una vestimenta de diseño que se vende en menor escala pero a mayor valor.
Indumentaria sustentable
Una tendencia que gana cada vez más adeptos tiene que ver con la sustentabilidad y economía circular, de modo de generar una industria y un consumo más amigable con el medio ambiente. Esto se ve reflejado en emprendimientos como “RE.” que toma su nombre de las palabras reutilización, revalorización y resignificación.
Así lo contaron Rocío del Mar Muñoz y Martina Kretschmar, que idearon “RE.” como un proyecto de tesis, ganaron un concurso para diseñadores y hoy, en su tercer año, cuentan con casi 15 mil seguidores en Instagram. La diferencia fue crear un proyecto que utiliza el rediseño a partir del concepto “upcycling” o suprarreciclaje (también llamado reutilización creativa) para crear nuevas prendas y productos.
“En este último período la marca dio un giro importante, la producción se incrementó, tanto en las prendas que realizamos en taller como las reutilizadas (son prendas únicas que llevan un largo proceso de producción)”, explicó Muñoz. Dos desafíos fueron lograr que el proceso fuera continuo y tener una buena comunicación con el sector de confección, ya que cada prenda requiere de mucho tiempo por ser única y no se puede hacer de manera seriada y rápida.
En una línea similar, el emprendimiento Pedemonteña se dedica desde 2019 a tejer y reutilizar prendas de ropa, como convertir unos pantalones jeans viejos en un short y utilizar el resto de la tela para generar bolsos, carteras o mochilas. Cecilia Martínez, una de sus fundadoras, cree que los principales desafíos en estos años fueron valorizar y comunicar su trabajo artesanal, con un valor económico acorde que permitiera cubrir costos y generar ganancia.
“Los costos de la materia prima, en el caso de hilos y lanas, aumentan semana a semana, pero el precio de un tejido no. Tampoco podemos competir con los precios de la ropa que fue creada en una industria a un valor inferior a lo hecho a mano”, detalla Martínez. En cuanto al público mendocino, considera que crece el apoyo a emprendimientos locales y muchas personas se cuestionan a quién y cómo comprar.
Además, la cofundadora de Pedemonteña agradece las redes de trabajo y apoyo entre emprendedores: “Ha sido súper enriquecedor trabajar colectivamente, ya que el propósito es la búsqueda constante de mejores prácticas, aplicables a las marcas como a la vida misma”. Con estas redes han obtenido información, talleres, procesos productivos y nuevas alternativas.
Propuestas originales
Para hacerse un lugar en el mercado, los nuevas iniciativas deben ofrecer un valor distinto que les permita consolidarse. En el caso de la marca Alcurnia, se promociona como ropa “100% sin género” y con diseños exclusivos. Sofía Quattrini es la diseñadora del emprendimiento y cuenta que la idea nació desde “la necesidad de cubrir un sector de personas que buscan vestirse y sentirse diferentes, que quieren elegir ropa que los haga sentir libres”.
Es así que producen ropa cómoda de estilo urbano con todos los talles. La inspiración y valores de la marca están muy encaminados por el punk, lo oriental y lo futurista, creando una fusión especial. La primera dificultad fue darse a conocer (hoy cuentan con casi 10.000 seguidores en Instagram) y en principio debieron buscar proveedores de insumos de otras provincias, como Buenos Aires.
Quattrini afirmó que el entorno económico volátil genera fluctuaciones en las ventas y deben ir trabajando “día a día”, aunque el público local presenta cada vez mayor apertura hacia la marca y reciben varias consultas sobre sus propuestas. Además, esta diseñadora quiere continuar llevando a Alcurnia al resto del país y vale mencionar que una participante mendocina, en el programa televisivo “La Voz Argentina”, utilizaba su ropa.
Otro caso es el de Tebeoteca, que en un principio apostó por un arte basado en comics (o tebeos) y sumó un estilo retro o vintage con ropa clásica, sin seguir nuevos estereotipos de moda. Su indumentaria, hecha totalmente en Mendoza, incluye imágenes de historietas y colores extrovertidos, con la idea de evitar gris, blanco o negro y “salir de los colores lisos”, según explica su fundadora, Victoria Tenti.
Una dificultad que destaca Tenti es que “no está facilitada la situación para emprendedores” porque, por más que existan créditos, los precios de las materias primas varían muy poco entre el valor minorista y el mayorista. Incluso, le ha pasado ver un precio a la mañana y que esa misma tarde ya cueste un 20% más. “Se juega mucho con el emprendedor. Yo sigo porque tengo muchas expectativas, pero esas situaciones me frenan”, reconoció la fundadora.
El camino de Tebeoteca incluye una labor con la imagen y la calidad de la marca y, poco a poco, ha ganado sus clientes. Incluso, algunas personas le pedían sus diseños en blanco y negro, sin animarse a usar colores llamativos. “Es todo un trabajo que hay que ir haciendo. También mi marca se va adaptando a situaciones que voy viendo y dentro del nicho que me gusta”, reflexionó Tenti.
¿Qué perspectivas tienen de cara al futuro?
Paula Suárez, titular de 8Q
Apostamos a competir con un diseño distinto, pensado para el consumidor y con un servicio que sea excelente: desde que nos contacta la persona hasta que recibe el producto. Tenemos que apuntar a fidelizar el cliente. Esto lo lograremos si en el momento de adquirir un producto de 8Q conseguimos superar sus expectativas.
Rocío del Mar Muñoz, cofundadora de RE.
A lo largo del corto tiempo que llevamos, algunas ideas, conceptos y estrategias han mutado, cambiado y mejorado. Queremos posicionarnos a nivel nacional, fomentar el consumo consciente, promover la moda circular, de diseño y local. Tenemos siempre como objetivo crear prendas versátiles, atemporales, con telas de calidad que perduran en el tiempo.
Cecilia Martínez, cofundadora de Pedemonteña
Estamos aprendiendo en un curso de moda sostenible sobre el ciclo de producción y de vida de una prenda, cómo fue producida cada tela, qué recursos se utilizaron, cuál es su huella de carbono y cómo es su composición. Nuestra perspectiva hacia el futuro es poder crear de manera sostenible en todo sentido, sin crueldad animal ni con el medio ambiente y poder comunicar la importancia del cambio de paradigma que necesitamos como consumidores.
Sofía Quattrini, diseñadora de Alcurnia
La marca lleva tres años trabajando y creciendo de a poco. Estamos muy agradecidas y sorprendidas por la excelente y creciente recepción que ha tenido la marca sobre todo en Mendoza, pero también en el resto del país.
A futuro, pensamos seguir trabajando en nuevas colecciones incorporando nuevas prendas y visiones, pero siempre teniendo como premisa presentar prendas sin género y urbanas.
Victoria Tenti, fundadora de Tebeoteca
Las perspectivas que tengo a futuro con la marca son varias, pero por ahora voy por pasos. Me gustaría, por el momento, tener un reconocimiento a nivel nacional, que la gente reconozca Tebeoteca por el nombre y que los lleve a lo que es la imagen de Tebeoteca que son colores, diversión, alegría. Es una marca muy alegre y queremos que así se nos reconozca a nivel país.