De un día para el otro, cuando se anunció que el 20 de marzo empezaba el “aislamiento social preventivo y obligatorio”, un número mayoritario de trabajadores se llevó la tarea a la casa y empezó a trabajar desde allí… hasta ahora. De “marcar tarjeta” se pasó a la posibilidad de empezar la jornada en pijama y con mayor flexibilidad, pero también se extendieron las horas de trabajo y se ha tenido que compatibilizar esta labor con las hogareñas y la atención de los hijos pequeños, lo que genera una sobrecarga.
Entre los beneficios para las personas que trabajan desde casa, se puede mencionar:
1. Ahorrarse los traslados. Esto es, tanto el combustible, el estacionamiento o los pasajes de transporte público, como las corridas, el estrés y la posibilidad de tener un accidente. Lo mismo ocurre con aquellas personas que se reunían con otras de modo presencial y ahora lo hacen de manera virtual.
2. Poder levantarse un poco más tarde o disponer de unos minutos adicionales para realizar alguna actividad extra antes de empezar la jornada de trabajo.
3. Mayor flexibilidad con los horarios. En general, se ha comenzado a trabajar más por objetivos que por cantidad de horas diarias. Sin embargo, esto requiere de aprender a organizarse para no procastrinar y encontrarse con una sobreexigencia al momento de presentar los resultados.
4. Más comodidad. Esto implica desde la posibilidad de elegir un atuendo cómodo, hasta armar un espacio en la casa en el que uno se sienta a gusto.
5. Posibilidad de compatibilizar el tiempo con la familia. Para madres y padres es una oportunidad de no “desaparecer” del hogar durante varias horas al día, pero también implica el desafío de establecer límites para diferenciar los momentos de trabajo y los familiares.
Sin embargo, cada uno de estos aspectos favorables del home office tiene una contraparte no tan positiva para los trabajadores:
1. Muchos no cuentan con un espacio acondicionado para trabajar en casa y el mobiliario no resulta el adecuado para pasar varias horas sentados. Además, la computadora puede estar desactualizada.
2. Si bien se ahorra en traslados, se incrementan los costos por el uso de Internet, electricidad y calefacción, ya que antes muchas familias pasaban varias horas fuera de casa.
3. Cuando se tienen niños en edad escolar, hay que acompañarlos con las tareas e incluso compartir elementos de trabajo –computadora, impresora- con ellos. Esta sobrecarga ha implicado que muchas madres y padres se sientan desbordados y agotados.
4. La jornada laboral se ha extendido con reuniones y contactos fuera del horario habitual de trabajo, porque, como la mayor parte de las personas está en casa, se extiende una actitud de “estar siempre disponible”.
5. Aislamiento. Aunque algunos trabajadores puedan estar satisfechos de trabajar en soledad, otros añoran el contacto con sus colegas y las posibilidades de enriquecimiento que esto implica.
