Con el deseo de comenzar su propio negocio, Sergio Patta decidió comprar hace 15 años una finca en San Carlos en la que comenzó a producir orégano. Pero como no era suficiente para competir en el mundo de las especias, el hombre incorporó frutos secos y otros productos que dieron origen a Cuyo Aromas.
Hoy, el negocio produce alrededor de 10 toneladas mensuales, ha sumado un portafolio de 400 productos con aceto, aceite, miel y otros, en 1.500 presentaciones y ha sido reconocido en tres oportunidades por la calidad de sus productos en los premios de la Asociación Profesionales de Salud y Alimentos (APSAL) en frutos secos y especias, un galardón conocido como el “Martín Fierro” de los alimentos. Además, desde hace cuatro años cuenta con su propia sede, el Mercado de Cuyo, donde se pueden encontrar más de 70 marcas distintas.
Recibió a Los Andes justamente ahí, en un edificio cargado de historia, en la ex Casa del Fundador (en Los Pescadores 1979 de Las Heras) donde, entre otros hitos, fue plantado uno de los primeros pinos traído por los españoles en la época de la conquista, allí nació Pedro Molina y la propiedad recibía la constante visita del General San Martín en las épocas donde preparaba el Ejército de los Andes.
De la época de 1770, la construcción hoy todavía mantiene una arcada original y algunas plantas. Y de la etapa del popular salón de fiestas perduran sus salones y galerías que ahora permanecen repletos de productos de todo tipo y variedad.
- ¿Cómo entró en el mundo de las especias?
- La empresa Cuyo Aromas nació hace 15 años en San Carlos y hoy cuenta con varias unidades de negocio: Aromas Gourmet, donde comercializamos especias, frutos secos, miel, entre otros productos; Castiglione Vecchio, una fábrica de aceto balsámico que compramos hace 10 años, al que sumamos aceite de oliva, aceite de pepitas de uva, aceite mezcla oliva y girasol, vinagres y aceitunas rellenas; Palacio San Jacinto, una línea de vino que por ahora no estamos comercializando; Mercado de Cuyo, donde comercializamos todos nuestros productos en venta minorista y sumamos otras 70 empresas que ofrecen sus productos. Además, producimos para otras empresas.
Cuando arrancamos, luego de un año de negociaciones compré una finca de 35 hectáreas en San Carlos y decidí comenzar a producir orégano. Para no venderlo “crudo” decidimos ir agregando valor agregado, hasta que llegamos a venderlo envasado. Pero como no podíamos vender un solo producto, armamos una lista de frutos secos y especias para vender. En ese momento éramos unos de los pocos que vendíamos, porque todavía no estaba en auge.
Cuando arrancamos casi nos fundimos, porque en ese momento tomé seis personas. Pero empezamos a sumar opciones y crecer hasta llegar a hoy con 400 productos y 1.500 presentaciones.
- ¿Qué es lo más complejo del comercio de especias?
- En las especias hay mucho problema de pureza. No es que esté hablando mal de la competencia, ni nada por el estilo, es una situación del mercado. Es común encontrar pimentón rebajado con maíz molido con un colorante llamado rocú, por eso cuando haces una empanada o una tarta la masa puede teñirse roja; o te venden orégano con trébol o afrechillo teñido de verde; o la pimienta mezclada con harina. Todos los productos pueden adulterarse y eso es un riesgo. Todo va en la ética de quien lo produce.
Nosotros tratamos los productos lo más puro posible. Eso lleva a que tengamos mayor presencia donde está un chef y menos donde está “Doña Rosa”. Porque los profesionales entienden que no sirve tener un orégano que no perfuma o una pimienta que tiene harina y puede traer contaminación cruzada en un plato sin TACC. El producto que ofrecemos quizás es más caro, pero cuando se hace un análisis de costo da mayores beneficios.
Tenemos más presencia en gastronomía y menos en supermercados o el almacén de la esquina. Ahí tenemos otro problema. Las grandes empresas como La Virginia llegan a esos lugares con muchos productos, en cambio, nosotros tendríamos que hacer una logística especial, algo que no hacemos por decisión de la empresa.
- Pero tienen presencia en 20 provincias, ¿cómo se logra la nacionalización de la marca?
- No lo sé, porque acá no hay un gerente de Ventas y somos solo siete personas que hacemos todo. Hemos llegado a crecer gracias a la recomendación de nuestros clientes. Así hemos llegado a tener una producción en enero de 10 toneladas de productos.
- ¿Cómo se logra ser rentable en una industria donde la competencia es tan dispar?
- De cuando arrancamos te puedo nombrar una decena de emprendimientos que eran más grandes que nosotros y que hoy no existen, porque se fundieron. A los que sobrevivimos no nos queda otra que siempre ir para adelante. Hoy estoy pensando qué producto voy a sacar dentro de dos o tres años.
Creo que logramos sobrevivir por un conjunto de factores. Uno de ellos es tener una administración cuasi de almacenero y muy rigurosa. No podés trabajar con crédito. El segundo factor es el reinvertir casi toda la ganancia que hemos logrado. Y tercero, tener un poco de visión en este negocio, por ejemplo, cuando compré la fábrica de aceto balsámico tenía un solo producto, pero le agregamos otros tantos, porque si tenés variedad, algo a alguien le vas a vender. Vendemos productos a la industria alimenticia, los botánicos a los productores de destilados, vendemos insumos para restaurantes y hoteles, a los supermercados y a todos los que lo necesiten.
Ahora estamos prontos a lanzar las especias en lata. Hace varios años lanzamos las especias en pote, pero ahora en la góndola encontrás muchas presentaciones y empresas gigantes con las que no podemos competir en la distribución, entonces tenemos que estar un paso adelante.
- ¿Qué se hace para ganarle a los grandes competidores que han ingresado en el último tiempo a la industria?
- Realmente no sé cómo competirles, incluso, no suena muy profesional, pero ni siquiera sé por qué vendemos. Son muchas horas de “cerebro” para estar innovando todo el tiempo. Yo te puedo decir que en un par de años mi negocio personal se termina, porque se han metido los monstruos de la industria alimenticia al mercado. Antes no estaban porque la calidad es muy compleja de garantizar en grandes cantidades en este negocio.
Eso es algo en lo que hemos trabajado a lo largo de los años. Que la persona que compra nuestros productos pueda encontrar lo mismo cada vez que se lo llevan. Por eso no somos acopiadores y trabajamos siempre con los mismos productores. Si no hago eso, no vivo en esta industria.
Perfil
Sergio Patta (60) nació en la Provincia de Buenos Aires, en la localidad de Ascensión. Estudió en un colegio salesiano donde fue pupilo seis años. Cursó la carrera de Ingeniería Química, aunque no se recibió y a lo largo de los años se especializó en Recuros Humanos. Fue gerente de Producción de algunos laboratorios medicinales en su provincia natal, pero cuando se casó se radicó en Mendoza. Aquí trabajó en Oca y Obras Sanitarias. Su último trabajo en relación de dependencia fue como gerente de Recursos Humanos en la Bolsa de Comercio, luego comenzó con su propia empresa, Cuyo Aromas.
Hace 15 años inició su propio negocio especializado en especias, frutos secos, aceto balsámico, aceite de oliva, miel y más. Hoy, su empresa tiene presencia en 20 provincias y una producción de 10 toneladas mensuales.