En la provincia, hay más de 40 mil pymes y pese a que sólo 7 mil de ellas pertenecen al sector agropecuario, éstas son las que generan alrededor del 70% de las exportaciones. Por eso, en uno de los paneles de la segunda edición –virtual- del Foro Pymes de Mendoza, Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro; Andrés Vavrik, titular de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear; y Milton Kuret, gerente de Bodegas de Argentina, conversaron, junto con Soledad González, editora de la sección Economía de Los Andes, sobre la realidad de este sector.
Iannizzotto, titular de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), explicó que la situación de las pymes agropecuarias es compleja porque hay muchas variables que no están ordenadas, a las que se suma la pandemia. Pero resaltó que se necesitan medidas previsibles, que se sostengan en el tiempo, porque el sector tiene ciclos y, si no existen acciones armonizadas entre el gobierno nacional y el provincial con los privados, surge el desconcierto. Hoy, a un empresario le puede ir bien -o mal- por circunstancias del mercado, pero no porque haya políticas que promuevan una mayor producción y generación de empleo.
Por su parte, Vavrik, quien también es empresario ganadero, comentó que están desapareciendo los pequeños productores y que no ingresan nuevos, sobre todo en la ganadería, porque los costos para empezar el negocio con muy altos y no hay acceso al crédito. Y, de hecho, los medianos y los grandes apenas están “aguantando”.
Por su parte, Kuret indicó que en la actividad hay situaciones diversas y que existen pequeñas bodegas que pueden vender con valor agregado, pero los productores están en una situación muy compleja y por momentos reina el desaliento. También señaló que el acceso a posibilidades de inversión es escaso o nulo y que los que participan de los mercados internacionales necesitan incrementar su competitividad.
Sobre el peso de los costos logísticos en las posibilidades de exportación de las pymes, Carlos Iannizzotto analizó que la posición geográfica de Mendoza es ideal, por la cercanía del Pacífico, que es el que concentra el 60% del comercio mundial. La provincia también cuenta, añadió, con el Pasip y el corredor bioceánico, que podrían ponerla en una posición de liderazgo. Pero consideró que hoy existe un abandono de la infraestructura, y que, cuando no existen alternativas de conectividad como el ferrocarril el costo de logística puede, en ciertos momentos, llegar al 100%, lo que saca a las empresas “de la cancha”.
El titular de Coninagro opinó que el gobierno no le ha dado importancia a esta posición estratégica para que la provincia se convierta en lo que puede ser: un polo industrial en el oeste argentino. Y añadió que los países desarrollados tienen estos polos de tecnología y desarrollo en las zonas limítrofes.
Andrés Vavrik detalló que una de las cuentas pendientes que tiene Mendoza, en comparación con provincias vecinas, es la falta de infraestructura de caminos rurales, tendidos eléctricos y señal de celular y de Internet, que resultan fundamentales para el arraigo rural. Es que quien tiene un campo necesita que haya gente viviendo ahí y, en 2021, tener un puesto sin comodidades, caminos transitables, conectividad para hablar con la familia ni energía para poder conservar los alimentos y facilitar las tareas, pone en desventaja a quienes están en zonas sin acceso a estos servicios a la hora de encontrar mano de obra.
Para la vitivinicultura, explicó Milton Kuret, la logística es clave y durante la pandemia se demostró la importancia de la posibilidad de entregar el producto al consumidor en su domicilio, lo que fue clave para la continuidad de la actividad comercial en el mercado local y en los internacionales. Y sumó que, si bien Mendoza tiene una buena posición con respecto a los puertos, está lejos del mundo.
Asimismo, mencionó que las restricciones a las importaciones están provocando que no lleguen suficientes contenedores a las terminales locales y la salida por el puerto de Buenos Aires es más costosa, por no tener ferrocarril y por la burocracia, por lo que las compañías prefieren salir por el Pacífico, pese a las dificultades del cierre del paso internacional por nevadas, ya que el comercio internacional compite contra el tiempo.
Kuret coincidió en las deudas en conectividad, acceso a Internet por banda ancha o fibra óptica, ya que las empresas vitivinícolas se conectan con el mundo, pero están dispersas en el territorio provincial, por lo que, para hacer negocios, es fundamental que haya una buena conexión.
Sobre la pregunta de por qué a los productores mendocinos les cuesta tanto acceder a tecnología para mejorar sus rendimientos, Iannizzotto planteó que, aunque el productor agrícola está acostumbrado a invertir en el campo, si no hay previsibilidad y la gente siente la falta de políticas de Estado, se desalienta la inversión. Lo mismo sucede con el desdoble cambiario, que implica que se exporta con el oficial, pero el costo de los insumos se debe pagar a la cotización blue.
Se requiere, planteó, de una macroeconomía que brinde seguridad, de una política de exportación e importación, de financiamiento orientado a producir más y a generar trabajo y empleo. También, de una política fiscal que no castigue a quien tiene un negocio -como hoy, que de cada $ 100, $ 60 se van a impuestos-, sino que incentive a llevar la última tecnología a los emprendimientos.
Con respecto al mismo tema, Vavrik expresó que se necesita acceder a innovaciones tecnológicas para el riego, ya que resulta fundamental generar un mercado de forrajes, porque la alimentación que se trae de otras provincias es muy costosa. Señaló que, a diferencia de lo que ocurre con otros sectores, más arraigados, la ganadería tiene todo el potencial para crecer y es la que más lejos tiene el techo, pero todo depende de la inversión para poder producir comida en Mendoza, lo que, a su vez, se vincula con el acceso al agua. Esto hará posible pasar del 11% de abastecimiento del mercado local con carne vacuna al 30 o 35%, sólo por engordar los terneros que hoy nacen en la provincia.
El productor ganadero señaló que es más costoso instalar un sistema de riego, que la tierra para producir. Y que, en realidad, el valor es de 1.500 a 2 mil dólares por hectárea, por lo que se debe contar con créditos para poder invertir en esto.
Kuret indicó que están viendo que se produce más uva de la que se consume, pero al mismo tiempo algunas compañías implantan viñedos porque necesitan tener cierto nivel de productividad para ganar competitividad en los mercados internacionales. Asimismo, recordó que, en los ’90, se invirtió mucho en calidad de las plantaciones, para lograr altos rendimientos por hectárea, y en tener tecnología en las bodegas, pero ahora se necesita ser más competitivos en toda la cadena vitivinícola e instalar, además, la marca.
En cuanto a la tensión entre el campo y el gobierno nacional, que se agudizó con la prohibición de exportaciones de carne por 30 días y el paro del sector productivo, Iannizzotto resaltó que la agroindustria está reunida en una mesa, lo que representa un signo de madurez, pero el gobierno no aprovecha esa unidad de criterio para aportar ni establece políticas macroeconómicas estables, favorables al sector agroindustrial,
En tanto, la ganadería mendocina parece estancada entre las 400 mil y 500 mil cabezas, y Vavrik reconoció que les cuesta mucho moverse de ese número, pese a que hay potencial para producir más, porque el sistema de secano está prácticamente agotado y si bien se puede ganar en eficiencia de destetes, los acueductos proyectados le podrían dar un buen empuje para obtener más terneros. Pero insistió en que luego se necesita empezar a engordar más en tierras bajo riego.
La vitivinicultura tuvo un 2020 de ventas extraordinarias al exterior y de una recuperación del consumo interno, después de muchos años, pero 2021 ya evidencia una caída en esos indicadores. El gerente de Bodegas de Argentina aclaró que el año pasado fue bueno desde el punto de vista del volumen, ya que se envió al exterior una buena cantidad de litros, pero que la facturación fue igual o menor, con mayores costos. De ahí que, si bien el negocio creció, perdieron rentabilidad las empresas y los productores.
Para este año, agregó, están viendo que las exportaciones de granel, que traccionaron los volúmenes en el pasado, cayeron en volumen, pero los embotellados siguen sosteniendo las exportaciones. También, que la cosecha duplicó su valor, la presión fiscal no cesa -y cada $ 100 de producto, $ 45 se van en impuestos-, y aún no se eliminan las retenciones y los reintegros demoran mucho en llegar y representan un golpe muy duro al capital de trabajo. Además, planteó que se necesita generar más promoción en el mundo, ya que se compite con países que realizan aportes importantes en este sentido, mientras que en Argentina la contribución estatal es prácticamente nula.
Podés ver aquí el video completo de la segunda edición –virtual- del Foro de Pymes Mendoza, organizado por Los Andes y El Cronista, “La resiliencia de las pymes en Mendoza. Tu oportunidad de aprender para emprender”.