El jueves, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dio a conocer un dato muy alentador para la provincia: la desocupación durante el primer trimestre en el Gran Mendoza alcanzó su porcentaje más bajo en los últimos cinco años. Sin embargo, aún no se recupera la cantidad de puestos de trabajo privado registrado que existían antes de la crisis de 2018.
En los últimos años, la preocupación ha estado puesta en alcanzar los niveles de actividad y de empleo que había antes de que la pandemia destruyera ambos indicadores. Pero también hay quienes recuerdan que ya desde 2018 se empezaron a notar el impacto de la recesión en el trabajo y el movimiento económico.
Un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analiza la situación del empleo registrado privado en la provincia. Juan Manuel Gispert, licenciado en Ciencias Políticas con especialización en Economía, participó del estudio y resaltó que, en marzo de 2023, se perdieron 1.157 puestos de trabajo en Mendoza, lo que implica una reducción del 0,5% con respecto a febrero.
Para la realización del documento, detallan, se utilizó información del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, vinculada a las bases del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) en su serie desestacionalizada (ya que esto permite la comparación entre meses no equivalentes).
Gispert sumó que “dos años, aproximadamente, tardó la provincia en recuperarse del piso de la pandemia (agosto 2020)”. Y sumó que, desde entonces, se han generado 16,6 mil puestos de trabajo, con lo que se recuperó -y superó en 3.278 posiciones- el total perdido, “pero sin alcanzar los niveles de empleo previos a la crisis de la gestión Cambiemos; a diferencia de la mayoría de las provincias argentinas”.
El CEPA señala que entre abril de 2018 y febrero de 2020 se destruyeron 7.566 puestos de trabajo. Esto implica que, con la generación de esos 16,6 mil puestos desde el piso de pandemia y hasta marzo de 2023, aún faltan recuperar 4.288 más para llegar a los niveles de empleo previos al cuarto mes de 2018; a diferencia de la media nacional, que ya alcanzó esos valores.
Por otra parte, suman que, entre junio de 2022 y marzo de 2023, la actividad se retrajo alrededor de 0,1%. Pero, a pesar de esto, en el mismo período, se generaron 2.893 puestos de trabajo registrados en la provincia. Sin embargo, en el mes de marzo, se registró una pérdida de 1.157 trabajos registrados con respecto a febrero y esto significa la interrupción del ritmo de crecimiento.
En la comparación con otras jurisdicciones, Mendoza logró recuperar el nivel de empleo registrado prepandemia en junio de 2022, mientras que San Juan lo alcanzó en julio de 2021 y San Luis en setiembre de 2020. Y cuando se analizan los números previos a abril de 2018, la provincia aún no los registra nuevamente, al tiempo que San Juan lo hizo en enero de 2023 (aunque también con una leve caída en marzo) y San Luis, en marzo de 2023.
Sobre esto, el asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, Sebastián Laza, planteó que Mendoza no pertenece ni al complejo cerealero oleaginoso ni al minero extractivo, que recuperaron más rápido el empleo privado después de la pandemia. Y que tampoco es comparable la actividad petrolera mendocina con la de las provincias de la Patagonia.
En cuanto al complejo cerealero oleaginoso, resaltó que hoy ya no sólo incluye a Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, sino que se ha extendido a La Pampa, San Luis, Chaco y Santiago del Estero. Y sobre el complejo minero extractivo, señaló que pertenecen San Juan, Catamarca, La Rioja, Salta y Jujuy.
En comparación con esas provincias, la matriz productiva mendocina ha quedado muy concentrada en comercio y servicios, mientas que el sector agroindustrial local necesita dólar más competitivo. “Con el tipo de cambio real atrasado y con los problemas macroeconómicos que hay, le cuesta un poco más arrancar”, planteó el economista. Y acotó que “mejorando la situación nacional, como esperamos que suceda a partir del año que viene, con un nuevo gobierno, Mendoza va a empezar a crecer y recuperar una fuerte dinámica, porque es lo que se necesita: una macro ordenada”.
En un sentido similar, José Vargas, titular de la consultora Evaluecon, adjudicó esta demora en la recuperación del empleo privado registrado, con respecto a otras provincias, al hecho de que Mendoza no tiene una matriz productiva diversificada, sino que se encuentra concentrada en dos o tres sectores económicos fundamentales.
“Cuando sucede algo, como ocurrió con la pandemia, que cambia considerablemente la estructura económica nacional y provincial, las provincias que no tienen muy bien diversificadas su matriz productiva sufren las consecuencias”, planteó. Así, indicó que San Juan hace años que la diversificó y eso le da ventajas comparativas con respecto a Mendoza. Vargas recordó que el rubro comercio, restaurantes y hoteles es el que más aporta al Producto Bruto Geográfico de la provincia y fue el más perjudicado con la pandemia.
El economista Nicolás Aroma, director del Centro de Economía y Finanzas Mendoza, coincidió en que Mendoza sigue presentando problemas para generar trabajo de calidad, empleo registrado privado y, efectivamente, “rankea” negativamente entre las provincias, ya que no recupera trabajo formal al mismo ritmo luego de la pandemia.
El también asesor del PJ planteó que esto no sorprende si se toma en consideración que la provincia tuvo el pico más alto de desempleo de todo el país en el periodo más difícil de la pandemia: alcanzó el 15,3 %. Y, luego de eso, la recuperación ha sido lenta y con empleo de menor calidad (en negro).
Sobre los fundamentos de esta situación, indicó que hay que buscarlos por el lado del estancamiento de la economía provincial. “Mendoza tiene los motores económicos frenados y no se genera empleo privado. Esto también rompe con la simplificación de que ordenando las cuentas públicas y bajando impuestos las inversiones privadas aparecen. No funciona linealmente así”, mencionó.
Por otra parte, Aroma señaló que hay un problema importante con el nivel de salarios bajos, tanto públicos como privados. Sobre esto último, el estudio del CEPA también analiza la evolución, en términos reales, del salario privado en la provincia, en función de las estadísticas del SIPA: “el promedio del año 2022 se encuentra 4,3 puntos porcentuales por debajo del promedio de 2019, en tanto que el nivel de diciembre de 2022 se encontró 0,7 puntos porcentuales por debajo de diciembre de 2019″.
Y cuando se compara la remuneración promedio de los trabajadores registrados en el sector privado de Mendoza con otras jurisdicciones, en diciembre de 2022, se observa que los trabajadores mendocinos ganan 0,7 puntos por debajo de los riojanos, 8,5 puntos menos que los sanjuaninos y 17,3 puntos por debajo de los puntanos.