En 2020, la asimetría entre los ingresos de los habitantes de las distintas zonas geográficas de la provincia se profundizó. El informe de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que dio a conocer la DEIE esta semana, muestra que la zona Noreste, la de peor sueldo promedio histórico, fue la que peor ajuste salarial logró ese año (25%), quedando detrás de Gran Mendoza (31%), el Este (37%), el Valle de Uco (37%) y el Sur (44%).
De esta manera, la brecha salarial del Noreste con la región que más gana, el Gran Mendoza, pasó de 25% en 2019 a 30,3% en 2020. Medido en dinero, el año pasado hubo una distancia de $ 11.711 entre una zona y otra, de acuerdo a informado por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE).
La ECV 2019 evidenciaba que los mendocinos que viven en zonas urbanas tenían ingresos 31% por encima, en promedio, que quienes habitan áreas rurales. También, que quienes residen en el Gran Mendoza alcanzaban montos 7% por encima del ingreso medio provincial, que en ese entonces era de $ 36.029. En cambio, los que viven en el Valle de Uco estaban 4% por debajo; los del Sur, 9% por detrás; los de la zona Este, 14% menos; y los de la Noreste, 15% por debajo de esa media.
En el plazo de un año estas diferencias se modificaron. En 2020, quienes habitan en las zonas urbanas percibieron ingresos 27% superiores a quienes viven en áreas rurales (la brecha se acortó cuatro puntos). Pese a eso, los habitantes del Gran Mendoza siguieron siendo los únicos que tuvieron importes familiares por sobre la media para toda la provincia, aunque cayeron tres puntos porcentuales con respecto a 2019, para estar solo un 4% por encima.
En algunas zonas hubo una leve recuperación de los ingresos familiares en comparación con la media provincial, pero mantuvieron los valores negativos. Así, las familias del Valle de Uco pasaron de -4% a -2% con respecto al promedio; las del Sur, de -9% a -3% (tuvieron un repunte de 6 puntos porcentuales) y las del Este pasaron de -14% a -12%.
Como se dijo anteriormente, los más afectados fueron los habitantes de la zona Noreste, que en 2019 habían alcanzado montos 15% por detrás del promedio y en 2020 se ubicaron en -20%, con lo que se sostienen como los que tienen el menor ingreso en la provincia, pero con una separación más profunda.
Sobre los motivos de esta diferencia entre distintas zonas de la provincia, el asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, Sebastián Laza, planteó que es un reflejo de la potencialidad económica de cada región y que tiene un carácter histórico y estructural. Así, señaló que las zonas con mayor potencial son el Gran Mendoza, el Valle de Uco y el Sur, mientras el Este y el Noreste han estado históricamente siempre un poco por detrás en cuanto a las posibilidades de desarrollo.
Distribución del ingreso
Otro dato que se puede apreciar en la Encuesta de Condiciones de Vida, es que en 2020 hubo una mejor distribución de los ingresos que en el año anterior. Es que hasta el 2019 los estratos sociales más adinerados concentraban 51,2%
de las ganancias totales de la población de Mendoza. Durante la pandemia esta situación cambió y el sector más rico pasó a concentrar “solo” 48% del total.
De hecho, antes de la llegada del Covid el estrato más adinerado tenía un ingreso diez veces superior al de menos recursos económicos. En 2020 la diferencia se redujo a ocho.
El economista José Vargas, de la consultora Evaluecon, explicó que esta reducción de la brecha se debe a que en 2018 y 2019 se experimentó una caída de la actividad económica y una recesión que repercutió especialmente en los estratos de menores recursos. En 2020, en cambio, el aislamiento impactó más fuerte en los sectores de mayores recursos, ya que los más vulnerables fueron el foco de la asistencia del Estado nacional.
En un sentido similar, Laza señaló que en 2020 los estratos más bajos fueron sostenidos por subsidios del gobierno, como el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), mientras que los más altos, que suelen estar integrados por gente de negocios, al ralentizarle la economía, tuvieron una caída en la participación de los ingresos. De ahí que considere que la relación podría volver a ubicarse en los valores habituales en 2021 y, sobre todo, a partir de 2022, cuando la pandemia esté superada.
Estrategias para subsistir
Un apartado adicional de la ECV analiza las condiciones de vida de los habitantes de la provincia y cuántos de ellos son pobres o indigentes. En 2020, el 42,4% de la población se encontraba en situación de pobreza -sus ingresos fueron inferiores al valor de la Canasta Básica Total- y un 4,8% en la indigencia (no alcanzaron el monto equivalente a la Canasta Básica Alimentaria).
El informe también muestra las estrategias que las familias debieron implementar para complementar sus ingresos. En 2020, casi el 50% de los hogares, tanto pobres como no pobres, tuvieron que recurrir a gastar lo que tenían ahorrado y comprar en cuotas o “fiado”.
Así, el 60,2% de las familias que se encuentran por debajo de la línea de pobreza tuvieron que gastar sus ahorros, el 44,6% debieron comprar en cuotas o fiado, un 16,8% se vieron obligados a vender alguna de sus pertenencias y un 14,2% a recurrir a préstamos de familiares o amigos.
Las dos primeras estrategias también fueron muy utilizadas en los hogares “no pobres”, ya que el 47,8% recurrió a la compra en cuotas y el 46,8% a gastar lo que habían ahorrado, aunque solo el 8,8% debió vender alguna pertenencia y la opción de tomar un crédito bancario o financiero fue casi idéntica a la de pedir un préstamo a un familiar o amigo, con 7% y 6,9%, respectivamente.