Los salones de fiestas, al igual que los boliches, fueron de los negocios más afectados por la pandemia porque la actividad que desarrollan está asociada a reuniones de muchas personas. Pero con el levantamiento de las restricciones y, sobre todo, las ganas acumuladas de reunirse y compartir momentos que muchas personas tienen después de tantos meses de encuentros muy acotados, han generado un repunte. Pese a eso, aseguran que es notorio el efecto de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Mauricio Sequeiros, vicepresidente de la Asociación de Salones de Fiestas de Mendoza, planteó que han notado que la gente está con muchas ganas de hacer eventos, pero que la economía está deprimida y los bolsillos, resentidos. De ahí que las personas buscan mucho el precio y cuando contratan un salón lo hacen con menos servicios que antes. Por ejemplo, en lugar de elegir una barra de bebidas importadas optan por una de nacionales, o ya no piden espumante libre toda la noche.
Sequeiros señaló que, así como los dueños de salones de fiestas están muy endeudados después de soportar 18 meses sin actividad en algunos casos (varios se reconvirtieron para sobrevivir), muchos trabajadores también vieron reducidos sus ingresos. De ahí que incluso quienes están reprogramando una fiesta que no pudieron realizar por la pandemia, ahora la van a realizar, pero con menos invitados. Si antes la media era de 180 personas por evento, ahora el promedio es de 100 a 150; aunque sigue habiendo algunas grandes.
El también encargado del servicio de catering de El Casco y la Bodega del 900 contó que están viendo muchas fiestas de fin de año de empresas, aunque también de menos personas (de 500 se pasó a 100 o 120), y cumpleaños de 15. En cambio, los casamientos aún son pocos y estimó que esto se debe a que todavía es difícil viajar desde el extranjero, y quienes tienen familiares afuera están esperando a que se libere el ingreso de turistas.
En cuanto a los cambios en las costumbres que dejó la pandemia, Sequeiros comentó que, antes, cuando se invitaba a las 20, la mayor parte de los invitados llegaba a partir de las 21, mientras ahora llegan a horario y disfrutan por más tiempo de la recepción, ya que la cena no se sirve antes de las 22, para que ya sea de noche. También se aprovechan más los jardines cuando el salón tiene espacio al aire libre.
El vicepresidente de la Asociación de Salones de Fiestas de Mendoza indicó que casi 30% de los asociados que ha cambiado de rubro o se ha ido del país. Pese a eso, para este mes y el próximo hay buena cantidad de eventos y en muchos casos se trata de fiestas que fueron reprogramadas por las restricciones. Y si bien señaló que la venta no es buena y todavía no logran convertir la curva de pérdida en una de rentabilidad, consideró que están transitando un camino de recuperación.
Victoria Martinez, del salón de eventos Finca Martinez, comentó que han tenido un importante incremento de eventos, como casamientos y cumpleaños de 15, como también de fiestas de fin de año de las empresas. Esto último, resaltó, es llamativo en comparación con otros años, como también que contratan cualquier día de la semana, incluso lunes o martes, cuando antes era sólo los fines de semana. Y no supo si esto se debe a que hay menos salones o más ganas de reunirse.
Asimismo, han notado un aumento en las celebraciones de aniversarios y de cumpleaños de décadas, como los 50 y 60. Martinez señaló que también tienen un salón más chico, para eventos infantiles, y que todos los días tienen contrataciones y hasta dos celebraciones por día.
Sobre las nuevas tendencias, detalló que ellos tienen espacios al aire libre y que la gente busca mucho los eventos en jardines. También prefieren un servicio de “bandejeado” en livings, que es más relajado que las mesas y, sobre todo, permite que la gente charle durante toda la comida. “Se notan mucho las ganas de socializar”, planteó.
Martinez contó que, cuando no podían trabajar con celebraciones, abrieron como restaurante, pero no les funcionó económicamente, porque la gente no se acostumbró a ir a comer a un salón. Y añadió que pudieron sostenerse porque es un emprendimiento familiar y no tenían que alquilar el lugar; que fue lo que forzó el cierre en otros casos.
En setiembre, manifestó, cuando se anunció la habilitación de las reuniones de más de 200 personas, “explotaron los teléfonos”. Además, a diferencia de otros años, en que enero solía ser un mes sin fiestas, en 2022 ya tienen todos los fines de semana completos.
En cambio, el presidente de la Asociación de Salones de Fiestas de Mendoza, Fabián Manzur, expresó que se está haciendo difícil retomar la actividad porque hay muchas consultas, pero muy pocas concreciones. Esto, por dos motivos: por un lado, la situación económica, y, por otro, porque se trata de eventos que se contratan con mucho tiempo de antelación, de uno a dos años antes.
De hecho, indicó que Hostal de Los Andes sigue funcionando como un patio cervecero los viernes y sábados, que fue lo que les permitió sobrevivir en los meses de restricciones. También abrieron como restaurante el domingo del día de la Madre, pero Manzur lanzó que “una golondrina no hace verano” y que necesitarán varias temporadas buenas para poder volver a acomodarse.
En cuanto a las fiestas que se fueron reprogramando ante la posibilidad de que se habilitaran meses atrás, detalló que se perdió un 80%. Es que muchos optaron por ya no realizar el evento cuando el cierre se extendió tanto o, cuando se permitió que abrieran los restaurantes, reservaban 10 mesas y se reunían ahí, que es algo que desde la asociación plantearon el año pasado.
“A la gente le sobran ganas de juntarse, pero la situación económica nos ha afectado a todos”, manifestó Manzur y sumó que el panorama es difícil, porque los meses fuertes para las celebraciones son noviembre y diciembre, pero la actividad se volvió a habilitar recientemente y ciertos eventos se contratan un año antes, como mínimo, por lo que la reactivación no será inmediata.