El proyecto minero San Jorge anunció la semana pasada su vuelta al ruedo para la prospección, exploración y desarrollo minero de cobre en Uspallata, Las Heras. En este marco, la compañía expresó que presentó de manera formal su adaptación de Informe de Impacto Ambiental (IIA), por lo que así se reactiva formalmente el proyecto minero de cobre más importante de Mendoza, al menos hasta el momento. Este avance, que se esperaba desde hacía un tiempo dado el impulso minero del Gobierno provincial, posee diversos pasos a cumplir por lo que, más allá de la inversión realizada hasta el momento, la etapa más importante que es la construcción de la mina–por magnitud y desembolsos- tardará unos años en ver la luz. Y a explotación todavía más.
En este marco, desde las cámaras empresarias ligadas al sector explicitaron su conformidad por el avance al tiempo que agregaron que hay que ir paso a paso con el fin de llegar a buen puerto. Entre otros puntos, esto se debe a lo trabajado en el plan Pilares llevado a cabo de manera conjunta entre los sectores público-privado. Así, PSJ será el primer proyecto minero de Mendoza en ingresar al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) lo que otorga estabilidad a la inversión de largo plazo. Sin embargo, las compañías que controlan a San Jorge –la Suiza Zonda Metals GmBH- y la Argentina Grupo Alberdi- acaban de presentar en Mendoza el mencionado Informe Ambiental como punto de partida.
Guillermo Pensado, geólogo de Exploración y flamante presidente de la Cámara de Empresarios Mineros de Mendoza (Camem), dio precisiones sobre cómo continúa el proceso luego del anuncio de la empresa. Hay que tener en cuenta que los tiempos de la minería son largos y no aptos para ansiosos ni apurados. Más allá de los contextos puntuales o nacionales, la actividad posee un tiempo de trabajo que puede llevar décadas en sus estadios iniciales. En este marco, San Jorge tiene un punto a favor si se lo compara con el resto de los proyectos de cobre en danza: ya fue explorado por lo que ya se sabe que el cobre está para ser explotado en un futuro.
Carlos Ferrer, presidente de la Cámara de Servicios Mineros de Mendoza, expresó que San Jorge es el único proyecto que está viabilizado y factibilizado desde lo técnico, lo económico, lo socia, lo ambiental y el tipo de cubicación en cuanto a material existente. “Es el más avanzado del país en este sentido”, subrayó Ferrer. “Hasta la fecha, el proyecto, que forma parte de la Mesa del Cobre, ha invertido 62 millones de dólares en sondajes de exploración y diversos estudios de ingeniería”, subrayaron desde la empresa en el comunicado enviado. Agregaron que es uno de los pocos proyectos en Argentina que cuenta con 13 años de línea de base ambiental. Ahora, el documento presentado, debe ser evaluado y observado por los distintos entes responsables que, según Ferrer, contabilizan 14.
Pensado, en tanto, detalló que se presenta un nuevo IIA debido a que ha habido cambios no solo en la normativa legal vigente sino también en la existencia de tecnologías a disposición para llevar a cabo las tareas requeridas. “Por ejemplo, se incluyen nuevas prácticas en maneras de recuperar mejor el uso del agua o el manejo del polvo”, explicó el profesional que agregó que el Informe tiene una retroalimentación. La readecuación de esta información no solo se relaciona con el ambiente sino también con las áreas sociales, regionales con el fin de responder lo mejor posible sobre los diferentes impactos que tendrá San Jorge y cómo se mitigarán. “Aquí también se incluye qué va a generar su proyecto en la sociedad donde va a trabajar y en los distintos rubros el trabajo es multidisciplinario”, señaló Pensado.
Otra ventaja relativa de San Jorge es que es un depósito mediano de cobre por roca. Es decir, bastante menor que los más conocidos de Chile o San Juan. Esto facilita el proceso del informe así como los desafíos por resolver. De este modo, PSJ realizó una revaluación del proyecto y ahora las autoridades de aplicación tienen la pelota en una suerte de segundo paso. Así, cada organismo pertinente deberá evaluar los capítulos del documento, realizar preguntas y observaciones que suelen aparecer en estas etapas. “Se trata de un proceso que debe actualizarse cada dos años”, anticipó el referente de la Camem. Desde el punto de vista de Carlos Ferrer, los organismos de control serán expeditivos a la hora de dar su veredicto debido a que los tiempos apremian no solo para la empresa sino también para el Gobierno y la provincia, con altos niveles de pobreza.
Paso a paso
San Jorge anticipa una producción de 16 años, pero que en minería es común que dichos tiempos se alarguen o acoten en función de infinidad de variables en juego. De hecho, la compañía expresó que “la estimación inicial de la vida útil de la mina es de 16 años, con la posibilidad de una proyección de hasta 27 años, sin considerar los sondajes adicionales que se realicen para la extensión de su vida”. Desde el Ministerio de Energía y Ambiente todavía expresaron que todavía se encuentra en proceso de la información para poder subirla al expediente correspondiente. Luego de esto, el Gobierno puede aprobar, rechazar u observar el Informe y –una vez aprobado- se realiza la audiencia pública que podría ser el tercer paso en el avance.
Aunque no es vinculante, allí se suelen expresar las objeciones, responder las dudas y anticipar las proyecciones. En Mendoza se requiere la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) a través de la Legislatura provincial y se trata de la cuarta etapa que San Jorge debe cumplir para poder convertirse en un proyecto minero. Una vez que está el OK legislativo y se cumplió con las estipulaciones de la normativa vigente, la empresa está en condiciones de comenzar con los trabajos. Sin embargo, este quinto paso un poco más palpable y concreto para los inversores no lo es tanto hacia afuera ya que falta algo más para la construcción de la mina que es cuando mayor impacto económico y laboral muestran los proyectos mineros.
“En esta etapa, se debe hacer un trabajo de ingeniería y de nuevos estudios. Esta tarea puede llevar al menos un año”, puntualizó Guillermo Pensado. Es que antes de convertirse en mina, es preciso no solo incorporar las nuevas tecnologías vigentes sino rechequear la factibilidad económica. Es decir si el proyecto es viable en el momento actual en función del mercado, del producto y de otras variables en juego. Esta parte, según Pensado, es tarea de escritorio que requiere de altas inversiones, pero no se suelen ver sino en los procesos puntuales de la firma. Desde el punto de vista de Ferrer, la reingeniería se realizará de manera relativamente rápida debido a la larga espera del proyecto.
Así, luego de este quinto paso que tiene que ver con la reingeniería, llega el sexto y más importante que es el de la construcción de la mina. El comunicado enviado por San Jorge destacó que el proyecto cuenta con una inversión inicial estimada de 559 millones de dólares y que la inversión inmediata posterior a la aprobación de la DIA es de 15 millones de dólares en los primeros 12 meses. También detalló que el período de construcción será de entre 18 y 24 meses y generará 3900 empleos entre directos e indirectos. En el proceso de construcción es cuando el proyecto genera mayor cantidad de empleo así como una vinculación más directa con la comunidad donde se desarrolla. No solo la de Uspallata sino también la de la provincia en general.
En este sentido, Omar Rapp, empresario del sector y vicepresidente de la Cámara de Productores y Proveedores Mineros de Malargüe (CAPROMIM), detalló que las compañías locales están a la altura para trabajar en las distintas etapas del proyecto. Agregó que las firmas locales no solo tiene capacidad sino también alto potencial certificado para llevar adelante una obra de la envergadura de una mina de cobre. En este contexto, Pensado estimó que si todo marcha en orden la mina podría empezar a producir cobre en 2028 o inicios de 2029. En palabras de Caros Ferrer, una vez que San Jorge comience a exportar, recuperará la inversión en poco más de un año.
Si se tiene en cuenta que la construcción durará un máximo de dos años, se estima que la construcción podría comenzar el año que viene. Desde el punto de vista del presidente de la Cámara de Servicios Mineros, San Jorge debería salir de manera rápida y estar aprobada por la legislatura en agosto de 2025. Para Ferrer, una vez que esto suceda, la reingeniería se realizará de manera ágil ya que la compañía debería estar avanzada en este sentido dado el largo impass que ha tenido. “Como en todo, a veces las cosas se aceleran y otras se demoran”, aclaró el geólogo y sumó que mientras menos tiempo, menos costos como en todas las actividades constructivas. La etapa de explotación, en tanto, empleará a unas 2.400 personas (800 directos y 1.600 indirectos). “En esta parte, será clave dar servicios, vehículos, alimentos y vestimentas a todo el proyecto”, subrayó Pensado.