La aceleración inflacionaria está elevando la incertidumbre de los trabajadores, dado que sus ingresos se ven golpeados por la virulencia de una inflación que se aceleró sobremanera en los últimos dos meses y el Gobierno busca evitar que se dispare la presión social por temor a que se desbanden los reclamos.
El Gobierno salió a reforzar una idea que había sido expresada por el ministro de Trabajo, Claudio Moroni: “Los salarios no están perdiendo contra la inflación gracias al mecanismo de las paritarias”.
El jueves en la tarde del Indec publicó su Índice de Salarios correspondiente a enero. De forma interanual, el indicador subió 54,1% interanual, por sobre la inflación interanual del mes 50,7%.
El dato que derrumba la tesis oficial está dado por las fechas en la que los precios se aceleraron sobremanera: el primer hito fue el 24 de febrero, día en que Rusia invadió Ucrania y desató una escalada en los valores de los commodities.
La segunda fecha importante es el 15 de marzo, cuando en Malvinas Argentinas el presidente Alberto Fernández anunció que el viernes 18 comenzaría “una guerra contra la inflación”.
Entre el 15 y el 18 de marzo hubo remarcaciones: en pocas horas, los productos de limpieza subieron 15,8%; perfumería, 14,1%; frescos, 13,3%; almacén, 15,9%; congelados, 14,2%; bebés y mamás, 7,9%; y bebidas: 13,7%.
Finalmente el Gobierno anunció algunas medidas sueltas para contener el precio del trigo (importante para el pan, los fideos y las galletitas) e intentó acuerdos para retrotraer precios al 10 de marzo, algo que hasta ahora no ocurrió.
En ese contexto, el presidente Alberto Fernández les pidió a Moroni y a sus pares de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, que apuren las mesas de negociaciones.
El Gobierno ya está esperando que el dato de inflación de marzo sea el más alto en la gestión Fernández, lo cual será otro disparador de la discusión interna en el Frente de Todos por cómo se aborda la problemática que castiga a los argentinos.
Guzmán, Moroni y Kulfas se reunieron en la noche del jueves con el presidente de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja; el secretario de la entidad, Miguel Ángel Rodríguez; y el Director Ejecutivo, Diego Coatz.
También se sentaron a la mesa los secretarios generales de la Confederación General del Trabajo, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto al Secretario General Adjunto de la entidad Andrés Rodríguez.
El gran ausente en la reunión fue el tercer cosecretario de la CGT y líder del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, un dirigente que en las últimas horas tuvo un acercamiento sorpresivo con el diputado Máximo Kirchner.
El temor a nuevas fracturas
El gran temor de Fernández es que a la fractura con el kirchnerismo se le sume una fractura con la CGT y también con los movimientos sociales que ya pulsean con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta.
Reflejo de esa preocupación es la visita que el Presidente hizo el lunes pasado a la sede del Sindicato de Sanidad. Durante tres horas, el mandatario pidió ayuda a los sindicalistas liderados por Daer para la contención social e intercambió ideas sobre los desafíos que tiene el Gobierno.
Por eso el Gobierno salió a buscar “una concertación social”, según lo definen los funcionarios. En la comunicación oficial se lee que esto es para “fortalecer la reactivación económica de manera articulada con la creación de empleos y la mejora en los ingresos reales de la población”.
No obstante, funcionarios del Gobierno no ocultan su preocupación por el caldeado clima social que se vive principalmente en los grandes centros urbanos como Buenos Aires y Córdoba, con las calles tomadas por organizaciones sociales que reclaman una mayor distribución de planes sociales.
En la reunión que se desarrolló en Economía las partes coincidieron en algunos puntos. El primero es el que más urticaria le genera al kirchnerismo duro: “El acuerdo alcanzado con el FMI ha sido un paso importante para continuar despejando factores de incertidumbre e inestabilidad”.
El acta firmada por todos los presentes dice también que el programa macroeconómico presentado por el gobierno “es un paso significativo para afrontar los desafíos de avanzar hacia el crecimiento económico sostenido con inclusión social y productiva y un sendero de recuperación de las reservas que fortalezca la estabilidad macroeconómica2.
En tercer lugar, el documento señala que la política productiva permite mejorar las capacidades industriales y tecnológicas en general, y de las pymes en particular. E indica que el lanzamiento del Plan Argentina Productiva 2030 inicia una etapa para concertar políticas para el desarrollo productivo a mediano y largo plazo.
En el punto cuarto, el documento reconoce que las dificultades macroeconómicas, sumadas al escenario internacional abierto por el conflicto bélico en Ucrania, han generado nuevas fuentes de inestabilidad que se expresan en mayores tensiones inflacionarias.
“La inflación es hoy la combinación de problemas internos y de la escalada inflacionaria internacional y expresa un desafío para evitar que ello se traduzca en mayores dificultades para los ingresos de la población y la competitividad de las empresas”, dice el documento.
Asimismo, el acta plantea que “es necesario redoblar los esfuerzos para afrontar esta problemática de manera coordinada entre el gobierno y los sectores empresarios y sindicales, para poder arribar a soluciones consensuadas que propongan soluciones diferentes a las instrumentadas en el pasado”.
Cómo será la agenda de trabajo
El Gobierno, la CGT y la UIA convinieron avanzar en una agenda de trabajo común expresada en los siguientes puntos:
a. Establecer una mesa de trabajo para generar propuestas de medidas y coordinar acciones que permitan enfrentar de manera más efectiva el problema de la inflación, en particular en lo atinente al acceso a los bienes y servicios básicos.
b. Definirán esquemas de coordinación para afrontar la situación energética dada por el alza internacional del precio de los combustibles, asumiendo esfuerzos que garanticen el acceso a la energía en hogares e industrias.
c. Las partes podrán plantear medidas coyunturales y estructurales para mejorar la situación productiva del país, promoviendo más inversión pública y privada, con más competitividad y exportaciones, así como la generación de trabajo productivo y formal.
d. Las partes coinciden en la necesidad de fortalecer la recomposición de los ingresos reales de los trabajadores.
e. También hubo coincidencia sobre la necesidad de ampliar la mesa de trabajo incorporando a sectores del comercio, la construcción, el agro y la economía del conocimiento.
f. Y se acordó intensificar las reuniones de trabajo para poder elevar a Fernández un conjunto de propuestas en el plazo más breve posible, convocando a una siguiente reunión para el próximo día martes 5 de abril.