“El Enacom ha escuchado poco a las empresas del sector, tiene un desconocimiento alto sobre los costos que manejamos y las necesidades de reinversión que tenemos. Si bien han tomado algunas medidas para atenuar las asimetrías (por ejemplo: la prestación universal básica dependiendo de la cantidad de clientes, de la localidad y la posibilidad de ancho de banda), creemos que es insuficiente para ayudar a los pequeños prestadores de Internet”, sostiene Rodolfo Bianchi, vicepresidente de la Cámara Argentina de Pequeños Proveedores de Internet (Cappi).
El ingeniero mendocino es un referente para el sector: fundador de varias compañías de servicio en Argentina y Colombia y, en el campo del conocimiento, fue el primer presidente del Polo TIC en San Rafael. Luego de un año muy atípico y controvertido, describió cuál es realidad que afrontan las pymes locales.
-¿Cuál es el horizonte para las pequeñas empresas prestadoras de servicios de Internet?
-La verdad es que la situación está difícil por dos aspectos muy diferentes. Primero, por la reglamentación que nos dificulta el recambio tecnológico. Todos deberíamos estar migrando del aire a la fibra óptica y por las trabas para el uso de los postes de alumbrado esa migración no se está dando. Segundo, porque la prestación básica universal supone la venta de un servicio por debajo de nuestros costos. Por otro lado está la imposibilidad de incrementar los precios de acuerdo con la inflación. Todo eso hace que se dificulte la expansión de las pequeñas empresas las que, para crecer, tienen que reinvertir y con tan bajos ingresos no se puede hacer.
-¿Cómo está conformado el ecosistema de conectividad en la provincia?
-En Mendoza existen varios prestadores de servicios de Internet: los mayoristas, los minoristas y otros con esa doble característica. Los mayoristas como Arsat, por ejemplo, tienen llegada a las pequeñas localidades de la provincia. Los mayoristas-minoristas son por ejemplo el grupo Telefónica, Telecom y Claro. También están los pequeños prestadores que pueden ser cooperativas o pymes. En el caso de las pymes muchas surgen por la necesidad de un habitante de una localidad que lleva Internet para su propio uso y termina vendiendo a su vecinos. Eso es típico también por barrio. Ellos son prestadores inalámbricos que en el último tiempo vienen haciendo el esfuerzo de pasarse a la fibra óptica.
-En 2020, el home office obligó a una mayor demanda de servicio. ¿Cuánto falta por crecer para atenderla?
-Las pymes ya hicimos todas las adaptaciones que eran necesarias y ese crecimiento está consolidado. Las empresas grandes o las que dependen del Estado, como es el caso de Arsat, son más lentas. Todavía están tomando medidas y siguen con un déficit difícil de superar. En este momento en Arsat se siguen notando dificultades que tienen por no haber podido absorber la sobredemanda.
-¿Se tienen números de la inversión que realizaron los pequeños prestadores en Mendoza?
-Se tienen números del aumento de la demanda que se tuvo que atender, que fue del 30% al 50%. Cada prestador (ISP) se adaptó a como estaba constituida su red. Algunos que acababan de hacer una inversión fuerte aceptaron esa sobredemanda sin inversiones adicionales. Otros tenían una red que estaba en el nivel máximo de ocupación y tuvieron que invertir para ampliarla en un 50%. Dependiendo de la tecnología que se utilice son los costos que han tenido que enfrentar. Pero tenemos claro que los costos han sido muy altos y que la ganancia proyectada la absorbió esa sobreinversión.
-¿Cómo impactó el congelamiento tarifario?
-Es una medida desafortunada del Gobierno, porque los ISP tuvimos que hacer –a mediados de año, producto de la pandemia- una inversión muy fuerte que no esperábamos hacer para ampliar el servicio y contábamos con el aumento para recuperar parte de lo invertido. En definitiva fueron ahorros y dinero de nuestro bolsillo que pusimos porque las empresas -en general- no estaban en condiciones de poder hacerle frente a esta demanda. Cuando llegó la hora de sobreponernos y de recuperar dinero no pudimos hacerlo, porque al usuario que no pagaba no se le podía cortar el servicio. Después, porque no se podía aumentar el precio. Cuando nos autorizaron un ajuste, la suba fue muy por debajo de la inflación, del aumento del dólar o de los costos que manejamos. Finalmente, porque la implementación de la Prestación Básica Obligatoria (PBO) nos haría vender servicios por debajo de nuestros costos. Todo esto hace que el congelamiento tenga un impacto muy negativo.
En realidad nosotros no tenemos tarifas sino precios y estos precios con un nivel de crecimiento tan bajo perjudican a la industria, un perjuicio que va a ser visible en el corto, mediano y largo plazo. Nuestras empresas no van a poder invertir en el orden que deberían hacerlo y el perjudicado va a ser el usuario final.
-¿Qué margen de rentabilidad tienen las empresas por MB?
-Las empresas proveedoras de Interne tienen dos tipos de costos: los fijos y los directos y variables; estos últimos son muy altos para los pequeños ISP que compran Internet a un precio bastante elevado. Un ISP en una pequeña localidad que le compra a Arsat, por ejemplo, paga $ 447 por mega y está ofreciendo un plan de dos o tres megas por $1.000 pesos. Eso hace que por el sobreuso pueda tener una ganancia. En el caso de las compañías grandes, casi no tienen un costo por mega, porque son las generadoras de Internet y su infraestructura es lo que más les pesa: los costos fijos y las inversiones que tienen que hacer.
-Frente a la inflación ¿se puede sostener el prestación básica?
-La prestación universal prácticamente no se puede sostener como salió, es decir para una ISP ofrecer un plan de 5 MB a $ 700 es muy difícil, porque Arsat cobra $ 447 por MB. Dada la pandemia el reúso ha bajado mucho. Estamos consumiendo más de 2 MB por usuario en promedio cuando le damos un servicio de 5 MB. La PBU nos estaría haciendo vender el servicio por debajo de nuestros costos. Si a esto le sumamos que en el futuro próximo, por la inflación, los equipos que compramos serán cada vez más caros, que la Internet que adquirimos será cada vez mas cara y que los sueldos que paguemos serán cada vez más altos, el PBU es insostenible.
-¿Qué desafío se presenta en el corto plazo?
-En el corto plazo los pequeños IPS estamos tratando de equilibrar las cuentas para no quebrar. Vemos cómo hacemos para mantenernos a flote sabiendo que se incrementaron nuestros costos y que no podemos aumentar los precios. Por otra parte, la PBU es otra disputa grande que debemos enfrentar. Fuera de eso ya veníamos trabajando con un recambio tecnológico. La mayoría de los pequeños prestadores tienen sus servicios con tecnología inalámbrica y eso hace que sea muy alto el costo para el ancho de banda que se brinda. Por lo tanto necesitamos migrar a la fibra óptica. En Mendoza es muy difícil usar los postes para hacer los tendidos de cables de fibra óptica.
-¿Cómo podrían verse afectados en caso de producirse un nuevo aislamiento?
-L a problemática realmente nos atraviesa por completo. Creemos que, en el caso de un nuevo aislamiento, no tendríamos un problema tan grande como tuvimos en la primera oportunidad y estaríamos un poco mejor preparados esta vez. Sin embargo, siegue siendo problemático porque, para los instaladores nuestros, se hacen muy complejas las instalaciones. Se deben hacer menos instalaciones por día. Trabajamos con un factor de riesgo bastante elevado, que cobran mayor dificultad. Todo el proceso se hace más complejo. Un nuevo confinamiento nos elevaría los costos y nos haría menos eficientes, internamente.
PERFIL
Bianchi es proveedor de servicios de Internet, emprendedor, ingeniero en computación, presidente de la oficina PyME – Eco WiFi (San Rafael), presidente de Velonet SAS (Medellín) y cofundador de Fibra100 SAS (Bogotá, Colombia), empresas de servicios de Internet. Fundador y actual vice presidente de la Cámara Argentina de Pequeños Proveedores de Internet (Cappi) y primer presidente del Polo TIC del Sur Mendocino.