En 2006, cuando se presentó el proyecto de El Torreón, como “un pueblo” con todos los servicios, la idea parecía bastante ambiciosa pero la pandemia reforzó la importancia de los comercios de cercanía. Quince años después, la propuesta sigue sumando servicios y ahora apuntan a tener un polo gastronómico y un centro médico. Roberto Oehler, director de Adlanto (ex Salvago) para Argentina, asegura que el ladrillo sigue siendo un refugio para quienes pueden invertir en tiempos de turbulencia.
-Hace poco entregaron un edificio de oficinas y locales comerciales en El Torreón. ¿Cómo está funcionando?
-El CET (Centro Empresarial El Torreón) se entregó a los propietarios en noviembre. Está en plena etapa de puesta en funcionamiento. Tiene dos unidades: una que es un edificio de oficinas y otra que es un strip center con quince locales comerciales. Ya hay algunos funcionando, como Entre Dos, el café, que está a full, y nosotros tenemos una oficina comercial. El resto está por abrir. En el edificio de oficinas, ya hay unas cuantas ocupadas. Está operativo pero vamos a hacer una inauguración al público sobre fines de marzo. Así que muy bien. Con buena aceptación y demanda de alquileres.
-La pandemia reforzó los negocios de cercanía, los espacios de trabajo cerca del hogar. Esto seguramente ayudó.
-Sí, tal cual. Contribuye tener oficina cerca de tu casa. Se ha vaciado mucho el centro y ha aumentado mucho la búsqueda de tener oficinas cerca. El estacionamiento también atrae: el no tener que pagar para dejar el auto, sino tener un lugar incluido en el centro comercial y la seguridad. Todo esto hace que, poco a poco, estos formatos vayan creciendo. Cada vez hay más oferta y cada vez están más ocupados.
-Se refuerza esta propuesta inicial que ofreció El Torreón, de ser un pueblo con todos los servicios…
-Una ciudad pueblo. Nosotros decíamos: “Lo bueno de un pueblo, hoy”. Vivir como antes pero en la modernidad, y tener todo cerca. El colegio también. La escuela pública Gabrielli siempre ha sido muy buena y se sumó el colegio San Francisco Javier, que, poco a poco, fue trayendo primero la primaria, después la secundaria y tiene un instituto de inglés y una guardería.
Ahora estamos en tratativas con un grupo médico reconocido para hacer un centro médico. Va a venir un gimnasio importante. Se va completando la oferta para las necesidades básicas de la gente que vive ahí.
-¿Cuántas viviendas hay en El Torreón?
-Hay más de mil lotes con propietarios y más de 600 casas, con lo que estamos hablando de unas 2.500 personas que viven ahí pero, además, están los que trabajan, van al club Mendoza de Regatas, al colegio. Ese volumen de tránsito hace más atractivo el espacio de oficinas y los comercios. También ayudó la apertura de calles que hicimos, porque mucha gente de paso se para a tomar un café, a tener una reunión. Se va completando esto que en algún momento parecía un proyecto utópico. Por suerte, ha ido desarrollándose.
-¿Hay una nueva etapa que tengan previsto desarrollar este año?
-Hay varios proyectos en la cocina por ahora. Estamos con Lomas del Torreón, que es un barrio próximo a terminar y entregar, que va muy avanzado con la venta. Es el quinto barrio que se está terminando de urbanizar. Pero la primera etapa se divide en dos. Luego vamos a empezar la segunda, porque es muy grande ese barrio. Tiene más de 400 lotes y hay un par de proyectos novedosos, interesantes, que todavía no están cerrados. Podemos decir que hay más sorpresas y más desarrollo en el pueblo, completando tanto la oferta de vivienda como la gastronómica, por ejemplo.
-¿Podemos adelantar algo?
-Estamos apostando a un distrito, una zona de oferta gastronómica, que es algo que también se ha descentralizado muchísimo y funciona con esto del estacionamiento, la seguridad y la concentración de oferta. Eso sí ya está en vía de proyecto.
-Cuando Ignacio Moreno, el fundador de Adlanto, anunció el cambio de nombre, mencionó que tenían planeado desarrollar un proyecto turístico en uno de los edificios de Vistacruz. ¿Han avanzado en esto?
-Todavía no. El sexto edificio tiene distintas alternativas de destino: hotelería, salud u oficinas pero todavía no se ha avanzado en ninguna de las líneas. Sí estamos con el segundo edificio en preventa y a punto de empezar la obra y próximos a entregar el primer edificio, que eso, para los años de pandemia, es un notición, porque ha ido a buen ritmo y en pocos meses lo estaríamos entregando. En la zona hace mucho que no hay tanto desarrollo en altura.
-¿Cómo estás viendo el mercado de los desarrollos inmobiliarios, con variables como dólar, inflación?
-El dólar y la incertidumbre no son tan complejos, porque ya venimos medio acostumbrados. Lo que está muy complicado es el mercado de la venta de propiedades que tienen cierta antigüedad. Hay mucha gente que quiere dejar su casa para irse a un barrio o un edificio y cuesta muchísimo vender una propiedad tradicional, en la Quinta, Chacras o Godoy Cruz, porque la tendencia sigue siendo fuerte de irse a un barrio privado o un edificio.
Pero, a pesar de la pandemia, no ha estado mal la venta de lotes en El Torreón. Para los departamentos y edificios el año pasado no fue bueno, estuvo muy parado, pero éste es distinto. Estamos viendo otra reacción en el mercado. De todos modos, Vistacruz es un producto de alta gama, para un segmento económico más alto, que trasciende un poco la crisis. Sí le afecta mucho la expectativa, el “espero y miro”, ante mucha turbulencia. Pero es un producto para un mercado con cierta capacidad de ahorro, que siempre invierte. Cuando no invierte, sigue generando ahorro y en algún momento lo va a invertir.
Yo digo siempre que la Argentina favorece en otros aspectos. A la hora de hacer una inversión en pozo, el ladrillo va muy bien. Versus las otras alternativas de inversión, que son más volátiles –desde las criptomonedas a los fondos de inversión o distintas herramientas-, con las que podés perder mucho, con el ladrillo tenés altas chances de ganar. Nunca vas a perder, si el desarrollador es serio y el proyecto es bueno. En el peor de los casos, vas a tener lo que pusiste. Es muy difícil que pierdas. En estas épocas, de mucha turbulencia, cuando suben y bajan las variables, el ladrillo siempre es un buen refugio. Además, tenés la posibilidad de la reventa. Si entrás en una preventa, en pozo, te da una recuperación interesante.