Reforma tributaria: el Gobierno analiza subir Ganancias al 41%

Trascendió que se incrementaría la alícuota máxima del impuesto y se eliminarían los beneficios otorgados a las empresas que reinvierten su dinero en lugar de repartir dividendos.

Reforma tributaria: el Gobierno analiza subir Ganancias al 41%
Trascendió que se incrementaría la alícuota máxima del impuesto y se eliminarían los beneficios otorgados a las empresas que reinvierten su dinero en lugar de repartir dividendos.

En las últimas horas trascendieron algunos detalles del proyecto de reforma tributaria que el Gobierno Nacional enviará al Congreso a fines del mes próximo, junto con el presupuesto 2021. Una de las primeras informaciones apuntó a que se elevaría la alícuota máxima del impuesto a las Ganancias, del 35% actual al 41%. Después, fuentes del Ejecutivo subrayaron que no se afectaría a la clase media y que se tratará de una revisión integral. Especialistas locales adelantan algunas opiniones.

Según consignó Clarín, el plan se estaría trabajando en secreto, en conjunto por el Ministerio de Economía y la AFIP. Entre otros puntos, los más polémicos serían: elevar el tope de 35% a 41% del impuesto a las Ganancias que pagan los asalariados y profesionales independientes que superan ciertos ingresos mensuales; y eliminar el incentivo (rebaja del 35% al 30%) que hoy reciben las empresas que reinvierten el dinero en lugar de repartir dividendos. Asimismo, incluiría un aumento en el monto que se paga por el Monotributo.

Sin embargo, en horas de la mañana de ayer, fuentes gubernamentales salieron a aclarar que no se aumentará la presión tributaria sobre los asalariados y los profesionales. Además, aseguraron que tampoco se modificará el monotributo, ni se quitarán los incentivos a la reinversión. Por el contrario, indicaron que se buscará reducir la cantidad de impuestos, es decir, simplificar la estructura, y aumentar los tributos a quienes estén en condiciones de pagar más.

La titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Mercedes Marcó del Pont, participó en la definición de la reforma. En ese marco, planteó que los cambios que se están definiendo no tiene como objeto bajar impuestos, sino “ampliar la base imponible de tributos progresivos” y elevar las cargas a los sectores “con mayor capacidad contributiva”.

La modificación del esquema tributario es una de las exigencias que le ha planteado el FMI al Gobierno Nacional como uno de los requisitos para refinanciar la deuda. A esto se sumarían el cambio del cálculo de actualización de las jubilaciones, la flexibilización laboral, el ajuste fiscal y el control del tipo de cambio.

Críticas e incertidumbre

El contador Carlos Schestakow sostuvo que lo que trascendió y luego fue desmentido, de elevar Ganancias del 35% al 41%, es “una locura”. Además, señaló que la modalidad de cálculo actual tiene defectos. “Un impuesto es un cálculo que surge del producto de una base imponible y una alícuota. Esta última puede ser proporcional o progresiva. El impuesto a las Ganancias que pagan las personas humanas parte de una base imponible que es muy baja, lo que provoca que se tribute por ingresos que en realidad no llegan a ser ganancias, porque son parte de lo que se necesita para vivir”, comentó.

“Las alícuotas son progresivas, pero en 1999 había que cobrar 120 mil pesos (dólares) al año para pagar el 35%, lo que hoy equivale a 8,4 millones de pesos; cuando en la actualidad se paga ese porcentaje con ingresos de 760 mil pesos anuales”, agregó.

Lo mismo ocurre con las empresas, que pagan una alícuota del 30% pero sin ajuste por inflación y termiman tributando por una “ganancia ficticia”. De hecho, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal realizó un estudio que determinó que cada año, los contribuyentes trabajan ocho meses para el fisco (de un supuesto en el que no se utiliza nada de esos ingresos para vivir). “Recién a partir del 1° de setiembre se empieza a trabajar para uno mismo”, remarcó el contador.

Juan Gabriel Sánchez, prosecretario del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Mendoza, también calificó de “locura total” la idea de aumentar impuestos y aseguró que no hay margen para hacerlo. ”El gobierno anterior redujo la alícuota para las empresas del 35% al 30% desde el 1 de enero de 2018 hasta el 31 de diciembre de 2020 y estaba previsto que, a partir del 1 de enero de 2021, el tributo pasara a ser del 25%. Además, se premiaba a las firmas que reinvirtieran las utilidades, en lugar de repartir dividendos”, recordó,

Con ese incentivo a reinvertir, indicó Sánchez, se fomentaba la actividad. De hecho, consideró que el programa provincial Mendoza Activa ha sido el único que ha visto en estos últimos meses que realmente apunta a la reactivación, con incentivos fiscales para quienes inviertan en ciertos rubros.

Por su parte, el economista Pablo Salvador prefirió ser cauto, ya que trascendió una información que luego fue desmentida. Sí se mostró entusiasmado con la posibilidad de que se trate la reforma de una manera integral. También consideró que sería positivo que se reduzca la cantidad de tributos -hoy hay 160 en todo el país- y se mantengan el IVA y Ganancias; para eliminar distorsiones que entorpecen la actividad económica y la creación de empleo.

El economista planteó que el Gobierno Nacional ha hablado de reunirse con el gobernador y los intendentes a discutir estas modificaciones, y adelantó que, de eliminarse Ingresos Brutos, sería algo muy positivo para la actividad productiva, pero las provincias perderían fuentes de financiamiento propio.

Proponen crear una escala más equitativa

El Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) porteño le presentó al Gobierno una iniciativa sobre Ganancias. “Propusimos llevar la escala a una más equitativa, porque este impuesto pasó de ser progresivo a ser proporcional, dado que la mayoría paga el 35%. Quedó muy desactualizado”, opinó Gabriela Russo, presidente del Consejo a Los Andes.

Puntualmente, el CPCE planteó readecuar el ajuste por inflación y modificar las normas de actualización previstas por la ley sin diferenciar la fecha de adquisición o incorporación al patrimonio. “No hay margen para subir las alícuotas al 41%, ni a las personas humanas ni a las empresas. La presión tributaria es excesiva”, comentó Russo.

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