Los billetes de $ 100 han “inundado el mercado”, y el alto nivel de circulación que tienen, producto de la pérdida del poder adquisitivo, dejan como efecto secundario un desgaste en el papel moneda. Tal es así, que algunos negocios y bancos en ocasiones los rechazan como método de pago.
Según un comerciante mendocino que se comunicó con Los Andes, la circulación (de los billetes de $ 100) es excesiva, porque nadie los quiere, ni siquiera los bancos. “Hasta se están cobrando penalizaciones por ese motivo”, subrayó.
Desde La Bancaria en Mendoza, coincidieron con la situación que expresó el comerciante. El titular del gremio, Sergio Giménez, expresó que ya desde hace tiempo que reclaman por la distribución de billetes de mayor denominación. “Eso no solo haría a la agilidad en el uso de efectivo (operar con billetes más altos), sino que permitiría una mayor eficacia en el uso de los cajeros automáticos”, indicó.
El cajero automático es el medio más utilizado para la extracción de dinero en estos tiempos, y esperan que continúe siéndolo, más allá de las restricciones sanitarias, pero estos solo permiten la carga de 8.000 billetes de $ 100, que equivalen a $ 800.000. Con papeles de $ 1.000, “la respuesta operativa sería de $ 8.000.000”. “Los bancos utilizan una combinación de estas denominaciones para lograr una mayor eficiencia”, agregó Giménez.
No obstante, el pedido que se hace desde Mendoza se ve afectado por una decisión que se tomó “en tiempos de Adolfo Sturzenegger”, que hace que “la provisión de numerarios entre los bancos se produzca de forma regional, entre aquellos bancos que son eminentemente receptores y aquellos que son pagadores. Así se realiza este clearing de provisión de billetes (proceso que siguen los bancos para cruzar operaciones de traspasos y reembolsos entre ellos), estando ausente el BCRA”.
“Venimos planteando la necesidad de acuñar un billete de mayor denominación. Está claro que el billete de $ 100 ha perdido poder adquisitivo y es necesario un billete de $ 5.000. La Argentina no se acostumbra a un billete intermedio. Uno de $ 5.000 sería de una denominación acorde a las necesidades que tenemos”, insistió el titular de la bancaria.
Los de $ 1.000, solo para salarios
En otro punto, el titular de La Bancaria señaló que, “en vísperas de pagos, se va haciendo acopio de billetes de alta denominación ($ 500 y $ 1.000), para que cuando cobre la administración pública, los cajeros tengan respuesta. Terminado ese proceso, un cajero automático sigue proveyendo billetes de cien”. Esto ocurre sobre todo en el Banco Nación, que tiene que hacer frente el pago de más de 110 mil empleados públicos.
“Seguimos reclamando que se provea en cantidad y en volumen las denominaciones existentes, y que se agregue un billete a la familia de monedas del BCRA”, cerró Giménez.
Las causas del problema
“La mitad de los billetes que tenemos en circulación son de $ 100 (aproximadamente 3.170 millones, frente a 900 mil millones de $ 1.000, por ejemplo). Es decir que hay mayor cantidad de esa denominación que del resto. Han inundado el mercado, y mucho más después de lo que ocurrió el año pasado cuándo, por la pandemia, el Gobierno Nacional implementó políticas sociales, para las que usó stock de reservas, billetes de $ 100 que no había en el Banco Central y que no habían sido puestos en circulación”, señaló el economista José Vargas, titular de Evaluecon.
El especialista advirtió que hoy nos encontramos con una enorme “masa de dinero” que provino de una fuerte emisión monetaria que se completó durante la primera mitad del año pasado. Esa situación, es justamente la que está generando la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Además, se produjeron efectos en la pérdida de calidad del billete por su alta circulación (desgaste del papel). “Hay problemas en los bancos similares a los que vimos en billetes de $ 2 y $ 5”, agregó.
Si se analiza la historia del billete de $ 100 desde su creación, la pérdida de valor ha sido “casi total”. Vargas recordó que en la década de los ’90, $ 1 equivalía a U$S 1, y hoy se requieren más de $ 100 para adquirir un dólar estadounidense. “Está claro que $ 100 no equivalen a U$S 1, y si tiene en cuenta también el punto de vista inflacionario, la pérdida de poder de compra es muy alta, tanto que cuando se emitieron los primeros pesos (desde 1992, en reemplazo del austral), el billete de más alta denominación era de $ 100, y hoy es de $ 1.000, al menos por ahora”, cerró el titular de Evaluecon.