Tomar la decisión de en qué invertir o cómo resguardar el dinero no resulta sencillo para la mayoría de las personas. Sobre todo, cuando quieren alejarse de las opciones más tradicionales, como la compra de dólares o el plazo fijo. Para los argentinos, el exterior siempre ofreció alternativas más estables, pero la pandemia primero y la guerra Rusia-Ucrania después, aceleraron la inflación mundial y la volatilidad de los activos. Ante este panorama complejo, el elegir dónde colocar los ahorros puede tornarse un desafío aún mayor.
Es que los ahorristas tratan de ganarle a una inflación que ya perfila como que podría llegar a los temidos tres dígitos, pero al mismo tiempo los dólares paralelos -bursátiles y blue-, si bien van teniendo algunas subas bruscas, durante varios meses también perdieron frente al avance de los precios (aunque siempre está en el horizonte la posibilidad de una devaluación, por el atraso del tipo de cambio).
Jaime Rodríguez, presidente de SJB S.A. y director de Portfolio SA, explicó que, al momento de asesorar a una persona, siempre comienzan por identificar qué nivel de riesgo está dispuesta a asumir y los plazos de inversión. Esto, porque es muy distinto tener un excedente de fondos del sueldo que irá utilizando en el transcurso del mes, que contar con ahorros que se pueden invertir a largo plazo.
Para el primer caso, en el que lo fundamental es la liquidez, se utiliza mucho la caución bursátil, que ofrece tasas de cerca del 60%, con lo que supera a la de los plazos fijos -a los que, reconoció, la gente está más habituada-, y se puede constituir por 7 días. Por otra parte, se trata de una operación entre privados, aunque garantizada, por lo que, ante tanto rumor de un posible corralito, brinda una tranquilidad adicional a quienes sienten desconfianza de tener su dinero en un banco, ya que no puede intervenir el Estado.
Rodríguez detalló que también son una alternativa los fondos comunes de inversión y los fondos de liquidez, en los que uno puede poner un determinado monto un día y rescatarlo al siguiente. Y sumó que se puede ingresar a estos desde la plataforma de los bancos o desde una sociedad de Bolsa, con la diferencia de que estas últimas ofrecen una gama de fondos más amplia. Un dato adicional, sólo se necesitan $ 1.000 para invertir y cada noche que el dinero “duerme” en el fondo, devenga un interés y los rendimientos son similares a los de un plazo fijo tradicional, en el orden del 58% al 60%. De todos modos, resaltó que esos porcentajes deberían aumentar en los próximos días, después del último aumento de tasas del Banco Central.
En tanto, para aquellos clientes con la mirada puesta más en el largo plazo, el titular de SJB SA, indicó que hay fondos o letras que ajustan por CER, por lo que son muy asimilables a un plazo fijo UVA, que otorga retornos vinculados a la inflación y paga una sobretasa. En el caso de estos fondos o letras, la tasa por encima del avance de precios suele ser de 2 a 4 puntos. Sin embargo, Rodríguez advirtió que, por estar muy demandados a modo de cobertura, algunos están teniendo un rendimiento negativo, es decir, no alcanza a cubrir la inflación; por lo que hay que estar atentos a cuáles se eligen.
Si el horizonte es de mayor tiempo, se debe empezar a pensar en otro tipo de productos, como bonos y Cedears (certificados de acciones de empresas extranjeras). Pero subrayó que siempre se debe tener mucho cuidado y conocer el perfil del inversor, ya que debe entender en qué está eligiendo invertir su dinero. Esto, porque si bien los asesores son los que compran y venden, la persona debe estar consciente del riesgo que asume.
De todos modos, Jaime Rodríguez diferenció riesgo de volatilidad. Es que, cuando uno piensa en riesgo, planteó, piensa en que no le van a pagar. Sin embargo, cuando se compran acciones o títulos con buena calificación, es muy difícil encontrarse con una dificultad a la hora de cobrar (no es el caso de algunos bonos argentinos). En cambio, sí se pueden encontrar grandes variaciones en el precio: comprar a $ 10, que caiga a $ 7 al día siguiente y después repunte a $ 15. Por eso, puntualizó, es importante tener en cuenta el plazo y que sea como mínimo de 18 meses, ya que sí puede haber pérdida de capital, si el inversor se ve obligado a vender en dos o tres meses.
Volatilidad global
Tal vez una de los factores que más desconcierta hoy al posible inversor es que, cuando el contexto local genera incertidumbre, usualmente se puede recurrir a opciones en el extranjero. Sin embargo, la pandemia y la guerra Rusia-Ucrania han tenido impacto en todas las economías. Daniel Garro, de Value International Group, lo ilustra de este modo: el avión en el que está todo el mundo se va a mover de manera brusca durante los próximos dos o tres años. Van a caer las mascarillas más de una vez y se van a perder algunos motores en el camino.
En términos más económicos, el planeta ya está en una “estanflación” (estancamiento con inflación) y va a haber una crisis de deuda importante, por lo que está cayendo el valor tanto de los activos de renta variable -acciones- como las propiedades. De hecho, el especialista considera que la economía global no está empezando a salir de la crisis, sino recién ingresando en una que será más profunda.
No se mostró de acuerdo Jaime Rodríguez, quien señaló que el mundo está tendiendo hoy a estabilizarse y, luego del ruido que generó la suba de la inflación de Estados Unidos, se observan algunas señales de normalización. Así, aquellas acciones que habían caído por el temor a la suba de precio y la consecuente suba de tasas para intentar contenerla, en las últimas semanas han tenido una recuperación, como muestran el índice Dow Jones (3,5%) y el Nasdaq (3,7%). De todos modos, el experto resaltó que, cuando se mira el año completo, todavía se sigue en números negativos.
Alejandro Bianchi, de Asesor de Inversiones, planteó que hay un contexto bastante particular a nivel global, al que se ha añadido el “condimento argentino” de mayor volatilidad. “Cuando uno mira acciones locales o bonos, están a precios de descuento, pero la pregunta es si esa crisis terminal que algunos esperan va a suceder o no”, planteó.
Es que, si bien considera que ya estamos en una hiperinflación, ya que las últimas mediciones mostraron que el IPC está cerca del 90% anual, por ahora, desde el punto de vista político, el Gobierno está sabiendo manejar la situación. Es decir, hay manifestaciones en la calle, pero está dentro de todo controlada, a diferencia de lo que sucedió a fines de 2001. Tampoco se avizora una afectación de los depósitos bancarios, que fue el principal disparador del descontento entonces.
Con un Estado quebrado, un déficit insostenible y un Banco Central con reservas negativas, analiza Bianchi, algunas acciones están en niveles bajos, que representan una oportunidad para quien tiene apetito por el riesgo y la capacidad de esperar unos dos años como mínimo.
Sin embargo, desde su empresa se concentran más en el inversor internacional, que compra Cedears, en especial de acciones de Estados Unidos; un mercado que cayó mucho en la primera mitad del año. Por eso, hay algunos certificados que han sufrido descensos del 60% en su valor y ofrecen la ventaja de ingresar cuando el precio es atractivo, además de la oportunidad de dolarizarse.
Por otra parte, describe, la familia de estos activos se ha ido ampliando y hay más de 100 entre los cuales elegir. De esta manera, el inversor puede armar un portfolio con acciones estadounidenses, europeas, brasileñas y chinas, por ejemplo, y cobrar dividendos en dólares, de modo directo en la cuenta.
La opción del dólar
El dólar siempre sigue siendo una de las principales opciones. Gonzalo Solavallone, operador de Zona Bursátil, comenta que lo que están recomendando en este momento de súper volatilidad e inflación, tanto argentina como mundial, a quienes tienen un perfil más conservador, es dolarizarse. Es decir, comprar dólar bolsa para atesorar hasta que el panorama esté más claro.
En tanto, para los perfiles un poco más arriesgados, los bonos corporativos y las obligaciones negociables son una alternativa, porque pagan en dólares y se rigen por leyes internacionales que dificultan un reperfilamiento. Esto, a diferencia de lo que sucede con los bonos de empresas locales, que tienen una tasa de retorno altísima -del 25% al 30% en dólares-, proporcional al riesgo.
Jaime Rodríguez indicó que muchas personas no pueden comprar dólares en el sistema bancario que, además, tiene un límite de U$S 200 por mes, pero indicó que vía el mercado de capitales no hay restricciones (salvo casos puntuales de importadores). Asimismo, mencionó que otra alternativa para dolarizarse son los bonos corporativos y las obligaciones negociables, ya que se puede invertir en pesos, pero se ajustan por el dólar oficial, por lo que ofrecen una cobertura en caso de una devaluación.
También están los Cedears, que al ser un activo que cotiza en Estados Unidos, da protección por tipo de cambio, aunque se pueden comprar en pesos. “Para quienes tienen dólares, también hay opciones, como obligaciones negociables, que se suscriben en esa moneda, y las empresas pagan en billetes. Con esta inversión se obtiene una rentabilidad de 5% a 6% anual en dólares, lo que permite protegerse un poco de la devaluación de ese país”, remarcó.
Criptomonedas
Para Daniel Garro, de Value International Group, la gente ha ido entendiendo lo que ya saben desde hace un tiempo los inversores institucionales y es que, por más guerra que les hagan desde los bancos, los gobiernos y los bancos centrales, las criptomonedas son la forma de cubrirse contra la desvalorización no sólo del peso, sino también del dólar y de las otras monedas. Esto, además de comprar oro y plata físicos.
En cuanto a las bajas que han tenido en los últimos meses, señaló que es algo coyuntural y que volverán a recuperarse, y que lo que hay que hacer es comprarlas y guardarlas, ya que hay personas que han autorizado a plataformas a prestar esas criptos, a cambio de una tasa. Es entonces cuando se generaron los corralitos, porque o el tomador del crédito no lo devolvía o no podían pagar el interés ofrecido. De ahí que recomiende hacer lo mismo que con los dólares: atesorarlos y, por supuesto, elegir las más reconocidas: Bitcoin, Ethereum, Solana y Cardano.
De todos modos, resaltó que las criptomonedas no son una inversión, sino una cobertura. Es decir, se puede ganar capital si el activo se valoriza, pero en las inversiones propiamente dichas, como acciones y propiedades, no sólo se gana capital, sino que se obtiene un flujo (dividendos, alquiler).
Garro aconseja clasificar los excedentes en cortísimo plazo (los próximos siete días), corto plazo (tres meses), mediano plazo (seis meses a un año) y largo plazo (un año o más). A partir de ahí, se puede elegir la cobertura. Pero también subraya que no hay que tener pesos, ya que, si se da una alza del dólar, la persona está desprotegida.
Para el corto plazo, sugirió comprar dólares o una caución bursátil y, en este último caso, elegir la de 90 días, ya que se pueden hacer por menos tiempo, pero en cada renovación hay que pagar comisiones.
También hay otras alternativas, enumeró, como ganadería, mercado inmobiliario y acciones, pero hay que asesorarse muy bien y diversificar. Y quienes son dueños de un pequeño negocio pueden comprar mercadería para ganarle a la inflación, al igual que las familias hacen con las compras de supermercado.
Qué buscan los inversores
Si bien por un lado se puede hablar de opciones de inversión, también se debe tener en cuenta qué está buscando quien tiene algo de dinero para invertir. Es que más allá del interés esperable por ganarle a la inflación y por tener una parte de los ahorros -o todos- en dólares, ha habido algunos cambios en el comportamiento, desde quedarse a la espera de lo que suceda más adelante hasta intentar aprovechar una oportunidad.
Gonzalo Solavallone, de Zona Bursátil, detalla que la gente está intentando tener un refugio. La pregunta reiterada es cómo le pueden ganar a una inflación que va a un paso tan acelerado. De hecho, cuenta, algunos han optado por acopiar materiales para la construcción, para adelantarse a la escasez, por las dificultades en las importaciones. E incluso hay quienes están comprando tecnología. “El argentino ya sabe que después de la disparada del dólar suben los precios y va ese mismo día a comprar”, indicó.
“Hay muchos que se han vuelto comerciantes. Me han sorprendido clientes que me cuentan que han comprado cosas para poder venderlas”, lanzó. Y sumó que, en ciertos productos tecnológicos, se pausan las publicaciones por unas horas y luego vuelven con un 10% de suba, cuando no ha sucedido nada que la explique.
Por otra parte, Solavallone comentó que casi todos los inversores con los que trabajan se han dolarizado y que aun aquellos que se inclinaban más por la renta variable han vuelto al dólar, en una actitud de esperar y ver que pasa. Los únicos que están teniendo un comportamiento un poco más arriesgado son los jóvenes, que pueden esperar los resultados y están comprando “blue chips”: acciones de empresas emblemáticas de tecnología, que han bajado de precio.
Jaime Rodríguez, presidente de SJB S.A. y director de Portfolio SA, comentó que, ante situaciones como la actual, con altísima inflación, volatilidad y una brecha muy marcada -que supera el 100%- entre el dólar oficial y los alternativos, la gente recurre a los especialistas para buscar protección contra la inflación y para ganar por el tipo de cambio.
Detalló que los clientes tienen mucho temor, porque ha habido rumores que generan incertidumbre y que los asesores tienen que tratar de interpretar muy bien lo que necesitan. A veces, explicó, se opta por un mix de productos, de corto, mediano y largo plazo, para tener variedad de opciones ante condiciones cambiantes.
Sin embargo, reconoció que, históricamente, cuando la Argentina tenía problemas, los inversores se refugiaban afuera. Hoy, el mundo de la postpandemia y la guerra está convulsionado y en muchos países hay problemas con las tasas de interés, la inflación y el valor de las commoditties. “Si comparo con los ‘90, hay que asumir niveles de riesgo mucho más altos para obtener la misma rentabilidad. Hace 20 años, los bonos del tesoro de los Estados Unidos garantizaban tasas del 6%. Hace poco, estuvieron en 0% y ahora rondan el 1% al 2%”, planteó Rodríguez.