Muchas veces se presenta al turismo como una actividad económica que puede potenciar a una región, y el tema vuelve a estar en análisis después de los cierres más duros de la pandemia. Sin embargo, en el caso de Tunuyán hay dudas sobre si la actividad beneficiará sólo a bodegas y hoteles y si puede “derramar” hacia otros sectores.
Desde la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT), señalan que, en base a números de la DEIE, por año unas 158.000 personas visitan las bodegas del departamento (dos de cada tres visitantes son extranjeros).
Esto involucra a 24 bodegas, de las cuales el 63% abrió al turismo en la última década. Incluso, en el Valle de Uco entre 1997 y 2015, en promedio anual, el sector Comercio, restaurantes y hoteles fue el que más creció (22,7%), seguido por Servicios sociales (7,1%).
Martín Aveiro, intendente de Tunuyán, consideró que el turismo fue uno de los sectores que más rápido se recuperó tras la caída de pandemia gracias al turismo interno, con programas nacionales como el Previaje (que genera un crédito para otras actividades). Esos programas implicaron no sólo un estímulo a la compra, sino que algunas empresas que trabajaban de manera informal se terminaron registrando para poder ser parte del beneficio.
Sin embargo, el desafío está en que quienes viajan por el vino puedan acceder a otras opciones. “Que no sea sólo un turista que sale de un hotel en la capital, viene a una bodega y se vuelve”, sintetizó. Si bien en las vacaciones de verano la ocupación hotelera está a pleno, cuesta mantener esa ocupación fuera de las vacaciones, de lunes a jueves.
En ese sentido, para Aveiro, es importante destacar que el turismo incluye al montañismo, ya que el departamento limita con la Cordillera de los Andes: “Tenemos unas 3.000 personas por semana haciendo senderismo; tenés escaladas de roca muy importantes.
Andinistas de todo el mundo visitan El cajón de Los Arenales”. A eso se suman una diversidad gastronómica con polos marcados en Vista Flores, Las Pérgolas, el centro y demás.
Reclamos a considerar
El presidente de CIAT, Diego Stortini, considera que es necesario que el turismo no sea una ganancia para unos pocos, sino que pueda ser aprovechado por otros sectores como el comercio y el agro local, vendiendo productos propios. Además, insistió con algunos reclamos de la Cámara sobre turismo.
“Hemos reclamado varias veces a la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial el cumplimiento de la ley provincial 8.400. Hace casi 10 años se sancionó una ley que restringía el dominio, el uso y goce de nuestra cordillera y que ordenaba al Ejecutivo a instrumentar un Plan de Gestión y una Zonificación para poder entender qué se puede hacer, dónde y cómo. Luego de casi 10 años, ese trabajo no ha sido concluido”, criticó Stortini.
De ese modo, la traza de la Ruta 94 quedó incluida en esa área, y el anhelo del departamento, de una apertura de traza hasta Piuquenes y Chile, “ha quedado a discreción de la interpretación de una ley que no tiene plan de gestión”. Los propietarios de esa zona, que podrían explotar turísticamente sus propiedades, quedaron con un dominio restringido y sin conocer con claridad sus derechos.
“Exigimos el plan de gestión; exigimos que se involucre a la sociedad civil enteramente, a las organizaciones interesadas, a los propietarios, a la comunidad. Bajo la excusa de la protección ambiental, que todos queremos, nos arrebatan el derecho de disfrutar de nuestra cordillera turísticamente”, planteó el presidente de la CIAT.
Por su parte, Pablo Sánchez Sillero, referente en distribución de combustibles y propietario de una estación de servicio, señaló un importante crecimiento turístico en la zona del corredor productivo, pero lo negativo es el precio en dólares, para un sector de gama alta. “Creo que falta oferta para un sector mediano. Cuatro personas que quieren ir a comer con la familia no pueden gastar $ 10 mil, opinó.
Además, Sánchez Sillero cree que sería positivo mejorar la oferta turística del departamento, para que además de turismo enológico, senderismo y cabalgatas la gente pueda aprovechar actividades en el centro. “Si tuviéramos en el centro una mayor oferta comercial o gastronómica, podríamos ganar otro día. El turismo es un motor de crecimiento, tendría que venir acompañado de una serie de inversiones”, analizó este empresario.
Turismo vitivinícola
Pablo Giménez Riili, cofundador de The Vines of Mendoza, agradeció que el turismo argentino permitió mantener la actividad ante el cierre de visitantes extranjeros. Fue una oportunidad para que muchos conocieran la oferta local en la localidad de Chacayes, y esperan que este verano se mantenga una buena actividad.
“Sentimos que el hotel tiene un impacto muy fuerte en el departamento, y estamos orgullosos de eso”, comentó. La empresa tiene un plan de expansión para el Resort y Spa, con la idea de duplicar la cantidad de camas en 2022 y poder operarlas en 2023. Eso podría aumentar la mano de obra del hotel en un 70%.
Martín Garbuio, vicepresidente de la Cooperativa Vista Flores, consideró que el sector ha crecido mucho y se puede potenciar: “El turista no quiere ver lo que ya se hace en Europa, sino las raíces, lo tradicional y original, ver algo diferente a lo que ya conoce. Hay turistas cansados del revoleo de copas y del acero inoxidable, quieren tomarse un vino, comer un asado y dormir la siesta”.
Para el resto de la economía, el crecimiento del turismo tendría un efecto expansivo que generaría un efecto derrame positivo.