14 de febrero de 2025 - 16:07

Pronóstico de cosecha: qué pasará con el precio de la uva

Las estimaciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura suelen tomarse como referencia para discutir los precios de la materia prima.

De acuerdo con las estimaciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura, este año la cosecha de uva tendrá un incremento del 9% en comparación con el pasado. Se pasará de los 19.189.738 quintales a 20.971.400 en todo el país. En Mendoza, el pronóstico marca la misma variación, del 9%, al subir de 13.624.209 a 14.800.900 quintales.

Se trata de un aumento en el volumen de cosecha que ya había sido mencionado desde el Ministerio de Producción de la provincia. Desde distintas asociaciones, sin embargo, consideran que los números finales estarán por encima o por debajo de lo estimado por el INV; dentro del margen de error del relevamiento.

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Por debajo

Matías Manzanares, secretario de la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM), señaló que calculaban, como mucho, un 5% más que el año pasado. De todos modos, resaltó que el INV aclara que hay un grado de incertidumbre, por lo que, cuando termine la cosecha, las cifras pueden estar un 5% más altas o bajas. El año pasado, de hecho, el organismo había estimado que en la provincia se iban a obtener unos 11,9 millones de quintales y se terminaron levantando 13,9 millones (+17%).

El directivo de AVM planteó que creen que se va a dar una disminución del 5% con respecto al pronóstico (del 9% de suba), con lo que quedará muy cerca de lo que calcularon desde la entidad. Sumó que se nota que los racimos no están completos, que les faltan granos de uva, por efecto del viento Zonda, y que eso se termina notando en la báscula.

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“Se habló de un 20% más de cosecha. Con esto (el pronóstico del INV), vamos despejando números”, planteó. Es que resaltó que una cosecha de 21 millones de quintales en todo el país sigue siendo promedio a baja, porque el histórico ronda los 24 millones. Añadió que están esperando que se conozcan los datos del stock técnico, “para terminar de despejar fantasmas”.

Consideró que, ahora, el precio podría empezar a subir. Por otra parte, expresó que no sólo están ofreciendo precios por debajo de los de 2024, sino que también, como la inflación está desacelerando, han extendido los plazos de pago de 3 o 4 meses a 8. Es decir, pretenden empezar a pagar en mayo y cancelar en diciembre.

Por encima

Los ingenieros agrónomos de Bodegas de Argentina, explicó el presidente Walter Bressia, habían estimado un incremento un poco superior al que pronosticó el INV. Pero añadió que, si se suman 4 o 5 puntos, se estaría en un 13% a 14% más de uva con respecto al año pasado.

Planteó que, en especial en 2025, el precio de la uva se va a definir por oferta y demanda. “Sabemos que venimos con un mercado interno en caída, que todavía no podemos recuperar. Estimamos que se va a empezar a recuperar este año, de a poco. Pero hay stock de vino en las bodegas, porque se ha vendido menos. El año pasado se cerró con casi un 20% abajo del anterior y todavía las ventas no repuntan este año”.

Evaluó que algunas bodegas podrán salir a comprar y otras no van a hacerlo de entrada, sino que elaborarán las uvas y después comprarán el vino. Por eso, planteó que este será un año de inflexión, en el que se ajustarán muchos parámetros dentro de las bodegas para bajar costos, porque el tipo de cambio se va a mantener (y tampoco se puede pretender que se modifique, porque una devaluación fuerte tampoco es buena).

“Todas las bodegas estamos ajustando los gastos para ser más competitivos. No solo en el mercado interno, sino en el externo también. Así que es un año para ir con cuidado”, advirtió.

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Stock equilibrado

Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, indicó que hay que tener en cuenta que, según los datos del INV, al 1 de enero de 2025 las existencias eran de 9.800.000 hectolitros. Los cálculos que han realizado en la entidad arrojan una proyección de llegar al 1 de junio (fecha de liberación del vino nuevo) con 5 a 6 meses de stock. Esto, considerando que se comercialice en los mercados interno y externo, en los próximos cinco meses, el promedio de los últimos tres años.

Sobre la comercialización, analizó que se terminó 2024 con exportaciones un poco por arriba y ventas en el mercado interno por debajo de 2023. Por lo que la evolución dependerá de que la inflación se mantenga controlada y el poder adquisitivo de la gente aumente. También podría ayudar, añadió, que el tipo de cambio se ajuste un poco y que haya una baja de impuestos –que podría aplicarse en las tarifas de la energía eléctrica-, lo que les permitiría ganar competitividad.

Manifestó que, si la cosecha 2025 está un 9% por encima de la 2024, se estaría en una situación de equilibrio, por lo que no parece preocupante. Precisó que entiende, además, que por los problemas de botritis –causado por una afectación importante de lobesia botrana-, la variación podría ser menor.

Sosa explicó que, más que el pronóstico, lo que puede tener un efecto en el precio de la uva y en el mercado es el operativo de compra que lanzó el Gobierno. Es que podría suceder que los elaboradores de mosto no vean la necesidad de salir a demandar uva para elaborar un producto que, aseguran, tiene muy buenas perspectivas de exportación; como ya sucedió en 2024. También consideró contradictorio, con estos números, fijar un porcentaje de diversificación de uvas a mosto, porque desalienta que los mosteros salgan al mercado, ya que tienen una cuota segura por la elaboración “obligatoria”.

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