A partir del 1 de enero de 2025, el programa Cuota Simple tendrá varias modificaciones. Entre las principales están que sólo abarcará a pequeñas y medianas empresas (no a grandes ni cadenas), que se eliminan las 12 cuotas y sólo se mantienen 3 y 6, y que los pagos no serán por un monto fijo, sino que la tasa se irá ajustando. En el sector comercial mendocino plantearon preocupación por algunos de estos cambios.
El programa de fomento al consumo y a la producción de bienes y servicios tendrá una prórroga más, hasta el 30 de junio de 2025 (aunque el plazo es prorrogable). La Secretaría de Industria y Comercio, del Ministerio de Economía de Nación, plantea, en la resolución que fue publicada ayer en el Boletín Oficial, que durante el segundo semestre de 2024 se ha ido consolidando “la recuperación del crédito al sector privado, tanto de las líneas de financiamiento a empresas como a familias, con especial énfasis en líneas de corto plazo vinculadas al consumo”.
Sin embargo, también consideran que, hasta que el financiamiento bancario privado vuelva a operar en niveles óptimos, resulta conveniente seguir acompañando a las familias, con algunas modificaciones. Si bien aseguran que la tasa de Cuota Simple seguirá estando por debajo de la del mercado, dejarán de ser cuotas fijas, ya que serán equivalentes al 135% de la tasa de interés de las operaciones de pase activas del Banco Central.
Adrián Alín, presidente de la Cecitys (Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios de la ciudad de Mendoza), consideró que es una lástima que se eliminen las 12 cuotas, porque hay comercios pequeños y medianos que venden productos con este plazo de financiamiento, porque son artículos de mayor precio; aunque reconoció que la mayoría de las ventas se realizan en 3 o 6.
En cuanto a la modificación de las tasas de interés, resaltó que “hay bolsillos flacos” y que este tipo de medidas no alientan el consumo. Destacó que, para la Navidad 2023, el ticket promedio alcanzó los $50 mil, mientras que este año apenas llegó a $36 mil. Y que ahora resta ver qué va a pasar para Reyes.
Alín, quien también es vicepresidente de Comercio de la Federación Económica de Mendoza (FEM), señaló que el nivel de consumo depende del poder adquisitivo y que las empresas locales siempre se han sostenido con un cierto segmento de la población, porque los que tienen dólares se va a comprar a Chile, Brasil, Estados Unidos o Europa. Por eso, manifestó que teme que la suba de la tasa de interés frene un poco las ventas y deslizó que no entiende por qué, si la inflación es tan baja, las tasas cambian.
Nicolás Schmid, titular de la Específica de Comercio, de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, mencionó que hay inquietud entre los comerciantes del departamento, porque Cuota Simple impulsa bastante las ventas, mientras que las promociones bancarias sólo funcionan para ciertas fechas. De todos modos, señaló que habrá que esperar a ver qué sucede con el cambio.
Sobre el hecho de que el programa ya no financie las compras en grandes comercios, consideró que puede ser positivo para favorecer a las pymes locales. Y en cuanto a la eliminación de las 12 cuotas, indicó que casi nadie las usa, mientras que sí se opta por 3 o 6 en el comercio tradicional.
Javier Lasagno, titular de la específica de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura, Ganadería, Vial y Servicios de General Alvear, planteó que Cuota Simple es una herramienta que ayuda a traccionar mucho las ventas, aunque funciona de manera diferente según los rubros. Sumó que el de indumentaria, por ejemplo, suele tener otras promociones, pero el de mueblería (su caso) se trabaja con cuotas, por los montos.
Coincidió en que, si han establecido diferencias entre pequeños, medianos y grandes comercios, para incluir sólo a los dos primeros, brinda mejores oportunidades de competir a los más chicos frente a los que tienen volúmenes de ventas y de compra de mercadería mucho más grandes.
Y añadió que, si bien hay clientes que eligen las 12 cuotas, lo más común es que opten por 3, o a lo sumo 6, porque en un contexto de baja inflación prefieren cancelar lo antes posible. Esto, a diferencia de lo que sucedía con el Ahora 12, con otro ritmo inflacionario, que hacía que, cuando la gente terminaba de pagar, el precio del producto era mucho más elevado.