Los precios dieron un respiro en el primer mes del año, pero eso no implica que dejaron de subir, simplemente lo hicieron a un menor ritmo. Lo que trepó muy por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) promedio es el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas, el ítem que mayor peso tiene a la hora de conformar la medición.
En este rubro los aumentos golpearon a las puertas del 300% si se lo compara con enero del 2023 y al interior de la división, hay alimentos que aumentaron mucho más todavía, como es el caso del arroz que subió por arriba del 750% en un año o los fideos secos que tuvieron una variación superior al 400% en el lapso de 12 meses.
Las razones son varias pero en gran parte los especialistas lo explican a partir de la liberación y reacomodamiento de los precios luego de permanecer planchados con programas como Precios Justos que aplicó el gobierno de Alberto Fernández. El salto devaluatorio de diciembre también lo colocan como una de las principales causas.
El miércoles tanto el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) como la dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza dieron a conocer el IPC de enero.
Para el Indec, la inflación promedio de enero fue del 20,6 (5 puntos menos que diciembre) lo que implica que los precios viajan al 254,2%, anualizados, mientras que para la DEIE el IPC se ubicó en el 19,5%, lo que implica una variación del 259,7% con respecto a enero del año pasado.
Fuerte suba en alimentos
A la hora de presentar la medición, ambos organismos destacan el rubro de alimentos y bebidas como el de mayor incidencia en la conformación del índice de precios.
Según los datos que difundieron el Indec y la DEIE, comparando enero del 2024 contra el mismo mes del año pasado, el incremento promedio en alimentos y bebidas en Mendoza fue del 293%.
Tomando como base los datos relevados por el Indec, que realiza la medición por regiones, la variación de precios en Cuyo, de algunos productos, realmente da escalofríos.
El caso más emblemático es el del arroz blanco simple, paquete por 1 kilo, que en enero de 2023 costaba $331,08 y en el mismo mes de 2024 se ubicó en $1.199,61, un aumento del 756%.
Le siguen los fideos secos guiseros que para el Indec en enero de 2023 se conseguía el paquete de 500 gramos a $193,68 y el mes pasado estaba en $1.029,71 lo que representó un incremento del 431%.
Dentro del rubro, el azúcar quedó entre los tres alimentos con mayor incremento en un año. En enero de este año se pagó a $1.302,51 cuando 12 meses atrás estaba en $267,35 el kilo. El aumento fue del 387%.
En lo que es la carne, la molida (o picada) común tuvo una variación interanual del 359%, pasó de $757,02 en 2023 a $3.480 en 2024. En tanto el valor del pollo entero 8un kilo) saltó de $487,36 el año pasado a $2.107,86 en 2024, un aumento del 332%.
Hacia el interior del rubro alimentos y bebidas no alcohólicas que realiza el Indec, también figura un 306% de aumento interanual en lo que es pan y cereales; leche, productos lácteos y huevos la suba fue del 260,9%; aceites, grasas y manteca crecieron el 261,8%.
En tanto, en lo que es yerba, te y café, el incremento promedio entre enero de este año y el mismo mes de 2023 fue del 335,7%. Los precio de las bebidas gaseosas, jugos y agua mineral crecieron el 325% interanual.
La opinión de los especialistas
El economista Raúl Mercau identificó tres aspectos que pueden haber influido en la suba de los alimentos.
Para iniciar comentó que “gran parte de nuestros alimentos son de exportación por lo que al haberse dado una devaluación tan fuerte 8en diciembre) evidentemente los precios de exportación subieron en pesos y por lo tanto tenemos esta fuerte variación”.
“En segundo lugar también hubo una liberación de precios en general y ya que muchos alimentos estaban en programas como Precios Justos” eso “afecta sobre todo a los bienes que han estado controlados”, agregó.
Mercau también le atribuyó la variación a la alta demanda ya que ante la caída del poder adquisitivo “la gente tiende a priorizar entre los bienes que son indispensables y los que no, y lo que nunca dejan de demandar son alimentos justamente, hay una gran propensión al consumo”, atado a esto, los productos también se vieron afectados “por la fuerte devaluación “.
Para cerrar, el especialista sostuvo que la tendencia es que el precio de los alimentos se desacelere por la pérdida de los salarios frente a la inflación, que reduce el poder adquisitivo, sin embargo pueden verse seriamente afectados por los reajustes en tarifas y otra devaluación del tipo de cambio.
“Hay algún rumor de devaluación porque la inflación ha hecho perder mucho de lo que se había ganado por lo que podría haber un nuevo salto, no de la magnitud que hubo antes, pero algunos hablan que en un futuro no muy lejano el salto podría ser llevar a $1.000 el dólar, entonces ahí volveríamos a tener un impacto sobre el precio de los alimentos”.
El economista Sebastián Laza coincidió con sus colegas y explicó la suba a partir de “la elasticidad de la demanda”
“Los alimentos son de baja elasticidad, la gente consume aunque estén más caros. No es lo mismo una entrada al cine que la comida” por lo tanto “los alimentos difícilmente puedan sustituirse”.
Para el economista José Vargas, que sigue mensualmente la variación de los precios en Mendoza consideró que, en parte, el fuerte aumento que hubo en alimentos tiene “cierta lógica” ya que son de primera necesidad y por más que aumenten la gente no va a dejar de consumirlos mientras que si se pueden dejar de lado o recortar otros bienes como indumentaria o calzado.
Asimismo, según el director de la consultora Evaluecom, estamos asistiendo a un reacomodamiento de los precios relativos de la economía, aunque en algunos casos pueden llegar a ser salvajes.
“En la primera parte del año pasado se dio muy fuerte el tema de los acuerdos de precio, la regulaciones que después de la segunda vuelta electoral vimos un reacomodamiento brusco y yo diría hasta salvaje en el rubro de alimentos, de una forma increíble, donde veíamos incrementos semanales sumamente fuertes en algunos productos por arriba del 40% o 50% y las listas de precios ni que hablar con los valores que llegaban”
Dentro de los factores que propiciaron el incremento, Vargas marcó dos. El primero “la fuerte devaluación que se dio en diciembre” e impacto de lleno en los alimentos porque “muchos son importados o tienen insumos importados” y en segundo lugar “el aumento de los combustibles que evidentemente impacta en toda la cadena de logística, distribución y comercialización de los alimentos”.