El Banco Central comenzó a acelerar el ritmo de devaluación del peso contra el dólar, mientras que la inflación no mostró una desaceleración en enero y, según estimaciones privadas, se ubicó entre el 3,5% y el 4% mensual.
En ese contexto, el directorio de la autoridad monetaria está analizando volver a subir las tasas de interés como mecanismo para retener a más ahorristas en plazos fijos en pesos y contrarrestar parcialmente la fiebre de los precios domésticos. La última suba había sido el 6 de enero.
El Gobierno ya venía dando señales de algunas medidas de giro ortodoxo para intentar calmar variables que estaban muy volátiles, pero el plan de metas fiscales, monetarias y cambiarias que acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) imprimirá una mayor velocidad. Y la suba de tasas es un capítulo que el organismo ha exigido.
El precio del dólar en el mercado mayorista –donde operan bancos comerciales y grandes empresas dedicadas al comercio exterior- cerró enero en 105,02 pesos, por lo que acumuló un alza del 2,2% a lo largo del primer mes del 2022.
Esa fue la suba más pronunciada del tipo de cambio mayorista desde marzo de 2021, mes en el que el ajuste había sido del 2,4%. Tras aquel registro, el Gobierno había decidido pisar el dólar como ancla inflacionaria ante la cercanía de las elecciones legislativas.
A principios de diciembre pasado, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, había confirmado que la autoridad monetaria iba a empezar un proceso de aceleración en el proceso conocido como “crawling peg” para anclar las expectativas.
Se trata de una devaluación progresiva y controlada por parte del Banco Central. Este es uno de los pedidos que el Fondo Monetario hace a los países que le deben y se ven obligados a refinanciar su deuda.
La aceleración de la suba del tipo de cambio forma parte de la estrategia oficial para recuperar el terreno perdido en 2021, cuando el precio del dólar subió 22,1% contra un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que avanzó 50,9%. Esto es parte también del acuerdo con el FMI.
A pesar de la aceleración que está registrando la suba del tipo de cambio, la misma sigue corriendo muy desde atrás a la inflación. Consultoras económicas privadas estimaron que enero cerró con un alza de entre 3,5% y 4%.
Inflación y brecha
Para la consultora IPC Online, con sede en Bahía Blanca, la inflación de enero fue del 5,75%, acumulando así un alza del 50,18%. Para confeccionar su indicador, esta firma releva 37.439 precios de 9.612 productos y servicios. Analytica Consultores proyectó una suba de 3,8% para enero. Eso, sumado a que la inflación núcleo se viene mostrando estable en torno al 4%, hace pensar que el índice ha subido un pequeño escalón más. Equilibra estimó un alza del 4%. La consultora LCG señaló que enero cerró con una inflación promedio de 3,9%, pero de 4,6% medida punta contra punta, 2,1 puntos por encima de diciembre.
Libertad y Progreso indicó que la suba de precios apuntó al 4% promedio. La consultora Eco Go estimó un alza de precios promedio del 3,8%. Ecolatina y Orlando Ferreres, en tanto, realizaron estimaciones que les dio un incremento del 3,5% promedio en enero.
Además, hay otro problema que el Gobierno deberá atacar porque es fuente de desequilibrios, incertidumbre y desconfianza: las brechas cambiarias de las cotizaciones alternativas contra el tipo de cambio oficial.
La brecha entre el dólar mayorista y el MEP cerró en 103,27% este lunes; con el contado con liquidación, se ubicó en 112,24%; y con el dólar blue –que cerró en torno a los 213 pesos- se ubicó en 102,81%.
La presión cambiaria ha generado que el Banco Central cerrara enero con ventas netas por unos 130 millones de dólares. En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires el tipo de cambio resultante de operaciones MEP con el bono soberano GD30 cayó 1,7%, a 213,48 pesos. Y el contado con liquidación operado con el mismo bono bajó 1,4%, a 222,90 pesos.
Acuerdo con el FMI: afirman que se irá abriendo el cepo para empresas
El vicepresidente segundo del Banco Central, Jorge Carrera, consideró que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) permitiría comenzar con una flexibilización progresiva del cepo cambiario para las empresas, pero no así para los ahorristas.
“Lo más importante, ahora, es acumular reservas”, dijo el funcionario que forma parte del directorio que conduce Miguel Pesce. “En ese contexto y en los primeros meses o tal vez años, el cepo mantendrá las características actuales, pero sin perder de vista que la idea es abrirlo gradualmente, para que haya una mayor movilidad de capital para la inversión extranjera”, indicó.
Esa paulatina apertura del cepo cambiario (establecido en septiembre de 2019 en medio de una corrida contra el peso) se irá realizando en paralelo a un mayor corrimiento del precio del dólar que operan los bancos y las grandes empresas, dado que parte del acuerdo con el FMI consiste en devaluar más aceleradamente -aunque sin saltos abruptos- para evitar que la inflación reste competitividad.
En declaraciones a la radio porteña Urbana Play, Carrera resaltó que “cuanto más se consolide no solo la acumulación de reservas, sino también el superávit comercial y el de cuenta corriente, se podrá ir liberalizando el cepo”.
Recordó que las restricciones para operar en el mercado de cambios se han levantado para aquellas empresas que aumenten sus exportaciones: “Sobre un porcentaje del total exportado, tienen libertad para girar utilidades”, expresó.
Y aclaró que la liberalización de las restricciones al dólar no alcanzará a las actividades “de especulación”.