El mes de agosto registró alzas en los precios, en sintonía con la inercia inflacionaria de los meses anteriores y hacia fin de año el mercado anticipa un índice general que rozaría el 100%. En este marco, las familias mendocinas, “históricamente conservadoras” en sus consumos, comenzaron a cambiar patrones: de los hipermercados al mayorista, y ahora a las ferias concentradoras, además se prefiere el transporte público y se abandonan servicios no esenciales.
Así, más allá del índice revelado por el INDEC y la DEIE para el mes de agosto, de cara a diciembre de 2022, los 10 analistas más acertados, dentro de los 38 participantes del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, anticiparon en promedio una inflación de 99,4% interanual.
En septiembre podría hablarse de un índice cercano al 6%, y una leve desaceleración para los meses siguientes, iniciando en 5,7% (octubre) y cerrando en 5,4% para el mes de febrero de 2023.
Este panorama genera incertidumbre, y de acuerdo con la economista Paula Pía Ariet, titular de Gestión Consultores, esa variable impacta directamente sobre la merma en la inversión y en la generación de empleo.
“Desde hace algunos meses que se evidencian caídas en el consumo (según la CAME, la cámara del comercio minorista), las ventas venían creciendo fuerte hasta junio, pero en julio cayeron 3,5% y en agosto, 2,1%), fundamentalmente por los ingresos de las personas, que crecen por debajo de la inflación, y por niveles de pobreza muy altos en el país. Hay sectores que, en vez de cambiar patrones de consumo, tienen que dejar de comprar determinados productos”, explicó la especialista.
Asimismo, Ariet señaló que todavía no se conoce exactamente qué va a pasar con la quita de tarifas (en Mendoza, en concreto, todavía no hay lista de usuarios para que las distribuidoras puedan recortar subsidios en electricidad, por ejemplo), y “ese desconcierto genera que el consumo caiga, para ahorrar para lo que vendrá” en algunos sectores.
“Con el desconcierto cae la inversión, se contrata menos gente; y el impacto es diferente dependiendo de cada nivel de gasto: la llamada clase media da de baja lo que tiene que ver con el esparcimiento y la clase baja o quienes están muy cerca de la línea de pobreza, dejan de comprar incluso alimentos”, destacó Ariet, y comentó que “la compra de bienes” es el nivel de consumo que más rápido se resiente.
Consumo y paritarias
Desde la consultora Evaluecon, señalaron que el alza de los precios “preocupa y ala vez que desata nuevas negociaciones salariales en la mayoría de los sectores con validación de acuerdos paritarios por arriba del 70%”.
“Lo cual a la vez, retroalimenta la misma inercia a través de el famoso circulo salarios -precios -salarios. Por lo que sin un plan de estabilización y fundamentalmente sin confianza ni credibilidad, la situación se hace cada vez más difícil de llevar para las autoridades económicas. Está claro que las nuevas autoridades económicas están intentando “ganar tiempo” y que la situación “no estalle”, a partir de esas premisas intentar morigerar la principal preocupación de los argentinos, es decir la inflación”, agregaron.
En tanto que, el titular de la consultora, José Vargas, le explicó a Los Andes que, tradicionalmente, las familias mendocinas mostraban patrones de consumo muy conservadores, pero en los últimos seis meses se han súper diversificados, y hoy vemos mutaciones semanales.
“Semana a semana, las familias mendocinas buscan alternativas. No hay reglas, sino que se pasa de hipermercados a mayoristas, y a mercados cooperativos para reducir el impacto de la inflación en alimentos y bebidas”, comentó.
Mientras que, destacó que han visto reducciones considerables en “esparcimiento (80%) y servicios (70%)”. En este segundo rubro, especialmente en lo que tiene que ver con telefonía, televisión por cable o plataformas digitales.
En tanto que, en vivienda, “cuando resulta necesario renovar el alquiler, se empiezan a buscar localidades más alejadas para bajar costos”. Y el transporte público prima por sobre el uso del automóvil para tratar de estirar el salario mensual.
El dólar como “ancla” para empezar a revertir la situación
Sin negar la dinámica señalada anteriormente entre salarios e inflación, Nicolás Aroma, economista asesor del Partido Justicialista y coordinador del Centro de economía y Finanzas Mendoza, señaló que “la inflación es sin duda el tema principal en la agenda económica”,
Sin embargo, destacó que en las últimas semanas se logró controlar la inestabilidad cambiaria que se dio en parte como consecuencia de la inestabilidad política en el frente gobernante.
“Solucionada esa ancla, se pudieron poner todos los instrumentos en función de reducir la aceleración inflacionaria. Agosto iba a ser inercialmente un mes de alta inflación y está claro que los salarios, por más que se hagan esfuerzos desde el sector público y el privado, es muy difícil que logren superar el aumento de precios, por eso este último tiene que ser el tema primordial a resolver”, agregó.
Aroma señaló que “la caída del poder adquisitivo que se produce con altos niveles de inflación genera un efecto más peligroso todavía”, como puede ser la recesión con inflación.
“Yo pongo en discusión cuál es el límite del ajuste fiscal, porque tiene un costo económico que puede terminar en una situación más compleja (estanflación)”, advirtió Aroma, y sin embargo, insistió en que, con el ancla en el tema dólar, se produjo un cambio en términos de expectativas y las tendencias podrían comenzar a revertirse.