De acuerdo a un informe de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Mendoza avanzó 2,6% en agosto, mostrando una desaceleración de un punto porcentual respecto al resultado de julio (3,6%). Sin embargo, la inflación acumulada de los últimos doce meses sigue por encima del 50%, en un escenario de controles de precios y tipo de cambio oficial estable.
Por si fuera poco, durante los primeros ocho meses del año los precios avanzaron un 34,1% en Mendoza, superando por 5,1 puntos porcentuales a la inflación que fue proyectada en el Presupuesto para todo el 2021.
Los aumentos por rubros
Las subas de precios han sido constantes en los últimos doce meses, pero no todos los rubros se han comportado de la misma manera. Entre agosto de 2020 e igual mes de este año, los alimentos y bebidas fueron los grandes protagonistas de la inflación, con un aumento total promedio del 60,4%, que empujó al promedio general hacia arriba.
Hay dos rubros tuvieron incrementos aun mayores que los productos alimenticios. Se trata de indumentaria (65,1% de incremento interanual) y atención médica (66,1%). Su incidencia en la inflación general no fue tan marcada, porque su peso sobre los gastos de un hogar no son tan significativos como los de los alimentos, pero no deja de tratarse de gastos esenciales para las familias mendocinas.
Los tres ítems mencionados hasta el momento (alimentos, indumentaria y salud) superan a la inflación promedio general de Mendoza en el último año. El resto se encuentra por abajo.
Entre los rubros que aumentaron menos que el IPC general, el de mayor suba fue el de “esparcimiento”, cuyos precios variaron un 51,9% en los últimos doce meses. Más atrás aparecen equipamiento y mantenimiento del hogar (49,9%), transporte y comunicaciones (48,4%), educación (41,3%), “otros bienes y servicios” (27,5%) y vivienda y servicios básicos (26,9%)..
La inflación general de ese período fue del 54%. Se trata del cuarto mes consecutivo con inflación acumulada anual por encima del 50% en Mendoza.
Por qué no desacelera el IPC
Economistas consultados por Los Andes coincidieron en que la desaceleración de la inflación mensual registrada en agosto (fue de un punto menos que en julio) es algo ocasional, que no marca un cambio de tendencia real. Para entender mejor la dinámica inflacionaria, recomendaron hacer un análisis de más largo plazo.
En ese sentido, el economista Carlos Rodríguez explicó que el gran problema es “la enorme emisión monetaria que hay” y la falta de herramientas para poder hacer frente a ese escenario. “Los pasivos remunerados y las Leliqs son una bomba de tiempo. Es una tormenta monetaria de grandes proporciones”, advirtió.
Se mostró de acuerdo Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, quien se refirió en particular al desequilibrio que se produjo durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio. “Todos los países emitieron mucho dinero en pandemia, pero Argentina se vio más comprometido en esa situación, porque ahora debe incorporar los pesos emitidos a la economía y nadie los quiere. Para sacarlos de circulación (y así evitar más inflación), deberá ofrecer tasas de interés cada vez más altas”, explicó.
Preocupa la intervención
Las expectativas a futuro no son las mejores en lo que a inflación se refiere. Es que al problema de inflación monetaria se le suma también un inminente shock de precios, que se producirá cuando el Gobierno decida liberar algunos valores intervenidos.
José Vargas, economista y director de la consultora Evaluecon, estimó que la inflación va a seguir estando en torno al 3% mensual por algún tiempo más, pero aclaró que existe una inflación reprimida que va a traer complicaciones para fin de año. “Los precios de los combustibles están congelados, el tipo de cambio oficial no avanza, algunos alimentos están intervenidos y las tarifas de servicios públicos siguen frenadas. Todo esto tendrá un alto impacto cuando se libere”, apuntó.
“El arrastre estadístico para el año que viene será importante, dejando una expectativa para el 2022 con no menos de 40% de inflación anual”, insistió Vargas.
También Carlos Rodríguez aseguró que no hay expectativas reales de desaceleración. “Hay muchos precios congelados, especialmente las tarifas, por las que solo se paga una parte del valor real. En algún momento los precios se van a sincerar y el golpe inflacionario será más alto”, remarcó.
Por su parte, Sebastián Laza mencionó una serie de factores que intervienen activamente en la inflación a largo plazo y favorecen a una tendencia alcista de los precios. “La inflación es multicausal. Hay algunos factores que le dan la dinámica que se sostiene en el tiempo, como las paritarias, el aumento de los comodities, las subas de combustibles y los incrementos del dólar”, comentó.
“Además, hay una variable extra que explica por qué el IPC no desacelera y tiende a subir. Es lo que se llama ‘inflación de expectativas’. Los mercados no ven consistente el proyecto económico del Gobierno Nacional y esto conduce a mayores incrementos de precios”, sostuvo el economista.
“Un potencial acuerdo con el FMI puede ayudar a mejorar las expectativas, pero hoy nadie sabe quien manda en el Gobierno y hay medidas contradictorias. No hay un rumbo claro. Todo eso genera incertidumbre”, apuntó.
“Hasta que no se haya firmado un acuerdo con el FMI que ponga metas fiscales y monetarias a la economía, no va a haber credibilidad en el Gobierno Nacional. Sin confianza, los dólares paralelos seguirán subiendo, bajará la inversión y faltará oferta”, agregó el asesor del Ministerio de Economía.