Las trabas a las importaciones que ha establecido el Gobierno nacional en su intento de frenar la salida de divisas ya venían teniendo su impacto en la mayoría de las actividades productivas; recientemente se sumó un mayor control sobre el ingreso de mercaderías desde el exterior, que complicó aún más el panorama.
Se trata de un cambio que se aplicó en el CEF (Capacidad Económica Financiera), un análisis de la solvencia y liquidez de las empresas, que se utiliza para establecer un cupo para las firmas importadoras. Esta revisión tomaba como referencia los últimos 30 días de operación, ahora se extendió en el tiempo el historial de evaluación y esto ha limitado las posibilidades de conseguir un permiso de importación.
Desde diversas entidades han señalado que se desconocen los parámetros que considera la AFIP para establecer el cupo. Una de ellas ha sido, como publica Clarín, la Cámara Argentina de Comercio. Su presidente, Natalio Grinman, le envió una carta a la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, en la que le plantea que esto está generando dificultades, ya que algunas empresas no logran conseguir una licencia de importación y, las que sí la consiguen, han visto reducido los importes autorizados. Además, subraya que esta situación es aún más complicada para las nuevas empresas que no cuentan con un historial de operaciones de comercio internacional.
En el escrito, solicita “una mayor trazabilidad y mecanismos más flexibles para la conformación del CEF“. Grinman sumó que con esto se evitaría “obstaculizar aún más las importaciones, en especial de insumos y materias primas esenciales para la actividad productiva, imprescindibles para sostener la recuperación que en los últimos meses registra la economía nacional, tras el severo impacto que significó la recesión iniciada en 2018 y la pandemia aún en curso”.
Ya a nivel local, el vicepresidente segundo de Asimet (Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza), Pedro Bizzotto, comentó que hay dificultades para importar algunos componentes que son fundamentales para la fabricación de ciertos equipos. “Este es un problema grave, porque si no autorizan la salida de la divisa para la compra de determinados insumos o dan cupos, perjudican la fabricación”, planteó.
Aunque es raro que no se obtenga la autorización, sí se producen demoras y Bizzotto resaltó que, el no poder cumplir con los plazos de entrega se suele traducir en sanciones o multas para las empresas por parte de sus clientes, o, incluso, en la imposibilidad de generar un negocio.
A esta situación, detalló, se suma la demora que se vincula con la poca disponibilidad de contenedores para importar y las complicaciones en los puertos, debido a las bajas de personal que genera el Covid. Esto, a su vez, ha generado un incremento en el precio, por la escasez.
Además, explicó el directivo de Asinmet, el Banco Central solicita el ingreso de la divisa por exportaciones en un plazo relativamente corto, que no permite ofrecer a los clientes un pago extendido. Ahora, explicó, se retomaron las condiciones del gobierno de Cristina Fernández, que exigía que los dólares ingresaran dentro de los 180 días. Ese lapso se había flexibilizado, acotó, durante la gestión de Mauricio Macri. En este sentido, expresó la necesidad de una política de Estado que establezca ciertas condiciones, independientemente de quién gobierne.
“Con cada cambio de gobierno nos tenemos que adaptar a las condiciones del Banco Central para vender, importar, exportar. Es muy poco serio y poco práctico. Este tipo de cosas hace que no seamos bien vistos como un proveedor formal”, manifestó. Y si bien señaló que algunas exportaciones han crecido, como las commodities, que representan el ingreso más importante para el país, en otros sectores se complica mantenerse en el mercado.
Bizzotto resaltó que no somos independientes en la producción de casi ningún producto, porque siempre se necesita de algún componente importado, y que esto también afecta incluso a las producciones agrícolas, porque muchos agroquímicos y maquinarias vienen de afuera. Por lo que las trabas a la importación dificultan las actividades productivas en general, aunque reconoció que algunos sectores se ven más favorecidos por el cupo que se fija, mientras otros son perjudicados; especialmente los que se concentran en el mercado interno.
Eduardo Sancho, presidente de Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas de Argentina), indicó que el tema de las importaciones está muy complicado y que, cuando se toma una nueva medida de este tipo, las consecuencias se van haciendo evidentes en el tiempo.
Para ilustrarlo, señaló que, con la crisis del vidrio, se hubieran podido traer botellas del exterior, pero cuando comenzaron a ver lo que demandaba el trámite, resultó imposible. Y es que desde el Estado nacional no dicen que no autorizan la importación, pero se van sumando complicaciones, que producen demoras y aumentan el costo de la producción.
Sancho subrayó que las trabas a las importaciones producen más inflación porque, al haber escasez dentro del mercado nacional, los proveedores aumentan los precios. “El gobierno mismo está generando más inflación con estas medidas”, planteó.
En cuanto al efecto que tiene en la cadena vitivinícola, detalló que empiezan a faltar cubiertas, repuestos para vehículos y maquinarias. Sumó que las máquinas de fraccionamiento son importadas y, para reparar algún desperfecto, se depende de los insumos que vienen del exterior. A su vez, muchos agroquímicos se importan –y en 2021 aumentaron más del 50% en dólares- y los que se fabrican en el país empiezan a escasear, además de incrementar su precio por esta misma razón.
El titular de Fecovita resaltó que el impacto no sólo es para la vitivinicultura, sino para la economía en general. “Tenemos dependencia de las exportaciones. Se puede implementar una política de sustitución de las importaciones, pero en el largo plazo. Si no, uno se queda sin productos”, señaló.