El transporte de mercaderías fue considerado, desde el día 1 del aislamiento social preventivo, como una actividad esencial. Sin embargo, casi desde el primer momento enfrentó dificultades en la circulación, como bloqueos en las rutas o restricciones de ingreso a diferentes localidades y provincias. Desde la colocación de fajas que impiden que el conductor se baje en el territorio hasta la obligación se desviarse 100 o 250 kilómetros para evitar los núcleos urbanos complican la tarea de los camioneros.
Daniel Gallart, titular de Aprocam (Asociación Propietarios de Camiones de Mendoza), detalló que por estos días la provincia de San Juan coloca fajas en las puertas de los camiones para evitar que los conductores en tránsito interjurisdiccional desciendan del vehículo. Esto implica que el chofer no puede detenerse para ir al baño, comprar agua, tomarse un café o cargar combustible.
Aunque los conductores puedan tomar previsiones, Gallart preguntó qué pasaría si un camión tiene que llevar mercadería a Tucumán y todas las provincias en el camino implementan una medida similar. Algo que no descartan ya que, si bien se trata de rutas nacionales y hay disposiciones del gobierno sobre las actividades esenciales, cada jurisdicción implementa sus propios protocolos. “Cada gobernante ve su metro cuadrado”, lanzó.
De hecho, cuando se produjo en primer corte en el corredor internacional por nevadas, fueron las mismas autoridades locales las que impidieron el ingreso del transporte de carga a Mendoza para evitar aglomeraciones de camiones a la espera de la apertura del paso, lo que incluyó a los que estaban conducidos por mendocinos.
A diferencia de San Juan, indicó Gallart, en San Luis –donde hubo inconvenientes en la primera etapa- han perfeccionado el sistema y les dan a los conductores un plazo máximo de 6 horas para llegar a Justo Darack, aunque pueden parar en las estaciones de servicio para aprovisionarse. Y si lo que transportan tiene como destino esa provincia, deben acordar un sistema de trasbordo con el comprador o intermediario local.
Ahora, Córdoba informó que sólo se puede acceder a la provincia a través de los 10 accesos principales -rutas 19, 158, 9 Sur (autopista), 8, 7 (al este y al oeste), 35, 148, 38, 60 y 9 norte- y que el tránsito desde el resto de los caminos se desviará hacia esos ingresos, donde están instalados los puestos sanitarios.
Sin embargo, únicamente se podrá entrar en el horario de 7 a 21 horas y será necesario tramitar los permisos de circulación a través del COE central desde la web. Además, se han implementado cupos para el ingreso al territorio provincial. Es decir, que en una provincia no pueden detenerse y en la siguiente no pueden ingresar de noche (y tal vez deban esperar el cupo).
Carlos Messina, de Transportes Messina, coincidió en señalar que cada jurisdicción está aplicando sus propias limitaciones. Aún más, éstas se han ido endureciendo a medida que aparecen más casos de Covid-19. Así, cuando los camiones pasan por Tucumán, provenientes de Salta, deben tomar un desvío que le suma unos 100 o 200 kilómetros al viaje habitual. En Catamarca, en tanto, la “vuelta obligada” para que los transportistas no pasen por la ciudad les insume unos 100 kilómetros adicionales.
“Todos queremos cuidar a la población, pero con criterio”, manifestó Messina y agregó que en La Rioja también utilizaron la faja como medida de control. De hecho, hay camioneros que prefieren extender su viaje y tomar caminos alternativos para evitar situaciones incómodas que han llegado a la amenaza de detención cuando el conductor insiste en que no le pueden limitar la circulación, por tratarse de una actividad esencial.
Al inicio de la pandemia las restricciones eran más improvisadas, como colocar arena o tierra en un camino de acceso a una localidad para evitar el paso de vehículos. Ahora, las limitaciones son más elaboradas, como el pedido de un permiso especial para cierta provincia, el establecimiento de horarios y cupos, o el uso de fajas. Pero siguen complicando la circulación. A esto se le suma el recelo de la población general a los conductores, tal como sucede con los médicos y los enfermeros.
Esto también se traduce en mayores costos para el transporte. Messina estimó que en algunos casos se incrementan entre 10 y 20% sólo por los desvíos. Además, los volúmenes de cargas se han reducido considerablemente, producto de la merma en la actividad. “La caída del PBI nos impacta de forma directa, porque nosotros transportamos la riqueza del país”, planteó.
Un capítulo aparte merece el cruce a Chile, que en invierno suele implicar un problema. “Con la pandemia se magnifican los problemas estructurales”, señaló Gallart. Así, comentó que el fin de semana pasado lograron que cruzaran 4 mil camiones en 4 días, pero porque distribuyeron representantes de Aprocam en distintos puestos –Destilería de Luján, Uspallata, Las Cuevas- para coordinar la distribución de los camiones y verificar que no se produjeran inconvenientes que suelen demandar más tiempo del necesario.
El titular de Aprocam entendió que los gobernantes tienen mucho temor a que la población se contagie, pero resaltó la necesidad de que las medidas sean razonables, ya que la única manera de evitar los contagios es que el 100% de la población se quede en casa.