El consumo de vino en el mercado interno volvió a caer. Según las cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en febrero se comercializó 1,1% menos que el mismo mes de 2021, es decir 630.000 litros menos pero la caída es aún más fuerte si hablamos del acumulado del primer bimestre, ya que la comparación de este período promedia una retracción del 6,9%.
Para Martín Hinojosa, presidente del INV, hablar de una tendencia negativa aún es demasiado anticipado: “Recién estamos comenzando el año. Hay que esperar y evaluar con qué cantidad de uva termina la cosecha, lo que va a marcar los equilibrios que busca el sector. Esto depende de tres factores: la venta, el stock disponible y la cosecha”, sostuvo.
En tanto, Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina (BdA), atribuyó la baja generalizada a la pérdida del poder adquisitivo: “La gente en Argentina tiene cada vez menos dinero y, con la vuelta a la normalidad, muchos prefieren resignar la compra de vino”, declaró. Agregó: “Siempre decimos que tomar las cifras de un solo mes puede ser insuficiente, más cuando comparamos períodos marcados por la pandemia. Más allá de eso, vemos una tendencia a la baja, volviendo a lo que fue 2019, cuando podíamos apreciar una curva levemente descendente”.
¿Estrellas que dejaron de brillar? A pesar de haber sido las estrellas de la pandemia, con crecimientos exponenciales, la lata y el bag in box arrancaron 2022 a la baja. Si bien en la comparación mensual el segundo de ellos creció en un 43,9% con 176.600 litros comercializados, en el acumulado bimestral los dos envases salen perdiendo.
Los registros del INV marcaron que la lata retrocedió sus despachos en un 74,2%, perdiendo casi 300.000 litros de un año a otro, mientras que el bag in box se retrotrajo en un 49,3% con una pérdida apenas menor a los 200.000 litros.
En este sentido, Patricia Ortiz manifestó que esto es, en parte, debido al aumento de los costos. “Todo lo que es insumo seco, como las botellas, el papel o las latas, ha estado subiendo y eso ha repercutido en el valor del precio del vino en la góndola. Eso hace que muchas empresas abandonen la producción de algunos productos porque no dan los márgenes de rentabilidad, sobre todo en el mercado interno, algo que quizás cambia en las ventas al exterior”, dijo.
Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), consideró que “hay que recordar que siempre ha costado que la gente incorpore como hábito de consumo el bag in box, más allá de todas las bondades que puede tener este envase”. Asimismo, planteó que, “al tener tres litros, lógicamente el costo es más elevado, por lo que, teniendo en cuenta la situación económica general del país, los consumidores han optado por dejar de comprar vino, aunque sin pasarse a otra bebida. Esta restricción en las compras también aplica a las latas”.
Retroceso de la lata. Los registros del INV marcaron que la lata retrocedió sus despachos en un 74,2%, perdiendo casi 300.000 litros de un año a otro, mientras que el bag in box cayó 49%.
Saliendo un poco de la perspectiva de los costos, Hinojosa argumentó: “Son dos envases que han presentado una volatilidad muy grande si hacemos un análisis anual. Entre 2020 y 2021 tuvieron un crecimiento extremadamente alto, en algunos casos duplicando la cantidad de litros acaparados. Con lo cual, el análisis deberíamos hacerlo más largo en el tiempo. Son dos envases muy innovadores, que nos han acercado al público joven o generado otros momentos de consumo, pero todavía presentan una porción muy pequeña del mercado”.
Para hablar de una tendencia a la baja de estos envases, para Hinojosa deberíamos esperar los números de un semestre, al menos. “Con dos meses es difícil distinguir si es una tendencia o es algo estacional. Esto es porque es un mercado que está en proceso de maduración”, justificó.
El vino genérico, el gran perdedor
Los datos provisorios entregados por el organismo nacional muestran que la principal caída en febrero se dio en los vinos sin mención varietal con un 7% menos que en febrero de 2021, mientras que los varietales (9,7%), los espumosos (34,7%) y otros vinos (16,6%) crecieron todos.
En el acumulado bimestral sucede algo similar. Los sin mención varietal retrocedieron en un 10,4%, mientras que los varietales sólo un 0,5%, frente a un crecimiento de los espumosos del 12,2% y de otros vinos en un 22,4%.
“Que el consumo de los vinos genéricos siga a la baja se relaciona directamente con los costos. Cuando afrontamos situaciones de mucha inflación, el segmento que más sufre es el tetrabrik. Se da que las empresas no lo producen porque pierden plata y los consumidores no pueden pagarlos, sobre todo en los segmentos más bajos, que suelen privarse del vino porque tienen muchos otros gastos”, planteó Patricia Ortiz.
Una mirada similar a la de la presidenta de BdA aportó el referente de Acovi: “Es consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo. Los vinos sin mención varietal, los que se consumen con mayor cotidianeidad, son los primeros que se recortan en un contexto como el actual, cuando se dejan de lado productos no esenciales como el vino”.
Sigue sumando
Un detalle no menor es que nuevamente los blancos marcaron una excepción a la caída, creciendo en todos los aspectos un promedio general del 15,3% respecto del retroceso del 7,4% de los vinos de color, aunque la proporción de la producción total aún favorece ampliamente a los segundos (32,5% y 67,5%, respectivamente). En el acumulado bimestral la cifra es un poco menor, ya que es del 6%, mientras que los vinos de color cayeron un 11,9% en el mismo período. En total, la cantidad de litros de vino blanco comercializados en Argentina en el año asciende a 36.639.000 litros, poco más de dos millones respecto de 2021.
Patricia Ortiz justificó esto por una tendencia mundial de consumo de vinos blancos a la que Argentina no es ajena. “Pasó algo similar con los vinos rosados y ahora se ve con este segmento. Se ha puesto de moda y el consumo ha empezado a ir más allá de lo estacional, especialmente en el verano”, recordó. “En nuestro país se daba la particularidad de que los hombres no tomaban blancos, pero por suerte hoy se ha derribado ese prejuicio y se ha producido un cambio cultural que ha favorecido el consumo. Además, ahora el consumidor está probando nuevos varietales, ya que antes era sólo Chardonnay, pero ahora eligen entre Sauvignon Blanc, Albariño, Torrontés y más variedades, lo que genera más interés”, añadió la bodeguera.