En enero, el 9,5% de los empresarios mendocinos consultados para elaborar la Encuesta de Indicadores Laborales, del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, respondió que planeaba contratar más empleados en los próximos tres meses, lo que convierte a la provincia en la segunda del país con mejores expectativas de contratación. En tanto, el 2% anticipaba que tendría que reducir su planta de personal y el 88,5% que no habría modificaciones.
En noviembre del año pasado, el Gran Mendoza ocupaba el tercer lugar como el conglomerado con mayores expectativas de contratación, con un 8,6%. El primer puesto lo ostentaba Jujuy, con un 11,6%, y el segundo, Mar del Plata, con un 9,7%. Sin embargo, dos meses después, el porcentaje de empresarios jujeños que cree que aumentará su dotación de personal cayó a 10,5%, los marplatenses bajaron al 5,5% y los mendocinos subieron al 9,5%; con lo que la provincia quedó como la segunda a nivel nacional.
Otro dato positivo es que, en el penúltimo mes del 2022, 5,5% de los consultados en el Gran Mendoza creían que iban a tener que despedir personal -con lo que la expectativa neta de generación de empleo era del 3,1%-, mientras que en enero de 2023 ese número se redujo a 2%, lo que deja una diferencia del 7,5% entre quienes creen que van a contratar (9,5%) y los que piensan que deberán achicar su estructura de personal (2%).
El economista Carlos Rodríguez señaló que Mendoza viene experimentando un retorno a los niveles históricos de desempleo, en un escenario post pandemia, y que se canaliza principalmente en los sectores de construcción y turismo. En cuanto al primero, señaló que es una alternativa para resguardar los ahorros en épocas de alta inflación.
Y, de hecho, otros datos incluidos en la EIL muestran que las ramas que han tenido una mayor variación interanual en el empleo privado registrado -en este caso, en el cuarto trimestre de 2022- han sido Construcción, con un 10,4%; Comercio, restaurantes y hoteles, con un 8,3%; y Servicios financieros y a las empresas, con un 7,7%.
Rodríguez lanzó que felicita a los empresarios por tener este nivel de expectativas, porque avizora un escenario futuro con muchas incógnitas y con mayores restricciones a las importaciones -con el impacto que esto tiene en la producción-, ya que se agudizarán por una menor cosecha por la sequía. Pero también reconoció que Mendoza tiene un sistema productivo muy intensivo en mano de obra, a diferencia de lo que sucede en la Pampa Húmeda, donde la mecanización de las labores está más extendida.
El director ejecutivo de la Federación Económica de Mendoza (FEM), Juan Manuel Gispert, analizó que, por un lado, el empleo privado registrado, a nivel nacional, viene creciendo hace 24 meses consecutivos. Sin embargo, si bien Mendoza acompañó esa tendencia, lo hizo a un ritmo mucho más lento, por lo que recién ahora está recuperando los niveles prepandemia.
Pero también resaltó que, generalmente, se toma como base para las comparaciones el 2019, cuando ese año y 2018 fueron muy malos para la actividad económica y cerraron más empresas que en 2020; con lo que la referencia es un piso muy bajo. Para ilustrarlo, detalló que, en 2018, antes de la crisis provocada por la suba del dólar de $20 a $40, había unos 6.280.000 puestos de trabajo registrados en todo el país y hoy no se llega a los 6.270.000, pese a que la población creció.
En cuanto a las expectativas, analizó que, si bien hay elementos que permiten pensar en que se va a sostener la generación de empleo, cada vez será más lenta. Por un lado, las metas de ajuste fiscal que ha fijado el FMI provocarán un enfriamiento de la actividad económica, ya que el 40% del trabajo que se recuperó está ligado a la obra pública. Pero también se trata de un año electoral y es probable que el Gobierno nacional no permita que se frente tanto la economía.
En las reuniones con las cámaras empresarias, sumó Gispert, la incertidumbre es palpable, como también el temor de que la situación se salga de control. Pero también hay empresas que están con un buen nivel de actividad y han tenido que contratar gente. Y esto también se ve favorecido por el bajo poder adquisitivo de los salarios, que hace que no tengan tanto peso en la estructura de costos (de las empresas grandes). Como contraparte, los ingresos atrasados con respecto a la inflación terminarán afectando el consumo.
Paula Ariet, directora de Gestión Consultores, indicó que uno de los sectores que mayor demanda está teniendo es el de la obra pública, pero acotó que genera puestos de trabajo de escaso desarrollo profesional y poca estabilidad en el largo plazo. También hubo un buen movimiento turístico. Pero sumó que, si el proceso inflacionario se mantiene o acelera, va a ser un problema para el empleo en los próximos meses.
En esa consultora, que se enfoca en las búsquedas de analistas a gerentes (no operarios), están teniendo un récord de pedidos. Sin embargo, reconoció que la mayoría no son puestos nuevos, lo que hablaría de crecimiento económico, sino que responden a una rotación. Sobre esto, mencionó dos factores determinantes: la gente elige irse de las empresas que volvieron al 100% de presencialidad y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios hace que muchos busquen otro empleo con ingresos superiores.
Ariet consideró que lo más probable es que los datos de marzo ya no sean tan positivos, porque ya hay empresas que están congelando su situación con miras a las PASO y se está sintiendo el efecto de la contracción de consumo. En este contexto, sostuvo que puestos muy demandados por las empresas son los vinculados con hacer más eficientes los procesos.