Se sabe que las vivencias extremas desafían al ser humano. Los participantes de Experiencia Set Andes compartirán la travesía hasta el lugar donde se encuentran los restos del avión que cayó en la Cordillera de Los Andes hace más de 50 años.
Esta mañana, en el hotel Sheraton, escucharon a Carlos Páez, uno de los sobrevivientes de la hazaña de Los Andes, antes de partir ellos mismos hacia el sitio del accidente.
Se sabe que las vivencias extremas desafían al ser humano. Los participantes de Experiencia Set Andes compartirán la travesía hasta el lugar donde se encuentran los restos del avión que cayó en la Cordillera de Los Andes hace más de 50 años.
Y si bien las condiciones serán muy distintas a las que enfrentaron los, en su mayoría, jóvenes rugbiers uruguayos, en 1972, el hacer un recorrido de horas a pie o a caballo hasta un sitio tan conmovedor, y conectar con lo que pueden llegar a haber sido esos 70 días en un entorno tan inhóspito, asegura un antes y un después.
Fernando Cánepa, director comercial de Grupo Set, detalla que la tercera edición de esta experiencia comenzó ayer, con una cena de bienvenida en el restaurante La Cabrera (el Hotel Sheraton fue definido como base operativa).
Esta mañana, los 50 participantes, de cinco países diferentes, escucharon el relato en primera persona de Carlos Páez, uno de los sobrevivientes, para conocer un poco la historia de la hazaña de Los Andes y que empiecen a imaginarse lo que vivirán en los próximos días.
Es que, si bien el suceso es muy conocido en Argentina, y ganó difusión con la película “La sociedad de la nieve”, que se puede ver en Netflix, también hay personas de Paraguay, España, Uruguay y Estados Unidos. De hecho, participa un grupo de empresarios latinos, que trabajan para un bróker de seguros importante de ese país (EE.UU.). También, un padre con su hijo adolescente.
Luego, disfrutaron de un almuerzo en Casa Vigil, previo a partir mañana, a las 4 de la mañana, a El Sosneado (San Rafael). De ahí, viajarán en micros hasta Los Arrieros, desde donde se inicia el recorrido de montaña, con dos noches de campamento en el Valle de las Lágrimas y tres días de caminata de ida y de regreso al avión. El retorno a la Ciudad está previsto para el lunes a la noche, cuando compartirán una cena “de graduación”, con un cierre de la experiencia.
Jonatan Loidi, CEO y fundador de Grupo Set, comenta que esta es una de las experiencias educativas de alto impacto que organizan. Suelen ser vivencias de una semana, con una temática vinculada al lugar donde se desarrollan. Explica que en Disney se enfocan en la calidad del servicio y experiencia del cliente; en la NASA, en innovación; en Japón, en el management y la cultura de ese país; y en Los Andes, en el liderazgo.
“Esta es más una experiencia de desarrollo personal, resiliencia, trabajo en equipo. Encontramos que esta historia tiene mucha aplicación al mundo de la empresa, de los negocios y del liderazgo personal. La verdad es que, para liderar, primero hay que liderarse a sí mismo. Entonces, nuestro objetivo es desconectar para volver a conectar, porque van a estar tres días sin señal, que es algo inédito”, planteó.
Sumó que la idea es que los empresarios vuelvan inspirados a mejorar sus equipos, a potenciarlos. “Yo soy un convencido de que, si mejoramos la empresa, la podemos hacer crecer. Si la hacemos crecer, podemos contratar gente. Si contratamos gente, estamos dando trabajo. Y eso me parece que es el principal incentivo: dar trabajo y con eso mejorar todo a nuestro alrededor”, manifestó.
Lo más valioso de este encuentro, subraya, son las reflexiones de los participantes al final. La travesía en la montaña demanda un desafío físico, por lo que hay ansiedad e incluso miedo en la previa. En particular, en aquellas personas acostumbradas al asfalto y los edificios, que son los que más aprenden, porque les implica un cierto “shock”.
Y si bien hay un momento en el que algunos se preguntan “¿Qué hago acá?, por el esfuerzo, el frío y la incomodidad, Loidi asegura que, cuando llegan a la meta, muchos mencionan que aprendieron a convivir con ellos mismos, a sacarse los miedos, a hacerse preguntas incómodas.
La mayoría, además, entiende que nadie es más importante que otro en la montaña, lo que les permite apreciar el trabajo en equipo y trasladar esta comprensión a la empresa, donde todos aportan algo.
Cánepa subraya que salir a la montaña les ayuda mucho a distanciarse de su empresa, a “mirar el bosque” y relacionarse, lo que también puede generar oportunidades de negocios. Pero, sobre todo, lo que enriquece es ese intercambio de vivencias.