Marcelo Canatella: “Hay modelos exitosos de empresarios emprendedores, incluso sin grandes volúmenes”

El ingeniero agrónomo y autor del libro Plantación exitosa de viñedos, destaca la importancia de la tecnología, el riego por goteo y el uso de drones ha transformado la vitivinicultura en Argentina

Marcelo Canatella: “Hay modelos exitosos de empresarios emprendedores, incluso sin grandes volúmenes”
Marcelo Canatella creador de Vanguarvid. - Gentileza

El compromiso fue de 10 minutos, una dinámica que permitió poner ciertos límites al terreno de la charla, porque cuando se habla de sus pasiones la conversación puede demandar varias horas o más. Era trabajar en un estado germinal. Marcelo Canatella es autor del libro Plantación exitosa de viñedos, una obra en la que ofrece con “honestidad brutal”, así lo confiesa, pautas esenciales para establecer y poder gestionar un viñedo, abarcando desde los análisis del suelo hasta el manejo agronómico en el primer año de vida de las plantas; un compendio de más de 25 años de carrera.

Suena el teléfono y del otro lado, el Co-fundador de Vanguarvid, plataforma digital de contenidos vitícolas y enológicos, está esperando el llamado. Él es especialista en el manejo orgánico y sostenible de viñedos de alta gama. Su trayectoria, vinculada entre otros proyectos al desarrollo de Clos de los siete, fue tejiendo una visión sobre el futuro de la vitivinicultura sostenible.

En sus palabras deja ver claves de éxito en la plantación de un viñedo y también el impacto de la tecnología en el manejo del cuartel. Habla de las prácticas ecológicas tienen en la producción de vinos de alta calidad. Desde 1998 ha trabajado en la producción de uvas de alta calidad. El mendocino, formado en el Liceo Agrícola y en la Facultad de Ciencias Agrarias, responde:

¿Se puede tener una plantación de viñedos exitosa?

—Sí, totalmente. Es completamente posible. Primero hay que definir qué es “exitoso”. Si está en relación con un porcentaje de fallo bajo, un buen crecimiento de la planta en el primer año, debido a una buena brotación. O sea, que la planta crezca bien, pero que a la vez sea lo suficientemente resistente para poder soportar los primeros fríos otoñales e invernales para que no muera. Entonces, una vez que se define el éxito, que para mí es esto en una plantación, es posible obtenerlo, y es posible obtenerlo en distintos sectores.

Obviamente, hay que hacer un estudio previo del suelo y una buena selección el material vegetal; elegir la variedad que mejor se adapte a las condiciones de la región donde estás plantando. Hay muchos factores clave para el éxito, pero se puede lograr sin ningún problema. Ese es, de alguna manera, el objetivo que he planteado en el libro.

Y por ejemplo, detallame la importancia de una de esas claves.

—Bueno, mirá, hay muchos factores importantes, pero elegiría tres porque una es muy poco. Empezaría con una buena preparación del terreno, que me parece fundamental, porque es lo que va a durar en el tiempo. La definición del material vegetal, o sea, patrón e injerto según la zona, el tipo de suelo y las variedades que mejor se adapten. El segundo punto sería el sistema de riego, sobre todo en zonas como la nuestra, en el oeste argentino, desde Chubut hasta Jujuy. Un buen sistema de riego es fundamental, porque si no, la planta moriría. No resisten las zonas desérticas sin un buen riego. Hay muchas más claves, de hecho, en el libro están enumeradas más de diez, pero aquí te doy un resumen de las tres que creo más importantes, aunque todas, en mayor o menor medida, son relevantes para el éxito.

De acuerdo a tu experiencia, ¿cuáles son las principales diferencias entre el éxito de manejo en una plantación convencional y una orgánica?

—Primero, lo orgánico no son productos naturales per se, pero no son de síntesis química. En los primeros años, o los primeros dos o tres años de una plantación, el manejo orgánico es un poco más complicado por dos razones fundamentales. La primera es el control de maleza, que muchas veces hay que hacerlo de forma mecánica, y ese control mecánico requiere que el tronco de la planta sea resistente para que las máquinas no lo dañen. Hay que trabajar con tutores y tener unos cuidados especiales. El segundo punto y quizás es el más crítico en algunas zonas, es el tema de las hormigas. Porque todavía no hemos encontrado insecticidas orgánicos para controlarlas, por lo tanto, todos los controles son manuales o con métodos más lentos que el manejo convencional con insecticidas.

Más allá de que hay normas respecto a los postes que no pueden ser tratados y otros aspectos, eso no es lo más complicado para el manejo del viñedo. Tampoco la nutrición y la fertilización, porque también hay buenos productos orgánicos; las dos principales complicaciones en el viñedo orgánico son la maleza y el control de las hormigas. No es imposible, pero requiere un mayor seguimiento y, a veces, un costo más alto que en un viñedo convencional.

¿Se puede ser emprendedor en el mundo del vino?

—Sí, hay muchísimos casos de enólogos y bodegas famosas que luego han seguido por su propio camino, ya sea haciendo solo marcas de vino o gestionando viñedos y bodegas. Creo que es una actividad apasionante y muy versátil en cuanto a las alternativas que ofrece. Hay nichos de mercado para todo, y hay modelos exitosos de empresarios emprendedores, incluso sin grandes volúmenes o grandes inversiones. Muchos, en diferentes etapas de la vida, han tenido excelentes resultados con o sin viñedos.

Te pregunto esto porque quería hacer referencia a la plataforma web, Vanguarvid, donde brindas información técnica. ¿El tiempo juegan a favor a medida que sumas conocimiento?

—Sí, creo que la adquisición de conocimiento es siempre importante, no solo en el mundo del vino, sino en cualquier actividad. Lo que tiene la viticultura es que trabajamos con organismos vivos y en sitios naturales que responden a la naturaleza. Por lo tanto, la incidencia climática en el ciclo de la planta es muy importante. Cuanto más conocimiento y más alternativas de manejo uno tenga para enfrentar las condiciones climáticas o adversidades que se presenten, mejor será. El conocimiento es fundamental.

En esto que mencionás, ¿cuándo empezás a incorporar tecnología en el manejo del viñedo

—Siempre digo que la explosión de la superficie plantada a finales de los ‘90 y principios del 2000, y todo lo que hemos visto en los últimos años, está relacionado con la incorporación del riego por goteo. Esa fue una tecnología clave que permitió plantar en zonas montañosas donde antes era casi imposible. Por eso, los inmigrantes no plantaban en esos lugares, porque estaban más cerca del agua y en terrenos relativamente planos. Hoy día es común plantar en terrazas, pero sin riego por goteo no habría sido posible. Otro ejemplo de tecnología son las pulverizaciones con drones, que permiten cubrir grandes superficies en poco tiempo, con menor gasto de agua y con mayor eficiencia.

Estuviste vinculado al proyecto de Clos de los Siete. ¿Qué te dejó esa experiencia?

—Clos de los Siete fue un gran proyecto de aprendizaje. Michel Rolland fue uno de mis grandes maestros, pero también lo fueron Santiago Achával y Carlos Tizio, que me ayudaron mucho. El proyecto se planteaba para 20 o 25 años, y ya lo estamos cumpliendo. Fue un desafío enorme porque, cuando comenzamos en 1998, solo estaba Catena Zapata en la zona. Plantamos más de 400 hectáreas en condiciones muy difíciles, pero fue una gran experiencia.

¿Cuánto de esa experiencia transmitís en tu libro?

—El 100%. Uno tiene que ser generoso con el conocimiento, porque yo tuve gente que fue muy generosa conmigo y lo tengo que decir, Michel, Carlos, Santiago y después muchos otros enólogos con los que fuimos creciendo en la profesión. Intento transmitir todo, tanto los aciertos como los errores, de una manera dura, con una “honestidad brutal”, como diría Andrés Calamaro.

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