Más del 50% del precio final de la ropa en Argentina son impuestos. El dato que ha sido revelado por empresarios del sector de comercio en más de una oportunidad y en nuestra provincia vuelve a tomar relevancia a la luz de las comparaciones con los precios en Chile.
Un informe al que pudo acceder Los Andes grafica la situación. Datos provistos por Graciela Rovera Comex muestran que mientras un importador en Chile solo necesita pagar el IVA y los gastos asociados al flete y seguro, el importador argentino debe enfrentar una carga impositiva que incluye Derechos de Importación, IVA adicional, Impuesto a las Ganancias, Ingresos Brutos y otros cargos aduaneros. Este escenario convierte la importación en Argentina en un proceso notablemente más costoso y complejo.
A diferencia de Chile, que se beneficia de tratados de libre comercio, Argentina impone una serie de declaraciones adicionales y no goza de los mismos beneficios arancelarios. Esto se traduce en un costo total mucho mayor para los importadores argentinos, quienes deben absorber hasta un 100% de impuestos adicionales en comparación con sus pares chilenos. En el caso de una mercadería cuyo valor FOB es de u$s 10.000, el importador argentino termina pagando un total de u$s 23.337, mientras que el importador chileno, en condiciones similares, paga aproximadamente u$s 13.221. Esta es la disparidad que marca el impacto que tiene la estructura impositiva argentina en los costos de las importaciones.
Y si hablamos de producción interna la situación es similar. Desde la UIA sostienen en varios informes que la industria argentina tiene una productividad que se encuentra por encima del promedio de América Latina, pero en términos de competitividad el país ocupa el puesto 66 de 67 países. Además remarcan que existente entre Nación, Provincias y Municipios cerca de 160 sistemas fiscales que conforman un complejo y gravoso escenario contributivo y – en especial para las PyMes –.
Los impuestos al consumidor final
El directivo de la UIA Mauricio Badaloni aseguró que los impuestos que no se han bajado en el país generan distorsiones en la industria y el comercio local. “La mayoría de las personas están enojadas, digamos, con los comerciantes mendocinos porque supuestamente venden las cosas muy caras”, comentó, destacando lapercepción general de que los precios en el mercado local son elevados en comparación con aquellos de países vecinos. El empresario resaltó esta brecha de precios no se debe a una especulación extrema, sino a factores que incluyen la carga impositiva y la falta de políticas que favorezcan la competitividad.
“Cuando vos empezás a poner los números de cómo se fabrica y el común denominador que hace la distorsión del precio, no tiene que ver con un efecto de competitividad de las compañías”, explicó. Según Badaloni, el Estado juega un rol fundamental, ya que una porción significativa de los costos adicionales que enfrentan los empresarios es absorbida en impuestos. “Es más fácil decirle a los empresarios que son especuladores y no decir que el 50% de la especulación se la lleva el Estado”, añadió, sugiriendo que la carga impositiva es uno de los mayores obstáculos para competir en igualdad de condiciones.
En la misma línea Daniel Ariosto, presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), expresó su preocupación por la complejidad y la cantidad de impuestos del país en comparación con los sistemas fiscales de naciones vecinas.
Ariosto señaló que en Argentina existen alrededor de 160 tipos de impuestos repartidos en los niveles nacional, provincial y municipal. “Tenemos 50 y pico en el orden nacional, 48 en el provincial, y más de 50 en el orden municipal”, detalló, subrayando que esta complejidad impositiva no tiene precedentes en otros países de la región. En comparación, mencionó que Chile cuenta solo con siete tipos de impuestos, y Uruguay con nueve. “En países como Paraguay y Perú tienen tres impuestos principales: IVA, impuesto a la venta y algún otro adicional”, afirmó.
Contrabando bajo el nombre de “tour de compras”
Esta semana desde la FEM pusieron la lupa sobre la caída persistente de ventas en varios sectores económicos de la provincia, incluyendo zapaterías, indumentaria, tecnología y electrodomésticos pequeños. La FEM advirtió sobre el impacto negativo que tiene la cercanía con Chile, dado que un creciente número de consumidores opta por viajar al país vecino para aprovechar la diferencia cambiaria y una estructura fiscal más favorable que permite precios más bajos.
Desde la entidad consideran que esta situación va más allá de una competencia transfronteriza, denunciando que muchos de estos viajes de compras están siendo aprovechados para el “contrabando hormiga” de productos que luego se venden de manera irregular en ferias y redes sociales de Mendoza. “Esta práctica no solo afecta a los comercios legales, sino que también genera una competencia desleal que pone en riesgo la sostenibilidad de las pymes productoras locales”, señala el comunicado. La FEM resalta que este fenómeno incluye la llegada de productos de otros países, como Bolivia, Brasil y Perú.
Badaloni fue más allá y se refirió a los “pasadores”, a los que describió como bandas que ingresan productos de forma ilegal a Mendoza. “Si vas a las plazas aledañas a la terminal, vas a ver los bolsos que se bajan y están allí los que los vienen a buscar, que son los dueños de la mercadería”, explicó, señalando que esto perjudica a los comerciantes que cumplen con sus obligaciones fiscales.
El empresario mendocino expresó su preocupación por el contrabando que cruza la frontera. En tono crítico, subrayó que la situación en la frontera parece fuera de control, refiriéndose a la facilidad con que se transportan productos de contrabando en esos “tours de compra” que no cumplen con los requisitos necesarios. Según el empresario, esta permisividad favorece el ingreso constante de productos que no cumplen con la regulación local, afectando gravemente a las pymes que operan de manera legal en Mendoza.