A pesar del descenso de la inflación, que en octubre fue del 2,7%, las familias argentinas continúan teniendo enormes dificultades para llegar a fin de mes. Es que el incremento en los servicios más que duplica al costo de vida.
Hay gastos clave, como las tarifas de gas, luz, agua y prepagas que se dispararon a niveles muy por encima del IPC.
La inflación general del mes pasado fue del 2,7% mientras los gastos de la vivienda, agua, luz, gas y otros servicios crecieron 5,4%, la salud, 3,6% y la educación 3,5%.
Las prepagas siguen ajustando las cuotas y esto hace que los aumentos acumulados se disparen en forma exponencial, obligando a miles de familias a tener que dar de baja sus servicios y pasar a depender de una salud pública que sigue en crisis por problemas presupuestarios.
En el año, el IPC general llega al 107% frente a subas del 216,6% en el rubro de la vivienda, 108,4% en servicios para la salud; 124,9% en el transporte y 168,5% en Comunicaciones, según las cifras oficiales.
Este mayor peso de los servicios se ve en los datos del Observatorio de Tarifas y Subsidios de la UBA-Conicet, informó la Agencia Noticias Argentinas.
Según ese relevamiento, el peso de la canasta de servicios públicos en el salario (privado registrado promedio) pasó del 5,9% en diciembre del 2023 al 12,2% en octubre de este año.
En este porcentaje, el peso mayor recayó en el gasto en transporte, que alcanza el 42% (cuando en diciembre del año pasado era del 28%) y es significativamente más elevado respecto de los restantes servicios.
Esta canasta de servicios públicos incluye el consumo de energía eléctrica, gas natural, agua potable y transporte público en un hogar representativo del AMBA.
“Con respecto a diciembre de 2023, el costo de la canasta total se incrementó 369% a partir de las actualizaciones de tarifas de transporte, energía eléctrica, gas natural y agua”, señala el informe.
El resto de los bienes, como alimentos y bebidas que tienen un peso cercano al 25% en el índice de precios, son los que están dándole mayor visibilidad a la baja de los precios tan esperada por el Gobierno.
De hecho, el rubro alimentos y bebidas subió solo 1,2% en octubre, menos de la mitad que la inflación general.
Si bien en septiembre los salarios crecieron más que la inflación mensual (3,5%), en términos interanuales, la inflación fue del 209,0% (hasta ese mes)y si se considera la variación interanual real de los salarios, se aprecia una caída el caso del sector público (-19,2%), del privado registrado (-3,7%) y del privado no registrado (-5,6%).
Según especialistas, un factor clave es que con la devaluación de diciembre de 2023, todos los ingresos reales se precipitaron aún más de lo que ya lo estaban, siendo los de mayor caída los de los jubilados que no cobran la mínima.
Su poder adquisitivo fue mínimo en el mes de febrero de 2024, con una pérdida real del 64,2% respecto de 2017. A partir de mayo, dada la baja gradual de la inflación, el haber real siguió subiendo, llegando durante el mes de octubre a ser un 6,7% mayor que el de noviembre de 2023.
En este escenario, los jubilados que cobran la mínima y el bono tuvieron su peor situación relativa en febrero y luego su ingreso real hizo pico en el mes de junio de 2024.
El empleado público es el que más poder adquisitivo está perdiendo en estos meses. En septiembre tuvo un ingreso real equivalente al 84% del que tenía en noviembre de 2023, es decir que perdió un 16% de ingreso real respecto a ese mes. La mayor caída se había registrado en febrero, con un 22%.