El sector gremial de la vitivinicultura solicitó que el salario inicial de bolsillo de los trabajadores vitivinícolas sea equivalente a la Canasta Básica Total para una familia tipo que, según datos de la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia), fue de $ 52.578,10 en febrero. Esto implica un incremento cercano al 100%. Después de tres reuniones paritarias en las que no hubo acercamiento entre las partes, irán a un paro por 48 horas a partir de las 0 de mañana.
Desde Foeva (Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines) reconocen que, en términos de porcentaje, el aumento es significativo, pero resaltan que, cuando se considera el monto en dinero, no. Hoy, el salario inicial de un obrero de viña ronda los $ 27.500 -y con los ítems no remunerativos alcanza unos $ 37.000-, mientras que el sueldo de los operarios de una bodega es de $ 28.800.
En tanto, desde las cámaras plantean que, si bien en 2020 se recuperó el precio del vino de traslado y aumentaron el consumo interno y las exportaciones, había un atraso en el valor que recién ahora está por alcanzar el punto de equilibrio, por lo que algunos productores y empresas no podrían afrontar un incremento del 104% u 85% (según se considere o no el refrigerio). Asimismo, apuntaron que hay realidades muy diversas en el sector, desde pequeños a grandes productores y establecimientos elaboradores; zonas; mercados; etc.
Hasta el momento, hubo tres reuniones paritarias, en las que las empresas ofrecieron un 28% de incremento y volver a sentarse a negociar en diciembre (el acuerdo rige desde marzo a febrero del año siguiente). Sin embargo, la brecha no se acortó, por lo que Foeva convocó a un paro sin concurrencia a los lugares de trabajo, por 48 horas a partir de las 0 de mañana, martes.
Desde las cámaras entienden que no hubo voluntad de negociar ya que el sector gremial presentó una propuesta que no se puede cumplir y no se movió de ese número, al tiempo que llamó a una medida de fuerza cuando recién comienzan las reuniones. El año pasado, sin embargo, la paritaria recién se cerró a fines de agosto, luego de un paro que no alcanzó a realizarse porque la Subsecretaría de Trabajo llamó a conciliación obligatoria.