En una reciente cena de amigos, la preocupación de los asistentes se centraba en cómo lograr una Argentina con cierta previsibilidad en un mundo que muestra una velocidad de cambio sin antecedentes. Evidentemente no hubo acuerdo, pero la pregunta quedó latente. Ante tal interpelación es lógico plantearse que el actual contexto productivo, social y económico a nivel mundial requiere identificar y evaluar las premisas del comportamiento de una sociedad post Covid-19.
Mercado laboral
Es claro que la pandemia profundizó, a escala mundial, un deteriorado mercado laboral. La situación ha obligado a diseñar, de forma urgente, un esquema de asistencia financiera para trabajadores independientes y despedidos. No sólo la pérdida de puestos de trabajo debe preocupar, sino las consecuencias directas e indirectas de tal situación. Ejemplo de ello es la ausencia de una protección para los deudores de créditos hipotecarios que, sin ingresos, corren riesgo cierto de perder sus viviendas ante la baja posibilidad de reincorporarse al mercado de trabajo en iguales condiciones a las obtenidas en etapa pre-pandemia.
En la actualidad, para los jóvenes, el acceso al trabajo formalizado es un “desafío” con escasos niveles de éxito. Independientemente del grado académico obtenido, las condiciones básicas de empleo han variado sustancialmente. La tecnología informática y la capacidad de adaptación a diferentes contextos, adquieren especial relevancia, por lo tanto los jóvenes que por su condición socio-económica no accedieron a conocimientos y/o utilización de las tecnologías vigentes, paulatinamente pierden opciones laborales.
Educación
Las deficiencias estructurales e instrumentales de la educación se han evidenciado en una proporción significativa de los Estados nacionales. El principal desafío a enfrentar es la provisión de educación inclusiva en diferentes contextos. Bajo las circunstancias sanitarias impuestas por el Covid-19, algunos segmentos de la política postularon la “no pérdida de días de clases”. Tal reclamo debería ser sustituido por “evitar la pérdida de calidad en los diferentes tramos educativos” independientemente de escuelas cerradas o abiertas. Seguramente en un futuro cercano el ofrecimiento de aprendizaje remoto inclusivo alineado con los planes de estudio nacionales, será una modalidad que incorporará una mayor proporción de alumnos, conforme se superen las barreras de acceso y uso de soportes informáticos
Salud
La convivencia de sistemas de salud público y privado, parecía la combinación más eficiente para satisfacer la demanda de servicios médicos, pero no para una avalancha de casos que requerían internación y cuidados intensivos. Ambos sistemas colapsaron y sólo la asignación de recursos humanos, técnicos y económicos de los Estados, logró vacunas que pudieran contener y parcialmente reducir la transmisión del virus. Gradualmente se incorporaron nuevos procesos sanitarios, cuya finalidad se asocia a obtener mayor capacidad de respuesta ante eventos epidemiológicos de gran escala.
Las consecuencias económicas hacia el interior del propio sistema de salud aún mantienen en alerta a funcionarios y empresarios. Los gobiernos evalúan cuál es el piso necesario de infraestructura sanitaria para abastecer de asistencia médica a una población que, sin una adecuada información, podría repetir actitudes del pasado reciente y generar saturación de hospitales públicos y clínicas privadas. Los hombres de negocios deberán enfrentar potenciales escenarios de dificultades económicas y financieras ante la pérdida de usuarios de sus servicios de salud por los incrementos de costos de una estructura cuyas deficiencias no se potenciaron por la asistencia operativa del Estado.
Para el Panel de Expertos Independientes nombrado por la Organización Mundial de la Salud, el Covid-19 es “el Chernobyl del siglo XXI”, no porque el brote de una enfermedad sea como un accidente nuclear, sino porque ha demostrado claramente la gravedad de la amenaza a nuestra salud y bienestar.
Producción y consumo
A las evidencias vigentes de los efectos de la pandemia a nivel global, regional y nacional, se deberán adicionar potenciales consecuencias que aún no han salido a la superficie. Ante tal estado de situación es lógico postular innovaciones en los sistemas de decisión, de gestión y de producción.
En los próximos tiempos adquirirá especial relevancia la localización de la producción y la demanda. Estos dos componentes, “producción” y “consumo”, se vinculan a partir de los sistemas de comercialización que, para superar las restricciones atribuidas al Covid-19, recurrió al uso intensivo de herramientas digitales para implementar el teletrabajo, realizar compras y ventas online, así como gestionar procesos de producción de forma remota.
La solución adoptada en el actual contexto es un especial reto para las micro, pequeñas y medianas empresas, que representan mayoría en el universo de firmas existentes y a las cuales el acceso a la ola digital le representa costos adicionales en recursos humanos y técnicos que, eventualmente, las margina de los beneficios a obtener.
En síntesis, los temas analizados conllevan la incorporación de problemas como el empleo y su contracara el desempleo, la inflación y la pobreza en una agenda post-pandemia, situación que obliga a pensar en el rediseño institucional y el fortalecimiento del rol del Estado.