La economía de Argentina viene pasando por varios cambios a nivel macroeconómico. En los últimos días de julio el Gobierno Nacional anunció medidas restrictivas para el mercado de importaciones que implican una nueva alícuota del 7,5%. Esto trae, en consecuencia, un fuerte freno a la matriz productiva por la falta de insumos o maquinarias y Mendoza no está exenta.
A la falta de dólares para importar se le suma un aumento de costos que repercute directamente en el precio al consumidor final. Distintos sectores de la industria hablaron con Los Andes para describir que sucede con estos aumentos y restricciones, quienes coincidieron en que es inevitable que los valores de los productos aumenten.
“Todo esto que está sucediendo son todas señales políticas antes de las elecciones, y una manera un poquito desesperada de querer poner algo que frene el drenaje de dólares y darle posibilidad de que el Gobierno que está haciendo las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tenga acceso a esa financiación. Todas estas cosas son más de lo mismo porque van a afectar al comercio interior, afectan al sector industrial, que está fuertemente castigado, pero especialmente a las pymes”, comentó Daniel Ariosto, presidente de UCIM.
Por su parte, Mauricio Badaloni, de la Unión Industrial de Mendoza (UIM), explicó: “Las medidas siguen siendo un parche para seguir estirando de alguna otra forma la agonía de una devaluación, pero no te puedo decir que estemos devaluando, pero digamos que está anclado en ese mensaje. O sea, políticamente está mal visto por este Gobierno meter una devaluación, por lo tanto, se va devaluando día a día, mes a mes, y las medidas que se han implementado tienen que ver con las necesidades que impuso el fondo monetario”.
Nueva restricción y aumento de precios
El Gobierno formalizó, a través del decreto 377/2023 publicado en el Boletín Oficial, un impuesto PAIS del 7,5% que se aplicará a la compra de dólares para la importación de bienes, pero no se aplica si se paga con dólares propios.
“Se pone en riesgo la actividad industrial básicamente porque no se cuenta con los insumos para poder seguir produciendo. Con el agravamiento que genera una fuerte presión sobre los precios. Porque al no haber sentido en conseguir los productos o insumos básicos de la importación para poder producir, de alguna u otra forma presiona los precios por dos motivos, uno por expectativas y el otro porque directamente se ha puesto un 7,5% en el aumento del valor del dólar y el 30% para servicios y demás, o sea, el dólar de $280 o $290 que está ahora, hay que agregarle ese porcentaje”, comentó Badaloni.
Desde que rigen la SIRA y SIRASE las empresas han tenido inconvenientes con los pagos para publicidad, importaciones, fletes y navíos. Con las modificaciones se esperaba que se agilizara, pero los plazos a 180 días aún continúan. “El problema es que se encarece el producto por estas nuevas restricciones y los nuevos impuestos. El problema es el de precios en el comercio minorista, el traslado a precios tiene un límite y el límite es el cliente”, admitió Adolfo Trípodi, ex presidente de FEM y comerciante textil.
En tanto, Daniel Ariosto agregó: “No pueden competir contra una importación que les exige determinadas actuaciones, porque lo que el gobierno quiere es que se aumente la importación, pero hay una doble vía”. Esta doble vía se refiere a vender y comprar a una misma empresa pero que no se logra porque desde Argentina no están disponibles los dólares para comprar.
El control sobre las empresas
“Hemos reflejado a través de la UCIM y de sus cámaras asociadas territoriales y específicas, que necesitamos gobiernos proempresariales. Que se ocupen de la inflación, que vean como en otros países han podido salir de ella como Colombia o Perú. Tiene que controlar que no haya ilegalidad, que no haya corrupción entre las empresas y que haya formalidad, que nadie esté negro, pero después tienen que permitir el libre negocio, el libre tránsito de la mercadería”, admitió Ariosto.
A su turno, Badaloni aportó: “Las industrias se están quedando sin stock, eso genera una presión en los precios. Ya se sabía que había una balanza que no era tan positiva, pero a esta altura ya los stocks prácticamente están tocando los valores mínimos. Los acuerdos que se han generado con el FMI, básicamente son los que dan un poco más de oxígeno para llegar a septiembre u octubre”.
El único que habló de una alternativa a la falta de dólares para importar fue Trípodi. “En la industria textil hubo una alternativa que se barajó y se usó el mes pasado, el problema era pagarle al proveedor. Entonces el importador que aceptaba pagarle al proveedor con sus propios dólares lo podría hacer. Y el Estado asume el compromiso de devolverle los dólares dentro de 90 días”, aseguró el dueño de una de las empresas textiles más grandes de Mendoza.
Un aumento de precios
Debido a este porcentaje de aumento los productos sufren aumentos que llegan al consumidor final. En este sentido, Badaloni comentó: “Lo más grave de todo esto es que la política, en vez de hacerse cargo de esta cuestión macroeconómica, nos sigue generando, por lo menos en el sector productivo, mayor presión fiscal. Hay que ver de que más del 50% son impuestos. Y lo que nos parece más grave es que toda la explicación de esta recaiga sobre la persona que modifica la tarifa y no recaiga sobre la política que es la que nos genera incertidumbre”.
“Las actividades industriales están paralizadas en muchos de sus aspectos de su actividad productiva. Obvio que, ante la inflación, ante el aumento que se produce por desfasaje del tipo de cambio, y ante la falta de movimiento, deben de trasladar el dato con un escaso margen, si es que se lo queda, para poder sobrevivir y para poder hacer caja. Pero no sé hasta cuándo esto lo pueden sobrellevar”, dijo el también miembro de la UIA.
Mientras que Trípodi agregó: “La gente convalida los aumentos de precios en tanto y en cuanto su bolsillo le da. Si no te convalida el aumento de precios entonces ahí se produce un parate, una recesión. Yo creo que lo que hay ahora desde ese punto de vista es una pequeña retracción producto de que la gente no está dispuesta a convalidar nuevos precios”.
Confirman freno en la actividad
La actividad industrial registró en junio una caída de 2,3% con relación al mismo periodo de 2022. De esta forma en el primer semestre del año se observó un alza de 1,3%, en comparación con el mismo período del año pasado ratificando la desaceleración que ya se venía insinuando en los meses previos.
A la industria se sumó la actividad de la construcción que en junio tuvo un retroceso de 2,8% interanual y de 2,1% en el acumulado del primer semestre. De esta forma, se hilvanaron cinco meses con acumulados en terreno negativo.
Este escenario convalida las proyecciones de un nivel de actividad en caída que complicará cualquier proceso de estabilidad a encarar por el próximo gobierno.
Las estimaciones señalan que la economía argentina culminará 2023 con una caída de la actividad del orden de 3%.