Las cuentas públicas siguen en rojo: ¿qué rubros explican el desequilibrio?

El déficit fiscal primario de octubre ascendió a $ 330 mil millones, lo que representa un incremento del 220% interanual en términos nominales. El 2023 acumula un déficit primario equivalente a 1,6% del PIB. ¿Qué se debe hacer para eliminarlo? 

Las cuentas públicas siguen en rojo: ¿qué rubros explican el desequilibrio?
Ministerio de Economía. (Archivo / Imagen ilustrativa)

En el mes de octubre, los gastos primarios del Gobierno nacional ascendieron a $ 3,8 billones, para reflejar un incremento interanual del 139%. Simultáneamente, los ingresos nacionales alcanzaron los $ 3,5 billones, por lo que registraron un aumento del 133% en comparación con octubre del año pasado. Como resultado, el déficit fiscal primario llegó a $ 330 mil millones y superó en un 220% el déficit registrado en igual mes de 2022.

Recaudación y gastos por rubro

Analizando los rubros que mostraron mayor incremento en la recaudación, destaca la variación del 157% interanual en el IVA neto de reintegros, que refleja el impacto de las medidas de incentivos al consumo y refuerzo de los bolsillos de trabajadores, ocupados y desocupados (la “devolución del IVA” en realidad no se instrumentó como tal, sino como subsidio). Asimismo, el impuesto Pais ha experimentado un notable aumento del 580% interanual, motivado principalmente por valores récord en la brecha cambiaria.

Dentro de los rubros más afectados de la recaudación impositiva, el Impuesto a las Ganancias tuvo una variación interanual del 89% y se situó significativamente por debajo de la inflación (142,7%). Esto se debe a las recientes modificaciones en el impuesto, principalmente la suba del mínimo no imponible sobre la cuarta categoría, que ahora alcanza sólo a los altos cargos ejecutivos. También se observa una caída nominal de -7% interanual en la recaudación de los derechos de exportación, causada principalmente por la sequía sufrida durante este año.

Banco Central
Banco Central

Con respecto al gasto, se observa un significativo aumento en diversas áreas con relación al año pasado. Impulsadas por el gasto oficial electoral, los rubros que experimentaron los mayores incrementos fueron las prestaciones del Pami (329%), otros programas sociales (352%) y subsidios a otras funciones (1.263%).

En contraste, algunas áreas presentaron variaciones por debajo de la inflación. Entre las más afectadas se encuentran las jubilaciones y las pensiones (116%) –que se explica por la aplicación de la fórmula de movilidad vigente–, las Asignaciones Familiares (44%), la Asignación Universal por Hijo (76%), las pensiones no contributivas (77%) y los subsidios a la energía (11,8%) –fundamentados en la segmentación y la actualización de tarifas–.

El déficit en 2023

El déficit primario acumuló hasta octubre el equivalente a 1,6% del PIB. La cuenta termina en rojo porque los ingresos cayeron 6,7% interanual y dejaron un aumento real de 14,6% en el déficit primario.

Analizando en términos reales las áreas del gasto, en lo que va del año las que sufrieron mayores recortes fueron las asignaciones familiares y universales, el gasto previsional y los subsidios a la energía.

Por otro lado, según el informe de la Secretaría de Hacienda, la sequía impactó negativamente en la recaudación asociada a los derechos de exportación, con una caída aproximada del 0,7% del PIB en comparación con lo proyectado en el Presupuesto 2023. Sin estos condicionantes climáticos, el déficit primario acumulado mostraría una mejora de igual magnitud.

Bajo este escenario, cumplir con la meta del FMI de un déficit de 1,9% del PIB es prácticamente imposible. Para poder lograrlo, el déficit de los últimos dos meses del año no debería exceder el 0,3% del PIB, cuando en el último bimestre de 2022 representó 0,9% del producto. Esto supondría un ajuste real del 15% interanual del gasto, dado que en principio no se espera una mejora real de los ingresos.

Un ordenamiento integral para restablecer el equilibrio

En Argentina el déficit se ha convertido en un problema estructural desde hace décadas. Se recauda con impuestos distorsivos y regresivos, se duplica el gasto entre los niveles de gobierno y se realizan gastos sin control que no terminan en quienes deberían ser sus beneficiarios.

Frente a esta mala gestión de las cuentas públicas, resolver el problema del déficit con un ajuste fiscal abrupto sería ineficiente y estaría destinado al fracaso, como la experiencia ya lo ha demostrado. Lo mismo ocurriría si se continúan licuando gastos con la inflación (por ejemplo, pisando la fórmula de movilidad).

Por el contrario, resulta imperioso realizar un ordenamiento integral del Estado, principalmente en los siguientes componentes:

  • Tributario: unificando impuestos y respetando la correspondencia fiscal entre la Nación y las provincias.
  • Previsional: unificando regímenes jubilatorios, cerrando moratorias, mejorando la Pensión Universal para el Adulto Mayor y evitando la duplicación de beneficios.
  • Funcional: evitando superposiciones de funciones entre los diferentes niveles de gobierno y logrando que cada provincia y municipio rindan cuenta a sus ciudadanos por la calidad de los servicios públicos que brindan.

El ordenamiento integral del Estado es una propuesta disruptiva, cuyo éxito no sólo depende del Estado nacional, sino también del acuerdo de la mayoría de las provincias. Sin embargo, es la única solución que ataca el problema de raíz, con menor costo social, y lograría mantener las cuentas en equilibrio a largo plazo.

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