La vitivinicultura en el sur mendocino: calidad, innovación y optimismo en crecimiento

La diversificación de cepas para ampliar la gama de productos en el mercado, la tecnificación y la calidad hace que los vinos de San Rafael y General Alvear ganen cada vez más terreno.

La vitivinicultura en el sur mendocino: calidad, innovación y optimismo en crecimiento
Vid de Jorge Rubio en General Alvear.

San Rafael y General Alvear están atravesando un notable auge en su actividad vitivinícola. La diversificación de cepas para ampliar la gama de productos en el mercado, la tecnificación que comienza en las fincas y continúa por las bodegas más la calidad de los caldos hace que, casi en silencio pero de manera constante, los vinos del sur mendocino estén posicionándose cada vez más entre los consumidores nacionales y en el exterior.

La vendimia de este año es motivo de celebración. “Para empezar con un pantallazo de lo que está sucediendo, tenemos, gracias a Dios, una cosecha buenísima, con mucha uva y mucha sanidad. Este año va a ser una cosecha muy buena, que seguramente va a acompañar con vinos de excelente calidad”, expresó Juan Chaglasian, presidente de la Específica de Bodegueros de la Cámara de San Rafael y titular de Chaglasian Wine & Suites.

El enólogo y elaborador Jorge Rubio de bodega Familia Rubio sostiene que uno de los puntos altos que fue posicionando a la región es “la profesionalización en las bodegas, con técnicos inquietos que buscan aprender, saber más, capacitarse. Y las bodegas incorporaron mucha tecnología, lo que permite bajar costos y estar muy bien preparados para todo lo que viene. Si es una mayor producción, tienen la maquinaria y las vasijas y si es un achicamiento de mercado, también tienen la maquinaria para hacer calidad y tratar de que esa caída no pegue tanto”, explicó.

Más allá de la producción, el panorama de ventas también es alentador. Según Chaglasian, las ventas nacionales e internacionales muestran un crecimiento sostenido. “Estamos incrementando exportaciones, pero también las ventas nacionales han mejorado. El sur mendocino, Alvear y San Rafael, está produciendo vinos que están siendo cada vez más reconocidos por su calidad, lo que hace unos años no sucedía. Ahora, nuestra región está ganando visibilidad en el resto del país y el mundo”.

Un aspecto clave que hace al desarrollo vitivinícola en la región es la diversificación de variedades porque “siempre uno planta Malbec y Cabernet Sauvignon, pero ahora estamos viendo un incremento de variedades como el Cabernet Franc, Petit Verdot, Syrah y Pinot Noir entre otras tantas. También hay un resurgimiento de blancas como Chardonnay, Sauvignon Blanc y Chenin, porque el consumo de vinos blancos está creciendo en el país y en el mundo. Esto es muy positivo para la región”, sostuvo Chaglasian.

Raúl Martínez, se reparte entre Alvear y San Rafael. El propietario de Finca Ivonne es alvearense pero por cuestiones geográficas posee las fincas y levantó la bodega en territorio sanrafaelino.

El finquero que se lanzó al mundo de la elaboración de vinos no hace más de una década atrás coincidió con su par de San Rafael ya que consideró que la diversificación de cepas también responde al deseo de los consumidores por experimentar con nuevas propuestas ya que “a la gente le gusta innovar, probar vinos distintos. Por eso, variedades como el Tannat, Torrontés Riojano o el Tempranillo, que son variedades que siempre han existido pero que no estaban acá, tomaron cierto protagonismo”, afirmó.

Vid de Jorge Rubio en General Alvear.
Vid de Jorge Rubio en General Alvear.

En este sentido, Jorge Rubio explicó que “son distintas cepas que existían en nuestra zona y que se dejaron de lado en algún momento, se sacaron y se cambiaron por otras variedades pero hoy volvemos a tenerlas y hay un abanico muy grande de vinos”.

Para rubio, “las bodegas han tenido que tener más variedades, estilos diferentes de elaboración, el naranjo en un estilo distinto, volver a elaborar la variedad de blanca como si fueran vinos tintos, todas esas cosas tienden a seducir o conformar a los tomadores de vino que son muy exigentes, porque siempre te están preguntando qué producto nuevo tenés, qué vas a hacer, qué vas a incorporar”, mencionó.

Condiciones ideales y el potencial del enoturismo

El sur mendocino cuenta con condiciones naturales que lo convierten en un lugar privilegiado para la vitivinicultura. Para Chaglasian esto sucede porque “tenemos unas tierras maravillosas, 85% de días de sol y una maduración óptima para muchos varietales, que en otras zonas de Mendoza les cuesta. Contando con dos ríos importantes de la provincia, el Atuel y el Diamante y si se concreta el trasvase (del río Grande al Atuel) tendremos aún más recursos para expandir nuestra actividad. Esta región tiene todo para crecer y consolidarse como un polo de excelencia vitivinícola”, remarcó.

Pero el vino, sumado a las experiencias con la naturaleza que tiene para ofrecer el sur mendocino, es una conjunción que maximice el potencial de la región. “La vitivinicultura tiene que ir de la mano del turismo enológico. Tenemos lugares maravillosos como Valle Grande, Los Reyunos y el Cañón del Atuel. Si combinamos estos paisajes con experiencias enológicas, podemos crear propuestas únicas que atraigan a más visitantes”, enfatizó Chaglasian.

A su vez, “hay mucha onda con las pequeñas bodegas familiares, con lo artesanal y eso se percibe mucho con los turistas. Esto les da protagonismo a marcas que no tienen gran renombre, pero que están ganando su lugar por la calidad de sus productos”, agregó Martínez.

A pesar de los desafíos que enfrenta la actividad, el sur mendocino muestra un horizonte alentador gracias a la unión de tradición, innovación y trabajo colectivo.”Si seguimos trabajando como hasta ahora, haciendo conocer más esta región que siempre ha estado un poco retraída por falta de marketing, creo que podemos esperar un incremento interesante en la venta de nuestros productos. Tenemos todo para lograrlo: calidad, historia y un lugar único en el mundo”, concluyó Chaglasian.

Para un pequeño productor como Martínez la mirada hacia el futuro también es altamente positiva, porque “es como que, de a poquito, el sur mendocino se está metiendo cada vez más en el mapa del vino. Y eso, para quienes estamos en esto hace unos años nomás, es motivo de orgullo y esperanza”.

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