Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, la provincia de Mendoza lleva acumulados 24 meses seguidos de caídas interanuales en el empleo registrado. Así lo señala el último informe “Situación y evolución del trabajo registrado”, que mide los números de los salarios en blanco hasta noviembre de 2020.
Las opiniones son dispares según se consulte a economistas, empresarios o gremios, pero todos coinciden en cierto punto en que la matriz productiva clásica de Mendoza basada en agroindustria y petróleo no genera tanto empleo como hace 50 años y que es necesario sumar nuevas actividades productivas. Las diferencias están, por ejemplo, en qué cambios de legislación son necesarios para fomentar el empleo en blanco.
Es importante aclarar que este análisis no incluye a trabajadores informales. Este detalle es relevante porque la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec señala que Mendoza pasó del 15,1% de desempleo en el segundo trimestre de 2020 a un nivel de 8,2% en el tercer trimestre (es decir que creció el empleo) pero no diferencia si fue empleo en blanco o en negro.
Volviendo al informe, se observa que algunos meses han tenido más empleados registrados en blanco que el mes anterior, pero esto se debe a la estacionalidad. Si se hacen comparaciones interanuales, se ve que la última comparación positiva se dio en noviembre de 2018 (244.702 empleados) contra noviembre de 2017 (243.827 empleados). De ahí en más, siempre se registró caída.
La pandemia en gran medida explica la falta de reactivación y de generación de empleo genuino, pero el fenómeno viene de antes. Para seguir con la comparación anterior, en noviembre de 2018 había 244.702 empleados registrados y en igual mes de 2020, solo había 226.627 empleados (15.693 menos que 2019, -6,5%). La comparación de un mismo mes en distintos años se hace para evitar desfasajes entre meses con más actividad (como la vendimia) con meses más estáticos y de menor demanda laboral.
La lectura de los especialistas
La economista Carina Farah considera que la provincia tiene una matriz productiva agotada: “Nuestra estructura productiva depende mucho de la agroindustria, que no genera muchos puestos de trabajo, y menos registrado. Tiene mucho empleo informal y de manera estacional”.
En ese sentido, Farah señala que el mayor rubro en el PBG es Comercio, restaurantes y hoteles (un 21,1% en 2019), acompañado por el sector estatal con un 21,2% y algo por debajo los establecimientos financieros, con entre 16,4% de participación. El sector agropecuario (producción primaria), que solía representar el 9% del PBG, entre 2016 y 2018 representó un 6,8%.
“Es un replanteo que nos debemos los mendocinos, porque pensamos que vivimos de la vitivinicultura y no, vivimos más del comercio. El turismo es un sector que tiene un gran potencial, pero hoy no paga grandes sueldos. Tiene mucha mano de obra precarizada y suele estar por debajo del salario promedio”, apunta Farah.
Sebastián Laza, economista asesor del Ministerio de Economía y Energía de Mendoza, prefiere mirar el vaso medio lleno y destaca que en octubre y noviembre de 2020 se generó más empleo registrado que en los meses anteriores. “En noviembre se crearon 3.297 puestos de trabajo asalariados privados en blanco contra octubre y, a su vez, si se compara octubre contra septiembre de este mismo año, también hay un incremento de 1.060 puestos”, analizó.
Desde el ministerio recuerdan que los números de la EPH del Indec señalaban que en el tercer trimestre que el empleo (formal e informal) empezó a recuperarse en la provincia, y para Laza “es lógico y normal” que el empresario, cuando reabre su negocio, por precaución no tome en principio a todos los empleados en blanco, sino que los registre de a poco.
El asesor del ministerio coincide con Farah en que la mayor parte del mercado laboral corresponde a comercio y servicios, y por ello repuntó con la reapertura desde mayo. “Se dio un movimiento importante. En el tercer trimestre fue creciendo el empleo informal y ya en el cuarto se dio un crecimiento formal. En parte se fue blanqueando y probablemente se empiece a tomar empleados en la agroindustria”, sostiene Laza.
Para Farah, es necesario replantearse en qué otros sectores la provincia tiene ventajas comparativas para desarrollarse. “Revertir esta situación no será de la noche para la mañana. Al caer la producción hay más gente sin trabajo y eso permite que haya mayor precarización. Eso regula los salarios a la baja y las condiciones laborales también”, advierte la economista.
Por otro lado, Laza advirtió que Mendoza desde hace más de diez años tiene problemas para generar empleo privado en blanco: “Hay una cuestión tecnológica. La industria cada vez genera menos puestos de trabajo humano, porque lo sustituye por máquinas. Las bodegas, las conserveras, la minería, los bancos y la metalmecánica son sectores que se mecanizan cada vez más y no generan el empleo de otras épocas”.
La visión empresarial
Varias cámaras empresariales coincidieron en que la baja en el empleo registrado es un problema que viene desde antes de la pandemia. Desde la Federación Económica de Mendoza (FEM), su presidente Alfredo Cecchi consideró que la desindustrialización en Mendoza viene desde los ’90, con las leyes de diferimiento económico que motivaron a empresas de agroindustria a mudarse a otras provincias.
“Queremos ampliar la matriz productiva, que incluya las economías naranjas (basadas en creatividad), las energías renovables y la minería no contaminante. Planteamos sumar actividades y actualizar las que están en bajo nivel. En esto, gran parte de la agricultura mendocina tiene que incorporar tecnología, modernizar sus sistemas de riego y ser más eficiente”, detalló Cecchi.
En esa óptica, para generar empleo en blanco es necesario tener más actividad en general, incluyendo inversiones en petróleo, turismo y comercio. Además, para el presidente de la FEM es lógico que el empleo informal haya seguido creciendo porque prohibir los despidos y poner doble indemnización no ayuda.
Fue similar la opinión de Gustavo Kretschmar, presidente de la Asociación de Ejecutivos de Mendoza (AEM), para quien la provincia “no de cambiar su matriz, sino ampliarla”. También remarcó que “uno a veces no se anima a invertir, menos en Argentina que es un país volátil y donde una empresa puede perder el patrimonio por juicios laborales”.
Para Kretschmar, los cambios como el comercio electrónico y el teletrabajo deben ser tenidos en cuenta para la generación de nuevos puestos de trabajo registrados. “Creo que habría que desarrollar una mesa específica, trabajar en la producción y en la generación de empleo. Ahí entran el gobierno Provincial, el Nacional, los sindicatos y los empresarios”, sostuvo.
“Si lográramos sentarnos en una mesa, pensar y trabajar proactivamente, podemos avanzar. Si no, terminamos en discusiones como la distribución del ingreso o los impuestos que pagamos, que no son verdades absolutas ni completas. Hace falta un compromiso del empresariado y de la sociedad. No puede ser que la mitad de la economía sea en negro y que la gente no pida factura”, señala el presidente de AEM.
También dejó su opinión Julio Totero, vicepresidente de la Unión Industrial de Mendoza (UIM). Tras afirmar que el empleo privado registrado se estancó en 2008 y que desde entonces el gran empleador ha sido el Estado, sostuvo que “todos los años se incorporan entre 6 y 7 mil personas al mercado laboral que no consiguen empleo”. Para él, no hay condiciones óptimas para invertir y generar trabajo genuino.
“Hay cuestiones macro que afectan a todos, pero otras regiones decidieron tener vectores de crecimiento claros y sí han crecido, como la Pampa húmeda con la soja, Neuquén con el petróleo, San Juan con la minería y Jujuy y Salta con el litio. En Mendoza, los vectores de crecimiento eran agroindustria y petróleo, pero en los últimos años no traccionan y la situación del empleo es más crítica”, señala Totero.
Para este dirigente de la UIM, “todas las actividades son importantes y hay que ponerlas en su justo valor”. Volviendo al empleo registrado, Totero advierte que cuando las empresas crecen, los impuestos se pagan en tiempo y forma. “El problema es cuando las empresas pierden. Si no hay desarrollo económico, toda carga tributaria se hace impagable”, apuntó.
Sectores complicados
Dos sectores con alta informalidad que se vieron aún más perjudicados durante la pandemia fueron el comercio y el turismo. Fernando Ligorria, secretario general del Centro de Empleados de Comercio (CEC). comentó que la informalidad y el empleo en negro crecieron a pesar de los decretos que prohibían despidos y de la doble indemnización. “El comercio siempre ha tenido un alto porcentaje de informalidad y de trabajo no registrado. Con la pandemia, esto se agravó”, señaló.
Para el dirigente gremial, es necesario empezar a mover la economía, recuperar el valor del salario y así generar una rueda de consumo que genere más trabajo genuino. “Habrá que prestar atención también a nuevas modalidades como el comercio electrónico, que va cambiando de a poco la forma de consumir, la tecnología en nuestras manos crea una comodidad”, opinó.
Carolina Montivero, secretaria administrativa de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Utghra), explicó que la paralización del turismo ha hecho desaparecer empleos eventuales en el sector, que en algunos hoteles llega a ser el 30% de su personal. “Además, muchas pymes que vivían de la caja del día a día cerraron sus puertas y no volvieron a abrir”, agregó.
Tras comentar que la informalidad en el turismo y la gastronomía son una problemática grave, Montivero consideró que para revertirla se necesita educación: “Tiene que haber una reeducación de que, si quiero colocar un establecimiento o un negocio de ropa, antes que nada tengo que calcular el costo del empleo, no el mobiliario. La gente necesita dignidad, obra social, y eso incluye a toda la sociedad, porque también debe comprometerse en comprar en locales con empleo registrado”.
Ligorria recordó que el empleado siempre tiene derecho de reclamar lo que le corresponde según la ley, a través del CEC o de las autoridades administrativas. “Desde el CEC se trabaja para combatir la informalidad a través de las inspecciones. Si bien nosotros estamos en el Gran Mendoza, sabemos que esa situación se da en toda la provincia”, señaló el secretario general.
Además, Montivero sumó que la lucha contra el trabajo informal debe ser un trabajo con entidades nacionales como la AFIP, el gobierno local y las cámaras empresariales: “Tenés una caja de jubilación quebrada y el 50% del trabajo informal, si todos esos informales estuvieran registrados, funcionaría como corresponde. Con la Subsecretaría de Trabajo y las cámaras venimos trabajando fuerte para que Mendoza mejore los números. En el corto plazo vamos a ver frutos”.
¿Reforma o adecuación laboral?
Un tema que se reitera al hablar sobre registro de empleados es cómo afecta la actual legislación laboral y si hace falta modificaciones. Cada referente tiene su mirada, pero hay cierta voluntad en adecuar algunas normas.
Sebastián Laza – Asesor Ministerio de Economía: “Hay que ir adaptando las leyes laborales a las nuevas realidades. Estamos insertos en una disrupción tecnológica fenomenal a nivel mundial y tenemos que ir adaptando toda la legislación. No sólo los modos de contratación sino la rotación y los modos de trabajo. El teletrabajo es una tendencia que va a quedar, pero aunque no hubiera habido pandemia hay un cambio tecnológico muy fuerte y hay que ir viendo modalidades de contratación y de permanencia que se adapten”.
Alfredo Cecchi – Presidente FEM: “Hay que adecuar la legislación, porque las condiciones de contratación son durísimas y no responden a la realidad que tenemos, lo que tiende a generar más informalidad. Los convenios colectivos de trabajo nacionales no favorecen a las economías regionales. Tienen unos desequilibrios implícitos que nos dejan en una situación muy desfavorable. La adecuación de las leyes laborales, con medidas más simples y exigencias más lógicas, permitiría a los empresarios pymes tomar mayor cantidad de gente”.
Gustavo Kretschmar – Presidente AEM: “Siempre hay temor de tomar empleados de forma permanente. En cuanto a reforma laboral, el término suena a flexibilización, yo prefiero hablar de modernizar las leyes laborales. No discuto los derechos laborales, pero creo que Argentina se merece una modernización. En lo que respecta a la construcción, por ejemplo, que tiene una alta rotación, se paga para que los trabajadores tengan un seguro de desempleo. En lo personal no veo mal que tanto empresarios como trabajadores hagamos un aporte a un fondo solidario de este tipo”.