En cada discurso de una entidad que representa al sector empresarial es imposible no encontrar un reclamo sobre la alta presión impositiva. Como caso testigo, y reciente, se puede citar a Santiago Laugero en el 70 aniversario de la Federación Económica de Mendoza. El presidente de la FEM aseguró que “la alta presión sobre las empresas cumplidoras es insostenible, desalienta la producción y fomenta la informalidad”.
Ahora bien, ¿es así tal cual lo plantean los empresarios? El último informe del Ieral Mendoza, les dio la derecha.
En el estudio elaborado por los especialistas Gustavo Reyes y Jorge Day, quedó de manifiesto que “en Mendoza la presión impositiva es mayor al promedio del conjunto de provincias”.
También aclara que “desde 2017 ha venido presentando una tendencia gradual hacia la baja”, sin embargo “todavía la presión tributaria mendocina está por encima del promedio de todas las provincias”.
Además el informe remarca que Ingresos Brutos (IIBB), la principal fuente de la que se nutren las arcas provinciales es “muy distorsivo” y debería tender a la baja porque perjudica más a las pymes que a una gran empresa.
De acuerdo a los cálculos realizados por los especialistas, actualmente la presión impositiva se ubica por encima del 5% en relación al Producto Bruto Geográfico. Como sugerencia, desde el Ieral indicaron que lo ideal sería incrementar la actividad económica para aumentar la recaudación al tiempo que el gobierno realice un proceso de moderación del gasto para sanear las finanzas públicas.
“Lo ideal sería tener impuestos bajos para ser más competitivos. Mendoza tiene una presión alta, que afortunadamente el gobierno en las últimas dos administraciones ha venido bajando, pero igualmente sigue siendo elevada” “porque “el aumento impositivo del 2012 fue demasiado fuerte”, sostuvo Jorge Day en diálogo con Los Andes.
“El sector privado es el que genera ingresos que le permite darle fondo al gobierno para que desarrolle las distintas actividades, el tema es que por ahí el gobierno se ha accedido en el gasto y obviamente eso oprime al sector privado, porque lo obliga a pagar más impuestos, agregó el economista.
Para el autor del informe sobre el peso en la economía de los tributos provinciales “en Mendoza todavía queda camino por recorrer para bajar impuestos y obviamente las finanzas públicas tienen que estar saneadas, porque es difícil bajar impuestos con déficit fiscal”, afirmó.
Desde Los Andes se intentó tener la opinión de Víctor Fayad, ministro de Hacienda de la provincia, pero no fue posible contactarlo.
Mendoza, la provincia más cara
De acuerdo a lo consignado en el informe del Ieral, lo usual es que las provincias consideradas económicamente grandes “aporten más fondos y reciban menos de coparticipación, por lo cual, dependen más de sus propios recursos”.
En esas jurisdicciones, usualmente la recaudación impositiva representa un tercio de los ingresos públicos corrientes y en Mendoza la situación es similar. En tanto, otras provincias, como pueden ser las patagónicas, tienen la ventaja de cobrar regalías, principalmente por la actividad hidrocarburífera.
“Así fue décadas atrás en Mendoza cuando en los años 80, el ingreso por regalías petroleras representaba un tercio de los ingresos públicos”, mientras que en la actualidad alcanza solamente el 4%. Para los especialistas, esa más que considerable disminución en el cobro de las regalías “quizá sea una de las razones de por qué nuestra provincia no sea tan opulenta como en el pasado”.
Dejando de lado a la ciudad de Buenos Aires, que es la primera jurisdicción, por lejos, en valerse con ingresos propios, el 83% es recaudación impositiva, las arcas en Neuquén se nutren un 33% de impuestos y un 41% de las regalías.
En el caso de Mendoza, los ingresos propios sumaron el 35% en 2022. El 31% de los recursos corrientes fueron provenientes del cobro de los impuestos y solo el 4% de las regalías petrolíferas.
El impuestazo
Un aspecto que destaca el estudio del Ieral es que “hasta 2011 la presión tributaria medida en base al PBG en Mendoza era similar al promedio del conjunto de provincias”, sin embargo “entre 2012 y 2013 se produjo un aumento abrupto, principalmente en las alícuotas de Ingresos Brutos”.
“Desde 2017 se inició una reducción en algunas de esas tasas, pero todavía no se ha llegado a los niveles pre-impuestazo”, se destaca.
En cuanto a la evolución, hasta 2011 “la participación de la recaudación impositiva en los ingresos públicos corrientes en Mendoza rondaba el 25%” pero luego del denominado impuestazo sustentado en el incremento en Ingresos Brutos “ascendió al 35%, y actualmente ronda el 30%”.
La presión impositiva real
El término de “presión impositiva” es sinónimo de cuán altos son los impuestos. Para realizar la medición hay dos formar de llevarla a cabo. Una que se denomina Legal que toma en cuenta cada uno de los impuestos que deben pagar las empresas o las personas.
La segunda opción es la “presión Efectiva” que se calcula tomando como base lo realmente recaudado y el tamaño de la economía o la base imponible, pero en este caso no se toma en cuenta el grado de morosidad o evasión impositiva.
Es por eso que “en Argentina se dice que la presión Legal es altísima, mientras que está en el medio en un ranking de presión Efectiva. Señal de altas alícuotas, pero con mayores exenciones e informalidad (morosidad y evasión)”.
Para explicar el caso de Mendoza, el estudio se basó en la presión Efectiva y la incidencia de la recaudación frente al PBG.
En la primera década del siglo XXI la presión impositiva en la provincia rondaba el 3,5%, a partir del 2012 con el aumento de Ingresos Brutos esa presión tributaria se fue elevando y llegó al rozar el 7% del PBG.
Así se mantuvo, con altas y bajas, hasta 2017 que “comenzaron a reducirse algunas alícuotas (de IIBB), pero todavía la presión tributaria mendocina está por encima del promedio de todas las provincias”. En la actualidad, está levemente por arriba del 5% del PBG.
Qué pasa con Ingresos Brutos
En general, en las provincias hay cuatro impuestos principales. El más recaudador es el de los Ingresos Brutos seguido por Sellos, Inmobiliario y Automotor.
De acuerdo al informe del Ieral, el impuesto a los IIBB representa el 75% de los ingresos corrientes del gobierno mendocino.
En las denominadas provincias grandes, con más recursos, el impuesto a los IIBB tiene una menor participación en los ingresos gubernamentales, mientras que “en Mendoza, esa participación es mayor en comparación a esas jurisdicciones”, destacó el estudio.
También remarcan que IIBB “al ser un impuesto muy distorsivo, su participación debiera ir disminuyendo en el tiempo. Sin embargo, viene ocurriendo lo contrario” ya que “los otros impuestos vienen perdiendo fuerza en los ingresos corrientes”.
Ese fenómeno se produce por “la actualización en la base imponible”, es decir, la facturación de los contribuyentes.
En IIBB se actualiza automáticamente (siguiendo la inflación) en cambio no ocurre lo mismo con otros impuestos como el Inmobiliario ya que los reajuste en avalúos fiscales de los inmuebles no son automáticos.
Otro punto interesante que marca el estudio, es que “en general las alícuotas son relativamente menores en las provincias económicamente grandes” que en las jurisdicciones más pequeñas, sin embargo “relativamente recaudan más”, se afirma.
“Una mayor actividad económica permite recaudar más, con menor presión impositiva”, agregaron a continuación.
Una “ilusión impositiva”
Si bien se podría decir que las alícuotas de Ingresos Brutos parecen insignificantes cuando se las compara con otros impuestos como el 21% del IVA o el 35% de Ganancias, para Jorge Day en realidad se trata de una “ilusión impositiva” porque se debe tener en cuenta la base imponible.
“En el IVA se grava el valor agregado, que es una fracción de lo facturado. En cambio, en Ingresos Brutos se grava toda la facturación. Para negocios, con bajos márgenes de ganancias, la carga del IIBB resulta muy pesada”, sobresale en el documento.
“La tasa general de Ingresos Brutos era 3%, por ejemplo para comercios, profesionales y pasó al 4% (en 2012/13) y en algunos casos con algunos agregados porque si tenías mayor facturación te elevaban la tasa. Parece que un punto porcentual no es nada si lo comparas con el IVA que es una alícuota alta pero con una base imponible es muy chiquita, en cambio acá ese 1% más es sobre toda las facturación, entonces es un monto importante”, dijo Day a Los Andes.
Bajar impuestos y no resignar prestaciones
Para finalizar, el informe destaca que “el impuestazo en 2012/13 jugó en contra de la actividad privada en Mendoza, elevando la presión impositiva, lo cual implicó una menor competitividad mendocina con respecto al resto de las provincias”.
Pese a que “en los últimos años se ha venido reduciendo algunas alícuotas, especialmente en Ingresos Brutos, todavía esa presión se mantiene alta”.
Para lograr una reducción más sustentable de la presión tributaria, en el Ieral consideran que se debe optar por conseguir recursos extras para financiar al Estado y también disminuir el gasto público.
Si se trata de ir por más fondos, considera que los provenientes del Tesoro nacional, que sería una opción, “es casi imposible, porque difícilmente haya cambios en la coparticipación. Además, Mendoza no es considerada una provincia pobre, y el partido gobernante no ha sido del mismo signo político de la administración nacional”, detalla el estudio
En el caso de incrementar los ingresos, las regalías sería lo más apropiado, pero “esos recursos vienen disminuyendo desde hace varias décadas en la provincia, y posiblemente siga así. Difícilmente se llegue a la participación de hace cuarenta años atrás. Una posibilidad es conseguir otro tipo de regalías, por ejemplo, las mineras. Pero su porcentaje será menor”, sostiene el informe.
La mejor opción será generar “mayor actividad económica” no obstante “en buena parte depende de la macroeconomía” y “a la fecha, todavía no está claro que habrá un cambio sustancial que permita salir del contexto de estancamiento vigente desde hace una década, con recesiones incluidas.
Por lo tanto, se llega a la conclusión que “siendo difícil incrementar los recursos extras, la manera de reducir sustentablemente la presión impositiva viene por el lado de ser más moderado en el gasto público. No es una tarea para nada sencilla, implicará un proceso lento, pero será más creíble la disminución de impuestos”.